“Haz ‘puenting’ si buscas emociones fuertes, pero no corras”
Fernández coordina la operación de Tráfico de Semana Santa
Federico Fernández apenas tenía ayer tiempo de tomar un café. La Operación de Semana Santa comenzó a las tres de la tarde y Fernández, subdirector general de Tráfico y Movilidad, no se fue de vacaciones. Ni ahora ni en ningún puente: coordina el operativo que vigilará a los 13 millones de conductores previstos durante las fiestas. “En un día como hoy te sientes como los actores antes de salir al escenario”, bromea.
Este valenciano no quería vivir bajo ningún concepto en Madrid, donde estudió Ingeniería de Caminos. “Cuando terminé regresé a Valencia y me dije que no volvería porque no me gustaba para nada”. Incluso rechazó una oferta de trabajo por no vivir en la capital. Y sin embargo, lleva 25 años trabajando en Tráfico, 23 de ellos en Madrid, donde se encuentra la sede.
No imaginaba Fernández, cuando de estudiante soñaba con trabajar con ferrocarriles, que dirigiría tantos operativos de tráfico. “No se preparan en una semana”, asegura el subdirector de la DGT, que comenzó a “elaborar las primeras medidas después del verano”. Sabe que “cualquier cosa puede ocurrir”. Ayer, sin ir más lejos, el accidente de un camión en la A-6 a las cinco de la mañana en Madrid complicó la operación salida. “A las dos de la tarde estaba solucionado, pero pudimos hacerlo mejor”, reflexiona Fernández, que demuestra capacidad de autocrítica: “Teníamos que haber sido capaces entre todos de saber que la solución iba a demorar varias horas y haber habilitado un carril en sentido contrario”.
Y en Semana Santa hay muchos imprevistos. “Un año, por una serie de circunstancias, un paso de procesión se había trasladado a la iglesia de otro pueblo, pero había que devolverlo a su lugar de origen para que se pudiera celebrar la procesión. El paso solo se podía trasladar en un camión, pero la circulación de la carretera que unía los pueblos estaba restringida para ese tipo de vehículos”, recuerda Fernández. O se resolvía o se rompía “una tradición de muchos años”.
Más allá de las anécdotas —Fernández dice tener muchas— “las semanas santas son todas difíciles”. “Ya no nos acordamos, pero hace 12 años había 200 muertos”, dice en un tono muy serio. El año pasado perdieron la vida 45 personas. Es el periodo vacacional más peligroso del año porque “es cuando más viajes hay en menos tiempo y, por las fechas, la meteorología puede ser un factor desfavorable”.
El argumento del “mal tiempo” sirve para justificar el aumento de accidentes —porque la carretera estaba peligrosa— o para todo lo contrario —porque viajó menos gente—. Fernández no duda: “El buen tiempo es mucho mejor, yo prefiero conducir con sol, es más placentero y más seguro”, comenta.
Aunque la gran amenaza no es el tiempo. “No somos capaces todavía de convencer a todos de que los excesos de velocidad ponen en riesgo la salud y la vida”, lamenta. Si de algo tampoco ha sido capaz es de convencer a sus hijos para que vean con gusto una película en blanco y negro: “Los jóvenes no ven ni leen los clásicos”.
Pero puestos a convencer, Fernández tiene un buen eslogan con la velocidad: “Haz puenting si quieres experimentar emociones fuertes, no las busques corriendo con un coche”. Y da un dato estremecedor: “Entre 1986 y 2006 murieron en España por accidente de tráfico más personas que por la bomba atómica de Hiroshima”. Y sin embargo, continúa, “la gente tenía miedo de vivir junto a una central nuclear pero no de tomar una cerveza y dos gin-tonics y coger el coche después”.
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