Georgetown recibe con división a la secretaria de Salud de Obama
La invitación a Kathleen Sebelius, que impuso la cobertura de anticonceptivos, fue calificada de "escandalosa" por la Archidiócesis de Washington, pero el campus la mantuvo Un estudiante le grita "asesina" y miles firman contra ella
El último episodio de la pelea entre varias instituciones religiosas y el Gobierno de Barack Obama por la política sanitaria de éste tuvo lugar este viernes en Georgetown, la universidad católica más antigua de Estados Unidos. La Secretaria de Salud Kathleen Sebelius ofreció el discurso de graduación de una de las escuelas, despertando importantes críticas entre organizaciones conservadoras y de la Archidiócesis de Washington, que tachó la invitación de “escandalosa”.
Sebelius, nombrada por el presidente Barack Obama en 2009 y una de sus principales asesoras en la reforma del sistema sanitario, recibió duras críticas a comienzos de este año por impulsar medidas que obligan a las empresas a cubrir el coste de anticonceptivos como parte de los seguros médicos de sus empleadas, algo que rechazó tajantemente la comunidad religiosa. La Archidiócesis, que ya denunció entonces estas políticas, afirmó esta semana que la invitación a Sebelius es “un desafío a los obispos”, liderando las críticas que alegaban que una universidad católica nunca debería haber acogido a un miembro del Gobierno que impulsó tales medidas.
El discurso de Sebelius en la Facultad de Políticas Públicas fue interrumpido a los pocos minutos de comenzar por un estudiante que gritó “asesina” contra ella y que tuvo que ser expulsado de la sala, recordando al intenso debate que suscitó el pasado mes de enero la propuesta de Obama. La Secretaria no mencionó en su discurso la normativa que obligaba a las pólizas de seguros a cubrir el gasto por anticonceptivos, pero sí argumentó que “el trabajo en políticas públicas obliga a tomar decisiones difíciles, como el imperativo moral y económico de proporcionar atención médica a todos los ciudadanos”.
La Secretaria citó en su discurso este viernes a John F. Kennedy, el primer y único presidente católico de Estados Unidos, quien afirmó creer en “una América donde ningún cuerpo religioso intenta imponer su voluntad de manera directa o indirecta en la sociedad o en la actuación de sus gobernantes, donde la libertad religiosa es tan indivisible que un acto contra la iglesia es tratado como un acto contra toda la sociedad”, tal y como citó Sebelius. La responsable de la política sanitaria de Obama reconoció también que, 50 años después de que Kennedy fuera nombrado presidente, “todavía continúa la conversación sobre la intersección entre la amplia tradición religiosa de este país y las decisiones políticas que afectan al conjunto de la sociedad”.
La Archidiócesis había criticado la invitación a Sebelius por “el impacto dramático que su mandato tendrá tanto en Georgetown como en todas las instituciones católicas”, según afirmó en un comunicado. “Es comprensible que los católicos de todo el mundo encuentren escandaloso que la secretaria Sebelius, arquitecta de este mandato, reciba tal reconocimiento en una universidad católica”.
Sin embargo, ni esta denuncia ni las 27.000 firmas recogidas por una organización conservadora para impedir la presencia de Sebelius en Georgetown lograron su objetivo. El rector de la Universidad, John Degioia -el primer laico al frente de la institución-, afirmó en un comunicado esta semana que Sebelius fue invitada a comienzos de enero y ella aceptó. “Durante las semanas siguientes, algunas normativas, especialmente en términos de cobertura de anticonceptivos, dominaron la opinión pública y afectaron a la comunidad de Georgetown de manera muy directa”.
Continúa la conversación sobre la intersección entre la amplia tradición religiosa de este país y las decisiones políticas que afectan al conjunto de la sociedad”
Degioia mantuvo la invitación a pesar de todas las protestas, alegando que la Universidad está comprometida con el libre intercambio de ideas. “Somos una comunidad que se inspira en una tradición religiosa que nos aporta una fundación intelectual, moral y espiritual. Estos son los valores que nos han convertido en la universidad que queremos ser”.
El intercambio de comunicados y acusaciones que ha tenido lugar esta semana recordó a las primeras semanas del pasado mes de febrero, cuando diversas instituciones católicas y varios miembros del Partido Republicano denunciaron el “ataque contra la libertad religiosa” que suponían las reformas del presidente. Obama, por su parte, arriesgaba el apoyo de un importante sector del electorado, los votantes católicos, al anunciar que obligaría a todas las empresas, incluidas las organizaciones religiosas, a incluir en la cobertura de los seguros médicos de sus empleados determinadas pruebas de medicina preventiva, así como los anticonceptivos. La propuesta despertó todo tipo de críticas, llegando a forzar la rectificación de Obama. A las pocos días, el Gobierno trasladó la obligación de costear tales pruebas a las pólizas de seguros, sin que las empresas deban costear ninguna prueba ni medicamento.
En medio de aquel debate que recuperó para muchos una guerra cultural entre sectores de la sociedad en torno a los derechos de las mujeres, fue precisamente una estudiante de la Universidad de Georgetown la que puso rostro a la polémica. Sandra Fluke fue invitada a declarar en una comisión de la Cámara de Representantes, donde explicó que miles de jóvenes como ella pagan hasta 1.000 dólares (unos 750 euros) más al año para acceder a la píldora anticonceptiva. Tras la comparecencia, el locutor de radio Rush Limbaugh -con 15 millones de oyentes a la semana- acusó a la estudiante de “prostituta”. Pocos días después, Fluke recibiría una llamada de agradecimiento del presidente.
Somos una comunidad que se inspira en una tradición religiosa que nos aporta una fundación intelectual, moral y espiritual"
La estudiante acababa de llevar al Congreso una opinión contraria a la que entonces defendió Georgetown, la universidad católica más antigua de EE UU, que criticó el mandato de Obama por considerarlo una "violación de sus derechos religiosos". Ahora Georgetown reconoce que las reformas del presidente y de Sebelius ayudarán a más de 34 millones de norteamericanos que carecen de seguro médico, que ha liderado esfuerzos para atender algunos de los sectores más vulnerables de la sociedad estadounidense, y que la invitación no debe interpretarse como “un respaldo a sus posturas políticas”.
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