China prohíbe a sus aerolíneas que paguen por las emisiones de CO2
La disputa con la Unión Europea amenaza con provocar una guerra comercial
China ha dado orden a sus aerolíneas de que no paguen por las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de sus aviones, en un claro desafío a la Unión Europea (UE), que desde el 1 de enero obliga a todas las compañías aéreas con vuelos que aterrizan o despegan en Europa a compensar económicamente por la contaminación que producen. La decisión amenaza con provocar una guerra comercial, que podría acabar en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Más de 20 países, incluidos Estados Unidos, India y Rusia, se oponen al plan europeo. Bruselas ha reaccionado con frialdad, a falta de información precisa de las autoridades chinas. “Estamos a la espera de saber si es una orden, una recomendación u otra cosa”, señala un portavoz de la Comisión, que no pestañea: “Es un caso de legislación europea que han de cumplir todos los que quieren hacer negocios en Europa”. Bruselas recuerda que el Tribunal de Justicia de la UE considera esa legislación como ajustada a derecho internacional y no infractora de la soberanía de terceros países.
La prohibición de Pekín, anunciada este lunes, se refiere al sistema de comercio de derechos de emisión de la UE (ETS, en sus siglas en inglés), que obliga a las aerolíneas a pagar, a partir de 2012, por cada tonelada de CO2 que emitan en rutas con origen o destino en la UE. El plan está destinado a luchar contra la emisión de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global, por parte de la industria del transporte aéreo.
“La Administración de Aviación Civil de China ha publicado recientemente una directiva que prohíbe a todas aerolíneas en China participar en el ETS de la UE sin la aprobación de los departamentos relevantes del Gobierno”, dice en un comunicado el Consejo de Estado, que tampoco permite a utilizar la decisión europea para incrementar las tarifas.
La Comisión Europea defiende que el coste de la medida es asumible por las compañías
Pekín ha dicho repetidas veces que se opone a la medida y que conducirá a “una guerra comercial”. Según afirma, se trata de “una barrera comercial en nombre de la protección medioambiental”, que “asestará un golpe a los beneficios de los pasajeros y la industria de las aerolíneas internacionales”.
La Comisión Europea defiende que el coste es asumible por las transportistas porque, según estima, supondría entre 4 y 24 euros por billete de ida y vuelta en un vuelo de largo recorrido. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, en sus siglas en inglés), que representa a 240 compañías con el 84% del tráfico aéreo mundial, calcula que la nueva normativa contra las emisiones costará a las aerolíneas hasta 900 millones de euros este año y 2.800 millones de euros en 2020.
Isaac Valero, portavoz de la comisaria de Acción Climática Connie Hedegaard, ha restado en sala de prensa importancia al encontronazo. “Todas las compañías chinas han cumplido y han solicitado los permisos para cumplir con la ley”, ha revelado. “La Comisión Europea confía en que las compañías aéreas cumplirán con la legislación europea”. El no hacerlo, según él, tendrá un coste disuasorio: 10.000 euros de multa por tonelada de CO2 emitida sin permiso. “Será más costoso no cumplir que hacerlo”.
La multa por tonelada de CO2 emitida sin permiso es de 10.000 euros
Bruselas se escuda en el fallo del Tribunal de Luxemburgo del pasado diciembre para sentirse segura. La máxima instancia jurisdiccional de la Unión certificó, en un caso planteado por tres compañías aéreas de Estados Unidos, la legalidad de la legislación comunitaria y falló que ni viola el derecho internacional ni infringe la soberanía de ningún Estado. “Las autoridades chinas dijeron en su momento que llevarían el caso a un tribunal alemán, aunque todavía no lo han hecho”, señala Valero. “Alemania referirá el caso al Tribunal Europeo de Justicia, único órgano que puede interpretar la legislación europea”. Y ya se sabe lo que dice la jurisprudencia.
El comunicado del Consejo de Estado en Pekín pide más diálogo para resolver la disputa, pero lanza una advertencia: “La parte china considerará también tomar las medidas necesarias para proteger los intereses del público y los negocios chinos, en función de cómo evolucionen los acontecimientos”.
“No hace falta una guerra comercial si se respeta la ley”, responde el portavoz de Hedegaard. “Estamos negociando y el secretario general de la Organización de la Aviación Civil Internacional va a acelerar la adopción de medidas”. Si hay un sólido frente de países contra el plan de la UE, Valero también apuntó que hay otros, como Australia y Corea del Sur, que se van a acomodar.
A partir del principio del “no nos moverán”, el portavoz subraya que “la UE está dispuesta a tratar de las objeciones con conversaciones a nivel técnico y político”. Bruselas recuerda que la ley comunitaria concede exenciones absolutas de pago a las compañías de países que tomen “medidas equivalentes”, una expresión ambigua y de gran flexibilidad, para disuadir de la emisión de gases que contribuyen al cambio climático.
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