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Negocios rentables

Michel y Steven Euesden, un par de ingleses son dueños de 'EuroWeekly', un periódico local que ha incrementado el número de páginas y los ingresos han subido un 72% desde 2007

El puerto deportivo de Benalmádena, Málaga, también conocido como Puerto Marina.
El puerto deportivo de Benalmádena, Málaga, también conocido como Puerto Marina.JULIAN ROJAS

Desde que los jefes de los grandes periódicos del mundo tuvieron la brillante idea, todos a la vez y por separado, de ofrecer nuestro trabajo gratis en la Red los que comemos de esto hemos convivido con la absurda ansiedad de saber que, pese a que más gente nos lee, menos ingresos —y menos trabajo— hay.

Encontrar un periódico que gana dinero hoy en día en Occidente es más difícil que encontrar en España un político admirado. Sin querer, lo encontré. En la Costa del Sol, en la zona industrial de una localidad llamada Arroyo de la Miel, detrás del balneario de Benalmádena. Se distribuye gratis, está escrito en inglés y es semanal. Se llama EuroWeekly y desde 2007, cuando el desplome económico en el resto de Europa comenzó, ha incrementado el número de páginas por ejemplar de 64 a 120 y los ingresos —todos de la publicidad— han subido un 72%. Tenían en el grupo cuatro periódicos en 2007; hoy tienen seis.

Los dueños de EuroWeekly son Michel y Steven Euesden, un par de ingleses casados, de 50 y 52 años, originalmente de clase obrera y orgullosos de ello. Michel es puro nervio, Steven es un tipo reposado. Ella —rubia y delgada, tacones altos y las uñas más largas del mundo (pintadas de azul y blanco)— lleva el lado editorial. Él —un señor de pelo gris que se viste más acorde con su edad— el negocio.

¿Cuál es el secreto? “Pasión y energía”, me contesta ella. “Trabajamos siete días a la semana”. ¿Algo más? “Estamos en permanente contacto con nuestros clientes y sabemos adaptarnos a lo que el mercado quiere”. Hacen un “periodismo tapas” —no publican historias largas “como los diarios españoles”—, con una oferta variada que incluye casos de estafas bancarias a pensionistas extranjeros, noticias de medusas gigantes que invaden las playas, restaurantes que abren o cierran, consejos financieros, lo último sobre la familia real española, recetas para adelgazar o mejorar la vida sexual, y por cada página de noticias, una y media de publicidad. “Ah”, dice Michel, “y cuando durante el boom de la economía nuestros competidores se repartían dividendos, nosotros invertimos. Hoy ellos han desaparecido prácticamente”.

¿Habrá alguna lección aquí para el resto no solo de los periódicos sino de la sociedad? Diego Spadoni, un italiano que lleva 20 años en España y es dueño de un hostal en Arroyo de la Miel llamado Sol y Miel, diría que sí. Ha bajado los precios este año, su facturación se ha reducido en un 20%, las estancias (el 70% de españoles) son más cortas, pero espera acabar agosto con un 90% de ocupación. Si ha logrado sobrevivir, dice, es porque se ha adaptado a los tiempos que corren. “Hay que ser más profesional que nunca, hay que tener iniciativa y acercarse a los clientes con agilidad, hay que trabajar horas largas y hay que ser muy riguroso con los costes”.

Los hay que son menos profesionales. Muchos locales en los alrededores de su hotel lucen carteles que ponen “se traspasa”, “se vende”. Suelen haber sido bares o restaurantes. “Los que no saben qué hacer se montan un bar. ¡Un clásico español!”, dice Spadoni. “Pero no duran, se hunden”. Un superprofesional del negocio, Dani García, está de acuerdo con que la noción de salvarse la vida “montando un bar” ya no tiene validez. “El sector está sobrecargado”, dice García. “El exceso de oferta en la restauración en España es enorme”. García, que tiene un restaurante dos estrellas Michelin llamado Calima ha triunfado porque opera dentro de la burbuja protegida, como él la llama, de Marbella, donde la afluencia de extranjeros ricos compensa el desplome nacional, y porque se aplica en su trabajo con la minuciosa atención al detalle del más aplicado neurocirujano. En noviembre abre un restaurante en Nueva York.

Pero por cada ganador hay un perdedor. Hay hoteles cuatro estrellas en la zona de Benalmádena que ofrecen habitaciones por 20 euros, menos de la mitad de precio del Sol y Miel de Diego Spadoni, que es un dos estrellas. Me contaron casos de familias de cinco que comparten una habitación para dos y que aparecen en la zona de la piscina con una bolsa de Mercadona para comerse sus yogures y patatas a escondidas, detrás de un árbol.

Lo grave es que el turismo supuestamente va bien en España, ha crecido respecto al año pasado. Como dice Diego Spadoni, “si el sector menos perjudicado en España está como está, pienso, ¿cómo estarán los demás? ¿Cómo estará, por ejemplo, el periodismo, donde los despidos están a la orden del día?” Fatal, pero lo curioso es que el problema más grande que tiene la audaz pareja Euesden para que siga creciendo su pequeño imperio EuroWeekly es la falta de lo que ellos llaman gente “de calibre”. Tienen que hablar inglés, claro, además de español, pero están desesperados por encontrar no solo periodistas sino blogueros y gente con conocimiento del mundo digital. “Ayúdanos a encontrarlos”, me dijo Michel Euesden. “¡Por favor!”.

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