Si nada y anda como un pato y hace cuá, es un pato
El secretario general de UGT analiza la precariedad del empleo de jóvenes y mayores
Generación X, generación Cero, JASP, generación de la apatía, generación perdida, generación ni-ni, mileuristas, #nimileuristas. Es posible que para la próxima denominación veamos algo parecido a #generaciónNexus-6. Esos replicantes excepcionalmente preparados de Blade Runner. ¿Estamos ante esos juegos del lenguaje que ocultan la realidad?
Entre 1959 y 1973 un millón y medio de españoles emigraron a Europa ¿Qué hashtag tuvo esa generación? En 1973, estalló la crisis del petróleo, para los que ahora andamos por los sesenta años, nos pilló de veinteañeros ¿Qué generación éramos? Los trabajadores, en la cincuentena, que se han quedado sin empleo y saben lo difícil que será encontrar uno, ¿a qué generación pertenecen?
Los emigrantes de los sesenta y los parados de los setenta, eran personas a las que el subdesarrollo y la crisis agravaron su vida. Tenían el mismo futuro incierto que hoy tienen miles de ciudadanos españoles, jóvenes y no tan jóvenes.
Algunos de esos emigrantes decidieron afiliarse a los sindicatos en los países europeos. A no pocos veinteañeros nos dio por bregar para recuperar la libertad, también para tener sindicatos democráticos en España. Nosotros luchamos para ganar el futuro, seguimos haciéndolo. Para impedir que nos lo arrebaten. Pero, es ley de vida, algunos ya sabemos que el futuro es de otros y de ellos depende ganarlo.
En nuestro país progresar nunca ha sido fácil. Mas, para lograrlo, creo que hay una condición previa, necesaria: usar la lengua de Cervantes. Esa que diferencia entre servir a merced o servir a salario. Entre retribución y gracioso sustento. Para la que precariedad, incertidumbre, explotación no son juegos del lenguaje. Lo dicho, si hace cuá,… es un pato.
Estamos ante una crisis durísima, pero no es una situación nueva o desconocida. Como ya ha sucedido en nuestra historia reciente, se nos intenta explotar en el presente y arrebatar el futuro. El 29 de marzo, todos, con hashtag o sin él, tenemos que hacer frente a un envite: impedir la destrucción del derecho del trabajo. Porque eso es lo que pretende la derecha y su Gobierno. La ruptura del equilibrio en las relaciones laborales deja sin sentido el código jurídico que las civiliza. Si se impone la mal llamada reforma, en muchas empresas la relación empresario-trabajador puede volver a parecerse más a un sistema feudal que a una democracia moderna. Eso nos jugamos con la huelga general.
Alertaba Ignacio Sánchez-Cuenca, en las páginas de este periódico, sobre el futuro: “No creo que pase por Gobiernos despóticos o autoritarios. Sí, en cambio, por formas de dominación difusas y tecnocráticas, compatibles con el ejercicio de la libertad individual”. De nosotros depende llamar a las cosas por su nombre y evitar que la paja del #trendingtopic oculte el grano de unas relaciones laborales como las descritas por Juan Ruiz de Alarcón: “Que merecer es servir a contento del señor”.
Cándido Méndez es secretario general de UGT
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