Bernard Coqblin, un referente de la física

El pasado septiembre, paseando por los greens de Cambridge durante un congreso internacional sobre “electrones fuertemente correlacionados”, me comentaba Bernard Coqblin su desilusión al ver cómo la Europa que desde la investigación habíamos estado construyendo derivaba en un terreno exclusivamente económico, donde los valores sociales y culturales comunes, que son seña de identidad europea, han pasado, en el mejor de los casos, a un segundo plano, cuando no son objeto de comentarios descalificadores de los nuevos tecnogestores europeos. Recuerdo que le comenté: “Algo hemos debido hacer mal” y acompañando con un gesto de afirmación pero a la vez de resignación, muy característico en él, me dijo: “Quizás, creo que hacemos lo que podemos, pero podemos poco”.

Desgraciadamente, ésta sería la última ocasión en que nos encontramos pues Bernard Coqblin falleció en París, su ciudad, el pasado 29 de mayo. Profesor de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), adscrito a la Universidad de Paris-Sud de Orsay, perteneció a toda una saga de notables científicos franceses en la física del estado sólido y el magnetismo. Todos ellos han sabido mantener la excelencia en Europa de estas investigaciones que sus antecesores, los premios nobel de la década de los setenta Nevill Mott y Louis Néel, habían puesto en la Historia de la Física.

Para todos los que trabajamos en este campo, las obras de Bernard Coqblin son una referencia indispensable. Su libro “The electronic structure of rare-earth metals and alloys: the magnetic heavy rare-earths” es un referente del magnetismo de las Tierras Raras, un trabajo fundamental para entender el comportamiento magnético de los materiales. Siendo un riguroso físico teórico, siempre estuvo indagando en los resultados experimentales para acercar sus modelos a la realidad de los materiales. Por eso muchas de sus teorías y desarrollos han sido capitales a la hora de comprender multitud de resultados experimentales, a veces aparentemente contradictorios.

Bernard Coqblin era también una persona comprometida socialmente. Desde sus años de representación sindical en los sesenta, dedicó una gran parte de su trabajo a la colaboración y formación de científicos de otros países, muchos de América Latina, (Chile, Argentina, Venezuela) y especialmente Polonia, Japón y Brasil, donde actualmente existe toda una brillante escuela que continúa sus investigaciones. Desde su primera visita a España, una vez establecida la democracia, para un inolvidable congreso en el Instituto de Magnetismo Aplicado de Madrid, donde sus indicaciones abrieron nuevas fructíferas vías de estudio en clusters magnéticos, regresó en múltiples ocasiones.

Entre los múltiples reconocimientos a su carrera científica destacan el nombramiento en 2009 como Profesor Honorario del Instituto Włodzimierz Trzebiatowski de investigación en baja temperatura y estructura, de la Academia polaca de ciencias, y el más reciente Doctorado Honoris Causa por la Universidad Federal de Río Grande do Sul en Porto Alegre, Brasil.

Descanse en paz el científico, el maestro, el amigo y una persona excepcional.

José Carlos Gómez Sal. Catedrático de Física de la materia condensada y rector de la Universidad de Cantabria.