La suerte esquiva Galicia

“El caso es que haya salud”. Los gallegos acaban invocando a la verdadera diosa de la fortuna –en estos tiempos de recortes sanitarios más apreciada que nunca- cada año que finaliza el sorteo de Lotería de Navidad. Salvo contadas excepciones, los premios suelen escapar de Galicia mucho más que el sol del invierno, si bien es cierto que esta comunidad no figura entre las que más dinero gasta en este ya bicentenario juego de azar. Según datos de la Federación de Consumidores Independientes, cada gallego destina este año en torno a 75 euros a la compra de décimos del emblemático sorteo navideño frente a la media de 90 euros que gastó el año pasado. Un 15% menos.

Los loteros también se sienten presa de la crisis. La estaban esperando, viendo caer las ventas a lo largo de todo el año, pero la mayoría asegura que el zarpazo ha sido peor de lo que se temía. Aunque este no es el caso de José Luis Tojo Núñez, el propietario de la administración número 3 de Santiago de Compostela: “No tiene nombre porque la abuela no quiso ponérselo, y así seguimos”.

En la administración número 3 de Santiago, una de las más populares, los clientes insisten en pedir el número 13 “que se agota en el mes de junio”

Tojo es la tercera generación que atiende las largas colas que se forman ante su despacho de la administración compostelana en el corazón del casco histórico. A un paso de la catedral. El lotero estaba preocupado por la caída de las ventas hasta este último mes de diciembre que lo salvó del mazazo. A falta aún del balance concreto, cree que habrá vendido un 3% menos que el año pasado. Y suspira aliviado.

A su lado, y a dos días del sorteo, los clientes insisten en pedir el número 13 “que se agota en el mes de junio”, precisa Tojo. Le parece increíble tamaña insistencia, considerando que “jamás acabó un premio de Navidad en 13”.

Entre los números fetiche que le demandan con insistencia sus clientes figuran, además, el 15 y el 69.

El lotero compostelano tiene enmarcados en la administración los premios que ha ido dando, aunque la mayoría no se hayan quedado en la ciudad. “Vendemos la mayor parte en los meses de verano a los turistas que vienen de todas partes de España; los guiris pasan de largo, no suelen comprar”.

En este año de crisis, Tojo realizó “una considerable inversión” en una página web, convencido de que las nuevas tecnologías son ya el presente para todo. “Fue un fiasco: no funcionó”, se lamenta mientras las colas resisten día tras día bajo los paraguas ante su administración que ha dado un gordo en 2007 y un quinto premio, un millón de euros, el año pasado. Pero apenas recayó nada en la ciudad. Había vendido los décimos en el verano a los turistas.

En Vigo, el gordo se ha resistido más. Recayó en la ciudad solo en 1974

En realidad, el gordo de Navidad ha sido tradicionalmente esquivo con Galicia. La ciudad de A Coruña ha sido la más afortunada. Recibió cuatro de estos primeros premios, aunque solo uno en los doce primeros años de este siglo, el año 2003. El resto se remontan a 1903, 1958 y 1974. En esta misma provincia, Ferrol en 1915, Rianxo en 2003, y Carballo y Santiago en 2007 pudieron celebrar también algo del primer premio. En Vigo, el gordo se ha resistido más. Recayó en la ciudad solo en 1974 y a Pontevedra la suerte del primer premio le llegó en 1986. Lugo celebró en tres ocasiones el gordo de la Lotería de Navidad: los años 1974, 1976 y 1988.

La única de las cuatro capitales gallegas en donde la suerte ha pasado siempre de largo ha sido Ourense. Su provincia no ha corrido mucha mejor suerte. Solo el municipio de Allariz pudo celebrar el primer premio. Fue en el año 2008.

Hasta ahora, Galicia ha estado abonada a los escasos aguinaldos de los premios menores y, eso sí, a forjarse esa salud de hierro que suple a la fortuna.