Tras la tempestad viene la suerte
Algunos jugadores de lotería se acogen a fechas de catástrofes para elegir número de cupón
Una combinación desde el cero hasta el 84.999 permite hacer virguerías si se es capaz de reducir todo un calendario romano en cinco números. Eso es lo que parece al conocer los cientos de fechas que se escogen como referencia para la elección del décimo. A estos días señalados les envuelve un aura de magia que responde más a impulsos afectivos que a posibilidades reales, ya que todos los números tienen exactamente las mismas posibilidades de resultar premiados.
La realidad, no obstante, muestra otra cara: la de una búsqueda concreta de décimos que se trasladan de un punto a otro del mapa por el caprichoso deseo del comprador. Si el año pasado fueron la tragedia de Fukushima, en Japón, la muerte de Bin Laden o el terremoto de Lorca, este año las catástrofes nacionales marcan la pauta: los incendios de Cortes de Pallás, Andilla y Chulilla, en la Comunidad Valenciana, del 30 de junio, o las inundaciones de Murcia y Málaga, a finales de septiembre, serían las elegidas.
Pero no todo lo fija lo negativo: también hay quien se guía por las alegrías, como la victoria de la selección española en la Eurocopa, el 1 de julio, o la del tenista Rafael Nadal, el 11 de junio. Este año existen otros momentos marcados que, sin decantarse hacia lo positivo o negativo, también estarán en boca de algunos. Entre estos se situaría el día en que dimitió la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (17 de septiembre) o el que Lionel Messi tuvo su primer hijo, el 2 de noviembre.
Todas estas supersticiones están de enhorabuena este año. Al menos según la tradición china que predica que después del cataclismo vendrá un nuevo mundo.
Las cábalas con respecto al destino trazado por el bombo tienen algo más de consistencia en este sorteo. En el caso de la Lotería de Navidad, las posibilidades de ser premiado son de 1 entre 100.000, incluso en otras preferencias atrevida como la terminación en 13 o la pícara 69. “Esas son de las que más se venden”, confirma un vendedor de Valencia.
En cualquier caso, los augurios de este ejercicio vienen marcados por un descenso del gasto en casi un 30% desde 2008. Según la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade), los españoles gastarán 514 euros en cupones frente a los 814 de aquellos tiempos. Y el 25% de las familias solo destinará 300 euros. En este sentido, Valencia se sitúa junto a Madrid en los más gastadores, rozando los 600 euros. A lo mejor también influye que aquí se han concentrado varias de las desgracias aludidas.
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