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LA UNIVERSIDAD EN CRISIS (4)

La Universidad privada se expande

Los campus no estatales aumentan durante la crisis Encuentran su mercado en los másteres La subida de tasas y los recortes públicos están igualando los precios

J. A. Aunión

“Hay demasiadas universidades en España”. Esta frase es ya un lugar común en los debates sobre educación superior y se suele referir al sistema público (50 centros). Pero lo cierto es que la última universidad pública se levantó hace tres lustros y, sin embargo, en ese tiempo, el número de privadas se ha multiplicado por dos hasta llegar a las 31 actuales. Un crecimiento que ni siquiera la crisis ha detenido: desde 2008 han nacido seis y dos más están en camino. En un momento en que se habla continuamente de saturación universitaria y en plena crisis económica, ¿hay espacio para todos? “Pensamos en las personas que desean obtener una titulación para poder mejorar profesionalmente”, responde Esperanza Calderón, directora de Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja, una privada completamente online que nació en el filo de la crisis, en 2008.

“Es verdad que no se han creado más universidades públicas, pero estas han continuado abriendo campus (sedes) en otras provincias. En todo caso, lo que hay que mirar es el número de alumnos; en otros países hay muchas más universidades”, matiza Miguel Carmelo, responsable europeo de Laureate International Universities, red de centros privados en 29 países; en España son tres: la Europea de Madrid, la de Canarias y la de Valencia.

El 99% de la investigación se hace en los centros públicos

Mirándolo desde ese punto de vista, el número de universitarios en las privadas ha caído este último curso por primera vez en la última década (unos 4.000 estudiantes, según el avance estadístico del Ministerio de Educación). De hecho, hay instituciones que están pasando por verdaderos aprietos económicos. Sin embargo, en estudiantes de máster las privadas se mantienen en unos 27.000 alumnos, a diferencia de lo que ha ocurrido en la pública, donde han perdido alumnos (4.757) por primera vez desde que se crearon estos posgrados.

Precisamente, el encarecimiento que se ha producido este año en las matrículas de la pública ha sido mucho mayor para esta etapa: un 69% de media en los másteres que no conducen a una profesión regulada (los obligatorios para ejercer una profesión, como el máster de secundaria, son más baratos), lo que ha acercado su coste al de las privadas. Un ejemplo: en Madrid, el máster oficial en la pública cuesta 3.900 euros; la Camilo José Cela, privada, ofrece nueve posgrados oficiales por debajo de ese precio.

Una de las acusaciones más repetidas desde el movimiento de alumnos y profesores de la Universidad Pública en la calle es que desde algunas Administraciones se intenta desprestigiar a los campus estatales para favorecer a los privados: a los recortes de más de 1.200 millones desde 2010 se suma el encarecimiento de matrículas y una mayor exigencia de notas para acceder a las becas.

En los últimos años, muchas voces han alertado de que existe una excesiva oferta repetida de las mismas titulaciones, a veces, en campus situados a muy poca distancia. Así, varias autonomías han empezado a reordenar, suprimiendo algunas carreras y fusionando otras. Sin embargo, si en el curso 2006-2007 se ofrecían 3.274 títulos de primer y segundo ciclo, en 2012-2013 han sido 5.756 grados y másteres, según cifras de Educación. Y, si hace siete años un 15,6% los ofrecían campus privados (y tenían el 9,8% de los alumnos), ahora son el 21,1% (con el 12,6% de los estudiantes).

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El profesor de la Universidad de León y coordinador del área de Educación de IU, Enrique Díez, protestaba recientemente en un artículo porque la Junta castellanoleonesa ha suprimido 12 titulaciones de las públicas y fusionado otras y, al mismo tiempo, ha aprobado la creación de un centro privado virtual en Burgos, la Universidad Isabel I de Castilla, que reproduce carreras existentes.

En la Consejería de Educación, una portavoz explica que se han limitado a tramitar la solicitud, exigir los requisitos que se deben satisfacer y, una vez cumplidos, aprobar la petición, como exige la ley.

Las ofertas de trabajo aún discriminan a los campus privados

“Hay quien necesita compatibilizar estudios y trabajo o vive en un pueblo alejado y no puede estar atado a unos horarios”, explica sobre su iniciativa la responsable de Comunicación de la Isabel I de Castilla, Laura Valero. El campus prevé arrancar el próximo curso con 10 grados, como Magisterio o Administración y Dirección de Empresas.

Desde luego, si siguen naciendo centros es porque ven mercado. Miguel Carmelo, de la Universidad Europea, asegura que ellos han detectado hueco para un proyecto como el suyo en Andalucía, Cataluña y Baleares. Aparte, claro, del que vieron al arrancar en los últimos años en Canarias —“donde no había ninguna privada”— y Valencia, “donde un importante número de alumnos elige la privada”.

La Comunidad Valenciana es probablemente el paradigma de la extensión de los centros privados, ya que pronto serán más que los públicos (seis frente a cinco). En la provincia de Alicante está previsto que abra la Universidad Internacional Mare Nostrum y un nuevo campus de la Católica San Antonio, de Murcia. Esta última quiere ofrecer Medicina, que competirá con la misma carrera de la Universidad de Alicante, cuya facultad está cerca.

El rector de esta universidad pública y presidente de la Conferencia de Rectores valencianos, Manuel Palomar, considera que lo más importante es que se garantice la calidad —la Administración debe ser “exhaustiva en los controles de esa calidad docente tanto en centros públicos como privados”—, y recuerda: “El 99% de la investigación universitaria se hace en el sistema público, y las privadas apenas investigan, son centros de educación”, informa Ezequiel Moltó. Lo cierto es que lo que muchas veces sobrevuela sobre algunos campus privados es esa duda sobre su calidad, que intermitentemente reaparece en forma de ofertas de empleo en las que piden solo titulados en la pública.

Las privadas insisten en que los controles de calidad ya son muy exigentes en España, y que sus centros ofrecen una diversidad que enriquece el panorama universitario, con un ideario concreto (en el caso de las de la Iglesia), formas distintas de impartir las clases y de acercarse al mundo laboral, más oferta bilingüe o más adaptada a esos estudiantes maduros que trabajan y necesitan más flexibilidad.

“Lo relevante no es si la propiedad es pública o privada, sino si la actividad académica es de la máxima calidad. Así como si las instituciones apuestan por valores como la internacionalización, la innovación y las tecnologías. En este sentido, hay entornos como California o Massachusetts donde hay una elevadísima concentración de universidades públicas y privadas sin que ello sea óbice para atraer excelentes estudiantes de todo el mundo”, señala el rector de la IE University, Salvador Carmona.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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