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Los nuevos electrodomésticos buscan el ahorro energético

Las renovadas ecoetiquetas impulsan cambios de diseño y tecnología

Las etiquetas ecológicas, de eficiencia o de sostenibilidad no siempre se corresponden con un producto realmente "verde".
Las etiquetas ecológicas, de eficiencia o de sostenibilidad no siempre se corresponden con un producto realmente "verde".

El progreso de los electrodomésticos ha sido espectacular en los últimos años, gracias a la innovación constante y a la aplicación de nuevos materiales y de tecnologías mecánicas y electrónicas. El objetivo fundamental ha sido que los electrodomésticos gasten mucha menos energía eléctrica, pero también que hagan mejor sus funciones.

En 1997, menos del 5% de los frigoríficos vendidos en Europa eran de clase A, la más eficiente energéticamente. En 2005, la proporción superaba el 90%. Tanto es así que en noviembre del año pasado se aprobó un nuevo reglamento de etiquetado energético en Europa con tres nuevas clases (A+, A++ y A+++) para diferenciar la eficiencia de los distintos electrodomésticos que están a la venta. Estas etiquetas han cambiado su diseño, con información más clara y útil para el comprador, como el ruido o el consumo de agua, además del consumo anual de electricidad, según parámetros normalizados. Muchos frigoríficos, lavadoras y lavavajillas expuestos en las tiendas ya llevan la nueva etiqueta y a partir del próximo diciembre será obligatoria. Ahora se está trabajando en extender su uso a las secadoras, hornos eléctricos y placas de cocción.

60% menos de consumo

Las nuevas etiquetas energéticas abarcan tres tipos básicos de electrodomésticos: frigoríficos, lavadoras y lavavajillas. Comprenden siete clases de eficiencia energética, la A+++, A++, A+ y de la A a la D, aunque la B, C y D casi no se usan porque la inmensa mayoría de aparatos a la venta son de clase A o superior. La clase se determina en función del aparato y del índice obtenido al aplicar unas pruebas normalizadas. En los frigoríficos, un aparato A+ consume hasta el 20% menos que el A; un A++ hasta el 40% menos y un A+++ hasta el 60% menos que el A. En lavadoras, el A+ es hasta el 13% más eficiente que un A, el 24% en el caso de un A++ y el 32% en un A+++. En lavavajillas, los valores son similares a las lavadoras: 11%, 21% y 30%.

Un frigorífico de 300 litros de Clase A consume unos 355 kWh al año, que se reducen a unos 220 kWh si es A++ y que superan los 600 kWh si es antiguo, de clase D. El ahorro de un frigorífico A++ respecto a un A supera los 15 euros anuales y los 20 euros de uno A frente a otro C. La compra de un aparato más eficiente es rentable en pocos años en la factura eléctrica, más el ahorro de agua y jabón.

Al margen de la normativa europea, los fabricantes de electrodomésticos hace muchos años que están innovando sus productos para que sean más ecológicos, eficientes y confortables, en el sentido de que consuman menos electricidad y agua, hagan menos ruido y vibraciones y realicen su función primordial mejor, sea enfriar un alimento, cocerlo o lavar y secar la ropa o la vajilla.

Se trata de innovaciones difíciles de observar, porque los electrodomésticos trabajan con la puerta cerrada y no se ve cómo funcionan. La incorporación de un elemento mecánico o de un control electrónico puede hacer, sin embargo, que se dispare su eficacia. Electrolux ha colocado en sus lavavajillas RealLife un brazo aspersor que rocía agua pulverizada por todos lados y se limpia mejor la vajilla, aunque se coloque de forma más desordenada.

Bosch y Siemens han colocado unas bolitas de ceolita en la base de sus lavavajillas que absorben la humedad en el momento del secado y así no quedan rastros de los chorros de agua. La ceolita es un material absorbente de la humedad. No hay que reponerlo.

LG utiliza en sus lavadoras el vapor de agua, que disuelve mejor la suciedad con menos agua y jabón. Samsung ha optado por las burbujas en la gama Eco Bubble, a base de inyectar aire a la mezcla de agua y detergente antes del ciclo de lavado, que asegura que se ahorra con este sistema mucha agua, jabón y electricidad y la ropa queda más limpia. Miele ha añadido en algunas lavadoras la función vapor en el momento del centrifugado, con lo que la ropa queda menos arrugada. Los paneles laterales de algunas lavadoras de Bosch y Siemens tienen forma de onda y así se absorben ruidos.

A veces los cambios son mecánicos. LG hace girar el tambor con un motor rotativo acoplado directamente, sin la clásica correa de transmisión. El resultado es menos ruido y más espacio útil. Panasonic ha inclinado ligeramente el tambor, con lo que se lava la ropa con menos esfuerzo.

Los frigoríficos y congeladores actuales son mucho más eficientes gracias al compresor rotativo que no para nunca y regula su potencia de frío. Las neveras clásicas se paran y se ponen en marcha con el ruido característico y cada puesta en marcha supone un gran consumo de energía. Fagor ha puesto la guinda con unos frigoríficos que incluyen el envasado de alimentos al vacío. Donde también ha habido gran innovación es en cocinas y hornos. Lo más novedoso es la cocina de inducción con fuegos en toda la superficie, en vez de los tres o cuatro círculos clásicos. La placa Totalium de Fagor tiene centenares de fuegos, que se encienden según el diámetro y disposición de la olla o sartén. Además, tiene memoria y si se desplaza el recipiente se enciende con la misma potencia en la nueva ubicación. Se puede cocer con una única plancha que abarque toda la superficie o con 20 cazos pequeños. Bosch ha sacado un sistema similar. En hornos eléctricos, la novedad está en la incorporación del vapor de agua.

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