La salida acelerada de españoles al extranjero hace caer la población
Desde 2011 han emigrado 117.000 nacionales mientras baja la inmigración
La tendencia se confirma: los españoles emigran cada vez más. En lo que va de 2012 se han ido al extranjero 54.912 nacionales, un 21,6% más que los 45.161 que se fueron en el mismo periodo del ejercicio anterior. Si a ello le sumamos los 365.238 extranjeros que también se han marchado este año y que solo han entrado en España 282.522, resulta que por segundo año consecutivo España mantiene un creciente saldo migratorio negativo. Es decir, que cada vez se van más personas que las que entran. En concreto, de enero a septiembre, el saldo negativo fue de 138.628, una cifra que casi triplica el registrado en 2011, que fue de 50.090 personas.
Desde 2011, han salido del territorio nacional 117.523 españoles. Como consecuencia de estos movimientos migratorios se observa un posible cambio demográfico: España, con datos estimados, pierde población. Entre enero y septiembre de este año el número de habitantes ha bajado de 46.196.278 a 46.116.779 (79.499 menos), mientras que en 2011 aumentó en 43.353 personas y en 2010 lo hizo en 163.909.
Las cifras, extraídas de la estimación de población actual publicada este lunes por el Instituto Nacional de Estadística, no son exactas puesto que de momento se trata de proyecciones, pero reflejan una realidad que empezó a constatarse el año pasado, cuando por primera vez en décadas España registró un saldo migratorio negativo, y que probablemente, si la situación económica se mantiene, persistirá unos cuantos años. Aunque, ojo, los demógrafos advierten de que eso no significa que la crisis haya convertido a España en un país de emigración masiva. “Hay más españoles que se van, cierto, pero hay que tener en cuenta que entre ellos hay bastantes inmigrantes nacionalizados y que ya antes de la crisis había mucha circulación de jóvenes dentro de la UE”, subraya el sociólogo Joaquín Arango, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y expresidente del CIS.
El perfil del español emigrante certifica que no todos los que se van lo hacen por la crisis: jóvenes de 32 años de media, en similar proporción de hombres y mujeres. “Se está extendiendo la idea, tanto desde los medios de comunicación como desde el ámbito político, de que el paro está empujando a los más jóvenes a huir en masa y que esa es la única salida que tienen. Si no se tiene cuidado, esto puede convertirse en una profecía autocumplida”, avisa Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Es cierto que cada vez más se están marchando por necesidad, pero también que muchos se hubieran ido igualmente, aunque no hubiera crisis, gracias a la libre movilidad impulsada dentro de la UE. El hecho de que la media sea superior a 30 años y de que haya simetría de sexos indica que suelen ser personas con estudios superiores y que muchas se van en pareja o incluso con hijos”, explica.
Otro de los motivos que explican el creciente saldo migratorio negativo es que la inmigración se ralentiza, mientras muchos extranjeros instalados en España siguen retornando a sus países de origen. En lo que va de año figuran 282.522 llegadas a España, de las cuales 243.149 fueron de no nacionales, frente a los 314.191 que entraron en el mismo periodo de 2011 (en total el año pasado llegaron 415.523 extranjeros).
Según proyecciones del INE hechas públicas hace un año, la caída de la población que se augura este año se convertirá en tendencia y la cifra de habitantes de España puede ir a la baja hasta 2021. De los 46,1 millones actuales a 45,5 dentro de una década: algo más de medio millón de pérdida si se mantiene la corriente actual.
La principal causa de este descenso es que el saldo migratorio se mantendrá en números negativos durante la próxima década. Las salidas superarán en más de 100.000 a las llegadas hasta 2014. Además, el INE estima que la natalidad seguirá a la baja. La proyección fija en 4,4 millones los nacimientos hasta 2020 —un 4,7% menos que en la década anterior—, sobre todo por el descenso del número de mujeres en edad fértil. La edad media de la primera maternidad —ahora en 31,35 años— aumentará.
Los estudios también pronostican que las defunciones —y el envejecimiento— irán en aumento y superarán a los nacimientos en 2019. La esperanza de vida se incrementaría en dos años para los hombres (hasta los 80,9) y en 1,5 para las mujeres (86,3).
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