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CAFÉ CON... KNISTER

“Para la crítica alemana soy demasiado gracioso”

El escritor lleva vendidos más de 26 millones de ejemplares en 40 idiomas

Elisa Silió
Knister se encierra en un barco para escribir sin incordios.
Knister se encierra en un barco para escribir sin incordios.Gorka Lejarcegi

Llega la hora de comer y las casetas de la recién clausurada Feria del Libro de Madrid cierran por dos horas. Que lo hagan no achanta al superventas infantil Ludger Jochmann, más conocido como Knister. Parsimonioso, se sienta en un banco y sigue firmando las aventuras de Kika Superbruja, de las que ha vendido 18 millones de ejemplares en el mundo, cinco en España. “Los niños me preguntan de todo: ¿dónde va Kika de vacaciones? ¿Va a tener novio? Y yo les sigo la corriente. Se lo creen todo. No tienen ironía, son incapaces de ver las cosas con distancia”, cuenta Knister, delante de un café y una botella de agua. En pocas semanas, sin embargo, se encerrará solo en su barco de más de 100 años, varado en un lago holandés, y se alimentará “casi únicamente” de té, vino y chocolate. Se enclaustra durante cinco semanas desde hace 20 años, porque es el único sitio en el que consigue concentrarse en la escritura sin que nadie le interrumpa.

Knister (Bottrop, 1952) llega a Madrid desde Girona, donde tiene una casa. “Tardo 13 horas en coche desde Alemania. Perfecto. No me gusta bañarme, pero sí ver el mar”. Sus vivencias domésticas en España le tienen desconcertado. “Quise cambiar la titularidad de la factura del agua y fue una locura. ¡Les faltó pedirme la partida de nacimiento! Me lo tomé con humor e incluso me planteé escribir una historia”, rememora este pedagogo social que no es solo un autor infantil. Maestro, músico, showman, presentador de un programa de animación a la lectura, novelista… Ha hecho de todo, aunque termina volviendo pronto a Kika, esa niña convertida por azar en bruja al caer en sus manos un libro mágico.

“La crítica alemana me ha echado en cara que soy demasiado gracioso. Dicen que me falta profundidad. No les gusta que los libros triunfen. Un superventas lo miran con mala cara. Tampoco le dan premios”, razona sin perder la sonrisa. En total lleva vendidos más de 26 millones de ejemplares en 40 idiomas. “El primer libro para adultos lo saqué con seudónimo, pero un periodista destapó quién era. En el segundo cambié de nombre, y lo mismo, también con el tercero y ya la editorial me pidió que usara mi verdadero nombre. Se vendían muy bien”.

El autor de Kika Superbruja componía música de ‘Barrio Sésamo’

Knister, que con sus camisas hawaianas y su carácter expansivo es la antítesis del alemán tipo, llegó de casualidad a la literatura. Componía la música alemana de Barrio Sésamo y siempre cambiaba la letra, así que le propusieron ser letrista y dejar de discutir con estos profesionales. De ahí saltó a escribir un libro para prelectores con Kika como protagonista. Fue un bombazo y se animó a escribir otro para niños algo mayores. “Y el cartero empezó a odiarme. Llegaban sacas de cartas en las que me pedían que volviera a los más pequeños”. Así que hay títulos para dos edades, lo que prolonga la kikamanía varios años.

A Knister le encanta organizar lecturas de sus libros en público. Las hace rodeado de instrumentos. “Los niños son francos y se entusiasman de verdad. Van al baño, vuelven… todo con naturalidad. En cambio, los adultos están impávidos”, relata poniendo cara de pasmarote. “Así que a veces me pregunto si no aplauden por cortesía porque me dejo la piel en el escenario”.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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