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Rousseff veta de nuevo el Código Forestal de los ruralistas

"Fue vetado todo lo que conduce a un desequilibrio social y ambiental", dice el Gobierno brasileño El Congreso intenta aprobar una normativa bajo fortísimas presiones del sector agropecuario

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff.AFP

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha vuelto a tirar por tierra las pretensiones del Congreso de aprobar, sea al precio que sea, un nuevo Código Forestal que flexibilice las normas de preservación del Amazonas, una región de incalculable valor para los todopoderosos grupos agrícolas y ganaderos. Tras anunciar el pasado mayo un primer veto que forzó una nueva discusión en el Congreso, Rousseff ha bloqueado esta vez nueve puntos del código aprobado el mes pasado por la mayoría de la Cámara Baja y el Senado. De esta manera, la mandataria vuelve a arremeter contra la tentativa del legislativo, bajo fortísimas presiones del sector agropecuario, de disminuir las áreas de recuperación forestal en los márgenes de los ríos. Los ruralistas ya han anunciado la posibilidad de recurrir a la justicia como última opción para desatascar una normativa en la que se juegan cifras millonarias y que sigue tropezando con la opinión de Rousseff y las presiones de los grupos ecologistas.

"Todos los vetos se basan en el regreso a los principios de la medida provisional (aprobada por Russeff el pasado mayo) de no amnistiar, no fomentar la tala ilegal y promover la justicia social en el campo", ha explicado la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira. "Fue vetado todo lo que conduce a un desequilibrio social y ambiental", ha añadido. Los vetos decretados por Rousseff también incluyen la prohibición de usar árboles frutales no nativos, como manzanos o naranjos, para la reforestación de las Áreas de Preservación Permanente (APP).

El enfrentamiento entre Rousseff y los grupos ruralistas ha acabado muy centrado en la decisión sobre la superficie de recuperación forestal que deberá respetarse en los márgenes de los ríos. Este es el debate más complejo de todos, ya que en la región amazónica las crecidas repentinas de los ríos en determinados periodos del año no permiten ubicar con total precisión las orillas ni, consecuentemente, establecer los márgenes de protección.

El choque con los ruralistas está en la superficie de recuperación forestal a respetar en los márgenes de los ríos

La presidenta ha determinado que en las propiedades rurales de tamaño medio atravesadas por ríos de hasta 10 metros de ancho, el área de recuperación será de 20 metros en cada margen. En el caso de las grandes propiedades, las áreas de protección serán la mitad del ancho del río, con un mínimo de 30 metros y un máximo de 100. Para las pequeñas explotaciones, las zonas protegidas variarían entre 5 y 15 metros. El Congreso, sin embargo, había respaldado recientemente áreas menores de recuperación en los tres casos.

Las modificaciones quedarán plasmadas en un decreto que promete abrir una nueva guerra entre la presidenta, que ya asume el polémico Código Forestal como un asunto personal, y los diputados que defienden sin complejos los intereses del sector agroalimentario. La denominada bancada ruralista extiende su campo de influencia a todas las familias políticas de la Cámara, incluido el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), en el que milita la propia presidenta Rousseff, algo que agrava aún más las negociaciones.

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