“Soy periodista, bocazas y pirata”
El protagonista del documental ‘Page one’ arremete contra el ‘todo gratis’ en Internet
No son horas para tomarse dos cafés, la verdad, van a dar las once de la noche y el contexto invita más a una copa; pero en el caso de David Carr, el alcohol hace tiempo que quedó atrás. Bueno, el alcohol, la coca, el crack… Los estupefacientes son, a sus 55 años, recuerdos perfectamente documentados en una biografía convulsa, serpenteante, azarosa.
En persona, David Carr, periodista de The New York Times, especialista en medios de comunicación, se muestra exactamente igual a cómo aparecía en Page one, documental estrenado en 2011 que contaba las interioridades de la redacción del gran rotativo de referencia estadounidense en su adaptación a las incertidumbres de la revolución digital. Agudo,incorrecto, gesticulador y provocador, sabe deslizar el motherfucker [cabrón] adecuado en el instante preciso. “Soy periodista, soy un bocazas, soy un borracho, soy un pirata y estoy orgulloso de ello. Pero también soy una madre, un padre y soy capaz de ser una buena persona. Todos contenemos multitudes, y la cuestión es qué eliges ser”.
Pronuncia la palabra “borracho” en castellano, como quien declama, elevando el brazo. Es lunes por la noche y Carr, originario de Minneapolis, está a punto de regresar a Nueva York: acaba de participar en esas conversaciones con público que organiza su periódico a lo largo y ancho del mundo, los Times Talks, y que este pasado fin de semana aterrizaron en Madrid, en el Teatro Fernán Gómez. Jeremy Irons, Tori Amos o Alison Klayman, documentalista de la vida del artista y disidente chino Ai Weiwei, han pasado por el escenario; y a Carr le tocó hacer las veces de entrevistador-presentador: su papel en Page one ya puso de manifiesto su talento ante los focos.
Carr es un superviviente que comenzó su carrera periodística a los 23 años
The New York Times acaba de publicar imágenes de una España en la miseria, arrastrada por la crisis, pero el periodista se muestra fascinado por Madrid. “Hay tumulto por debajo, pero yo no lo he visto; Madrid no parece una ciudad que esté luchando, eso no se ve. España, por lo que he visto, es una increíble creación moderna. Y aunque parezca tan plácida, y tan practicable, tan bonita, en realidad fue construida sobre sangre, sudor y lágrimas, que son visibles en el Guernica”. El día le ha permitido cubrir el trayecto de las tres ges: Goya, El Greco, el Guernica.
Ex adicto al crack y a la cocaína, que le destrozaron la vida, fase que narra con profusión de detalles en su autobiografía The night of the gun, Carr es un superviviente que comenzó su carrera periodística a los 23 años, destacó en el semanario local Twin Cities Reader de Minneapolis tras destapar un caso de violencia policial y que lleva 25 años escribiendo sobre los medios de comunicación.
Saboreando el pitillo a pleno pulmón, asegura que el sistema de pago por contenidos implementado por The New York Times en su web está funcionando muy bien: siguen creciendo los usuarios únicos, más de 40 millones; y hay más de 500.000 personas que pagan por el producto digital. “Muchos de los sumos sacerdotes de la religión del contenido gratis que dijeron que estábamos locos, se equivocaron”, proclama, orgulloso. “El periodismo es una aventura”, dice mientras pide un segundo café. “Este es el mejor momento para ser periodista, si alguien te paga por hacerlo”.
Con más de 386.000 seguidores en Twitter y más de 106.000 suscriptores en Facebook, Carr es un devoto de las nuevas herramientas digitales: “¿Cómo era el periodismo antes de la web? ¿Cómo lo hacíamos?”
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