Por cada persona diagnosticada de VIH se evitan tres nuevos afectados
Hacerse la prueba es el primer paso para recibir atención y frenar el virus
De los entre 130.000 y 150.000 personas con VIH que se calcula que viven en España, un tercio no lo sabe, según las estadísticas oficiales. Y eso es un problema con varias vertientes. Primero, para ellos mismos, que no acceden a un tratamiento que les permitirá, “sin casi efectos tóxicos”, llevar una vida normal, ha dicho esta mañana el director del Centro Sandoval de Madrid, Jorge del Romero. La segunda es que a ellos se atribuye el origen de aproximadamente el 50% de los nuevos infectados. Y es que se calcula que cada persona que sabe que tiene el VIH, bien sea porque empieza a ser más cuidadosa con sus relaciones o porque recibir tratamiento, deja de infectar a otras tres, dijo el director de la coordinadora estatal de VIH/Sida (Cesida), Antonio Poveda.
Las declaraciones se efectuaron durante la presentación de la campaña PrueVa se escribe con v de vida, que intenta animar a las personas que han mantenido alguna conducta de riesgo a hacerse la prueba. Y, sobre todo, a dos grupos, jóvenes y hombres que tienen sexo con hombres, ya que son los más afectados. Los datos del Plan Nacional sobre Sida indican que la mayoría de los 4.000 diagnosticados al año tiene menos de 35 años, y que también aproximadamente la mitad atribuye su infección a relaciones entre hombres (aunque Del Romero cree que podrían ser más, ya que puede haber pacientes a los que les avergüence admitir que ha tenido prácticas homosexuales).
Este asunto de la vergüenza o el miedo a la discriminación fue destacado por la presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb), Boti García Rodrigo, como uno de los motivos por los que las personas son reacias a hacerse la prueba. “Hay que quererse y aprender a cuidarse, y a los gais, lesbianas, transexuales y bisexuales no se nos enseña”, añadió.
Ese no es el único obstáculo. Los inmigrantes se encuentran con otro desde el año pasado, destacaron Del Romero y Poveda. El decreto que deja a los que están en situación irregular sin tarjeta les hace “muy difícil, si no imposible” acceder al tratamiento, dijo el médico. “El acceso a la prueba lo tienen en centros como Sandoval, donde no se piden papeles, o en las ONG que hacen la prueba rápida, pero eso es solo el primer paso”.
Otro, más general, es la falta de ayudas estatales. El presupuesto del Plan Nacional del Sida (que ha desaparecido) pasó entre 2011 y 2012 de 14,8 millones a 3,5 millones, y, dentro de eso, las ayudas a ONG de 4,8 millones a un millón, destacó Poveda. Ello no solo ha hecho que cierren servicios, sino que dificulta la prevención. “Es miopía”, dijo Poveda, ya que si no se hacen pruebas, luego habrá que gastar mucho más en tratamientos.
Los anuncios de la campaña, que fueron presentados por el cineasta Santiago Zannou tienen dos versiones, una para el público general y otra para los hombres que tienen sexo con hombres, en los que la principal vedad es que a estos se les recomienda hacerse la prueba una vez al año (salvo que se sea un monje, matizó Del Romero). El director de cine, premio Goya por El truco del manco, destacó que todavía en la gente joven hay miedo.
Si entre los de menos edad y los gais hay más incidencia, la conjunción de ambos factores puede ser decisiva. Aunque Sandoval es un centro especial (gratuito, no exige papeles), pero es de los lugares de España que más pruebas del VIH hacen y suele detectar tendencias antes que el resto. En este sentido, un reciente informe destaca que de más de 500 hombres que habían tenido sexo con hombres menores de 21 años que acudieron entre 2007 y 2012, la tasa de pruebas positivas ha pasado del 1% al 10%.
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