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Más física y más química para mejores imágenes médicas

Los nuevos TAC utilizan todos los recursos de la computación moderna para disminuir la dosis de radiación y hacer análisis químicos del interior del cuerpo humano

Una imagen del interior del cuerpo humano con tan alta calidad que permite hacer el análisis espectral de quistes o tumores (es decir, saber su composición química), ya es algo que llama la atención. Pero si, además, se ha conseguido bajar notablemente la dosis de radiación necesaria para obtenerla y eliminar los efectos perjudiciales para la calidad de la imagen de algunos elementos como las prótesis que tiene el paciente, es que es el resultado de un equipo de última generación de tomografía computadorizada, o TAC, que escanea el cuerpo rodaja a rodaja.

Imagen del interior del cráneo  obtenida con la última generación de aparatos de tomografía computadorizada (TC)  de General Electric.
Imagen del interior del cráneo obtenida con la última generación de aparatos de tomografía computadorizada (TC) de General Electric.GE HEALTHCARE

Es el último paso, por ahora, de un proceso que ha llevado a que cambie incluso el nombre de la técnica, tan reciente y sin embargo tan consolidada, que desde hace seis años se llama simplemente TC, cuando surgieron los primeros equipos no axiales (de ahí la A) sino volumétricos. Y en todo el proceso se han ido incorporando las novedades en computación, como modelos avanzados para la reconstrucción de la imagen, así como cambios en el sistema de óptica hasta alcanzar la imagen 3D.

Pero la última generación presentada por General Electric supone además el primer detector nuevo en 20 años, que llaman Gemstone y es más rápido y sensible, un nuevo generador que emite pulsos - en dos niveles de energía (80.000 y 140.000 voltios) en vez de un solo nivel como las generaciones anteriores- con intervalos de solo un cuarto de milisegundo y la técnica Veo de reconstrucción iterativa de la imagen basada en un modelo.

Mucha física, química y también matemáticas y un largo proceso de investigación que se plasma en un caro aparato del que se han instalado todavía pocas decenas en todos el mundo (tres en España). “Se trata de responder a lo que nos piden los médicos, ver más y mejor, saber más sobre la anatomía, y reducir la radiación”, explica Joaquim Luzia, de GE Healthcare en España. Luzia destaca que este TC de alta resolución “permite reducir las dosis de radiación en hasta un 90% al tiempo que mejora la resolución de la imagen hasta un 50%; además, gracias al uso de la imagen espectral ayuda a caracterizar las lesiones porque introduce una nueva capacidad para cuantificar y separar materiales como el calcio, el yodo y el agua, permitiendo determinar la composición química de las lesiones así como su evolución”.

El aparato tiene la capacidad de congelación virtual del movimiento, un efecto parecido al que logran algunas cámaras de fotos digitales con sistemas de estabilización óptica. Desde el punto de vista clínico, los especialistas cardiovasculares subrayan algunas ventajas significativas , como que responde a l reto tecnológico de poder obtener imágenes claras de un órgano en movimiento continuo como es el corazón, además de la posibilidad de caracterizar la placa coronaria y cuantificar la estenosis, revisar el estado de bypasses y stents, ver la extensión de un infarto, etcétera.

En general, en todas las especialidades hacen falta menos pruebas para el diagnóstico fiable, se reduce el contraste radiactivo necesario para obtener las imágenes, se pueden caracterizar lesiones muy pequeñas como quistes o tumores (por ejemplo en el pulmón), y se valoran mucho mejor las zonas próximas a las prótesis metálicas que porta el paciente, que antes interferían destructivamente en la formación de la imagen final. Que haya bajado la exposición a la radiación (ahora un estudio de tórax implica la misma dosis que una tradicional y pionera radiografía) es especialmente importante en pacientes de cáncer, ya que se pueden hacer más estudios de seguimiento de su enfermedad con mucho menos riesgo.

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