El PISA de adultos también deja a España a la cola de la OCDE
La población de 16 a 65 años está a 19 puntos de la media en lectura y a 23 en matemáticas Los más jóvenes reducen las diferencias, mucho más marcadas entre los mayores
El examen de competencias básicas de la población adulta hecho por la OCDE en 23 países (una especie de informe PISA para adultos) ofrece a España dos conclusiones muy claras: la primera, que está a la cola de las economías desarrolladas (el penúltimo en lectura, y el último en matemáticas); y la segunda, que cualquier tiempo pasado no fue mejor: los jóvenes puntúan mucho más alto que los mayores y están más cerca de la media. De hecho, la diferencia entre los resultados entre unos y otros es de las más grandes (junto a la de Corea) de todos los participantes en el estudio, de más de 30 puntos, pero España tenía la peor situación de partida.
La mejora, en todo caso, no ha sido suficiente como para sacar del furgón de cola a España, que comparte con Italia, Francia y cercano a EE UU. “Hay mucho espacio para la mejora, como demuestran otros países”, como Finlandia o Corea dijo ayer el secretario general adjunto de la OCDE, Yves Leterme. Y menos habilidades básicas, añadió, está relacionado con menos oportunidades laborales (en España, el 75% de los que han sacado mejor nota tenía trabajo, frente al 47% de los de notas más bajas), incluso, con menor calidad de vida en general (con malos resultados hay el triple de probabilidad de tener mala salud).
España obtiene 252 puntos de media (sobre una base de 500) en comprensión lectora (solo está por delante de Italia), 19 menos que la media OCDE y 246 en matemáticas (23 menos), en una prueba que hicieron 166.000 personas de 16 a 65 años de 23 países (algo más de 6.000 españoles) entre agosto de 2011 y marzo de 2012. Y, como en PISA (que evalúa a chicos de 15 años), tiene a más gente que la media en los dos niveles más bajos (27,5% frente a 15% en lectura, y 30% frente a 19% en matemáticas) y muy pocos en los superiores (4,7% frente 11% y 4,1% frente a 13%, respectivamente); no hay prácticamente nadie en el nivel más alto, el 5.
Educación culpa a la LOGSE de ralentizar la mejora; algunos expertos rechazan esa explicación
En cuanto a la progresión de España, la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, destacó que las mayores diferencias de puntuación están entre los que tienen 35 y 54 años y los mayores de esa edad (hasta 33 puntos), por lo que hizo una lectura en la que atribuye la gran mejora a la etapa en la que estaba en vigor la Ley General de Educación de 1970 (la de la EGB), y una ralentización (cuatro puntos con la cohorte posterior) a la LOGSE, la ley educativa que se aprobó en 1990. “Hay evidencia de que la LOGSE no tuvo éxito al mejorar las competencias en comprensión lectora y matemáticas”, ha dicho Gomendio. Apoyan esta idea un trabajo del profesor de la Pablo de Olavide Antonio Villar y, con menos rotundidad, otro de José Antonio Robles Zurita, de la misma universidad. Ambos estudios forman parte de un libro encargado por el ministerio a distintos especialistas para analizar los resultados del estudio.
Sin embargo, otros dos autores del mismo libro, Julio Carabaña, de la Complutense, y José Saturnino Martínez, de La Laguna, rechazan de plano esa explicación. Martínez asegura que es incorrecto comparar la mejora cuando solo una parte de la población estaba escolarizada con otra en la que lo estaba ya todo el mundo (a partir de los noventa). “Lo que no se puede decir, en cualquier caso, es que no se mejoraron las competencias con la LOGSE, porque los resultados son mejores, aunque sea con menos diferencia”, insiste.
La clave de las competencias es lo que se aprenda en la escuela obligatoria
Por su parte, Carabaña tacha de “disparate total” la explicación del ministerio. “Es absolutamente imposible detectar ningún influjo legislativo en estos datos”, asegura. Lo que señalan tanto este como otros estudios anteriores similares es que la edad, sobre todo, y el nivel de escolarización, explican las diferencias: “Hasta los 25 años se mejora, hasta los 35 se estanca y a partir de ahí decrece”, asegura. Sobre la mejora en el tiempo, insiste en que no debería medirse según las diferencias entre los distintos grupos de edad de un mismo país, sino sobre la distancia de las personas de la misma edad en distintos países. Por ejemplo, los españoles de 16 a 24 años están a 12 puntos de la media de su edad en matemáticas y los de 55 a 65 años, a 32 puntos.
En general, lo que señala el estudio es que la base de las competencias lectoras y matemáticas se adquiere durante la escolarización obligatoria (primaria y secundaria), pero que a lo largo de los años estas se pueden atrofiar o mejorar dependiendo del tipo de trabajo y la formación continua. En general, los trabajadores españoles escriben y resuelven problemas con la misma frecuencia que sus compañeros de la OCDE.
Los titulados superiores españoles tienen la misma nota que los bachilleres japones
Por eso, Leterne insistió ayer en que una de las principales vías de mejora, aparte de reforzar las competencias en la escuela, sería hacer un esfuerzo con los programas de educación continua para adultos, sobre todo, teniendo en cuenta que los trabajadores más cualificados se muestran tres veces más dispuestos a participar en estas actividades y que España tiene una enorme base de personas con baja cualificación.
Sin embargo, el estudio también advierte de que no vale solo con aumentar el número de títulos, sino que lo importante de verdad es la calidad de la educación. Un ejemplo: los adultos españoles con un diploma de FP de grado superior y universitario tienen las mismas competencias medias en lectura que tras el bachillerato en Japón, País Bajos y Australia; y que los de Países Bajos, Japón, Suecia, Austria, Eslovaquia y Dinamarca en matemáticas. Teniendo en cuenta, claro está, que se están comparando situaciones y contextos y sistemas educativos muy distintos, sobre todo, comparados con los de la España de los años sesenta.
El título, en todo caso, parece que sigue siendo importante, pues al mismo nivel de competencias, “un mayor nivel educativo supone más participación”, escribe Laura Hernández y Lorenzo Serrano, de la Universidad de Valencia. Al fin y al cabo, la lectora y la matemática quizá son las habilidades más básicas, pero no son las únicas.
Lo que significan las notas
Los resultados se dividen en seis niveles. Las siguientes son ejemplos de las destrezas que se tienen en tres de ellos:
Nivel -1. Menos de 176 puntos. Solo requiere conocimiento de vocabulario básico y no es necesario entender la estructura de los párrafos. Por ejemplo, sobre un texto corto sobre unas elecciones sindicales y tres tablas con los resultados de tres candidatos, hay que decir quién recibió menos votos. En matemáticas, este nivel requiere contar, ordenar, operaciones aritméticas con números enteros o dinero.
Nivel 2. Entre 226-275 puntos. Relacionar textos, parafrasear y hacer inferencias a bajo nivel, integrar dos o más fragmentos o contrastar información. En matemáticas, operaciones de dos o más pasos con cálculo con números decimales, porcentajes y fracciones. Por ejemplo, calcular cuánto va a pagar una empresa por el kilometraje y las dietas a partir de los datos básicos de un día: kilómetros recorridos, euros por kilómetro...
Nivel 4. Entre 326-375 puntos. Integrar, interpretar y sintetizar información de varios textos largos y complejos, hacer inferencias complejas usando conocimientos previos o datos ambiguos. Por ejemplo, en una búsqueda bibliográfica simulada en la web de una librería, buscar un libro a favor de los alimentos transgénicos y otro en contra. En matemáticas, hace falta un nivel de análisis y razonamiento más complejo sobre cantidades, relaciones espaciales y fórmulas.
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