La radio se apaga un minuto como protesta contra el canon
La Liga exige más de 20 millones por retransmitir los partidos de fútbol.- El sector vive la mayor crisis publicitaria de todos los tiempos
El conflicto ha marcado las relaciones entre el fútbol y la televisión en los últimos años, pero esta temporada la tensión se ha trasladado a la radio. La pretensión de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) de cobrar un canon a los operadores de radio por retransmitir los partidos se produce en pleno terremoto económico. En los seis primeros meses del actual ejercicio, la radio facturó 220,9 millones de euros, frente de los 225,8 del mismo periodo de 2010, según los datos de la consultora InfoAdex. La caída de los ingresos en las últimas temporadas ha sido espectacular (en 2007 la inversión de todo el año superó los 678 millones) y ha conducido al sector a la mayor crisis publicitaria de todos los tiempos.
El conflicto, proclaman las cadenas, no es tanto de carácter económico como de derecho a la información. Los operadores consideran que este aspecto no es negociable y se han negado en bloque a pagar el canon que demanda la Liga. Como medida de protesta, celebraron ayer un minuto de silencio. Puntualmente, justo cuando comenzaba el Zaragoza-Real Madrid, el dial se apagó. "Es una medida simbólica, con la que se pretende sensibilizar a los oyentes, y una manera de expresar que la radio no va a callar", explica Javier Pons, presidente de la Asociación Española de Radiodifusión Comercial (AERC) y consejero delegado de Unión Radio.
Antes de que enmudecieran los micrófonos, el director de Deportes de RNE y de Tablero deportivo, Chema Abad, argumentó el objetivo de la protesta. "Este es un hecho histórico para la radiodifusión en España. En breves momentos los de la Liga de Fútbol Profesional van a tener, al menos durante un minuto, lo que quieren para todos: el silencio en la radio". Tras los simbólicos sesenta segundos y con el fondo musical de No nos moverán, añadió: "La solidaridad ha sido impresionante. Hemos estado zapeando y la radio ha estado muerta. Llevo más de 34 años en esta profesión y os confieso que nunca como hoy he sentido un nudo que me atraganta. La Liga lo ha querido así".
"El fútbol con radio es mejor"
El apagón coincidió con el primer minuto de juego en La Romareda. "Esto es lo que quiere la Liga y lo que no va a poder conseguir", dijo Manu Carreño, director de Carrusel deportivo (SER). "El fútbol con radio es mejor", apuntó Paco González, responsable de Tiempo de juego (Cope).
Acostumbrados a recibir cantidades millonarias por la venta de los derechos televisivos, la Liga aspiraba a incrementar sus ingresos recaudando fondos de las radios. Ya intentó esta jugada la patronal del fútbol español en 1994, cuando quiso cobrar derechos radiofónicos. Entonces, las cadenas realizaron inversiones para adecuar las cabinas de los comentaristas y las líneas microfónicas.
Los radiodifusores se amparan en el artículo 20 de la Constitución, que garantiza el derecho a la información de los ciudadanos. "No aceptamos que nos hagan pagar porque eso atentaría contra la propia Constitución", mantiene Pons, al tiempo que defiende que la radio "no retransmite los partidos, como la televisión, sino que realiza programas en los que los periodistas ofrecen una visión subjetiva y personal".
No rotundo
En la misma línea se manifiesta Abad: "Si pagáramos por narrar un partido de fútbol estaríamos perdiendo el derecho a la información. Es algo tan absurdo como si nos exigieran un canon por transmitir el debate sobre el estado de la Nación". Si la pretensión de la Liga prospera, se corre el riesgo de que se produzca un efecto contagio y otras disciplinas, como el baloncesto, el ciclismo o la fórmula 1, exijan también una tasa a los medios de comunicación.
En este conflicto no hay diferencias entre las radios públicas y las privadas. "El no es rotundo. Nadie se va a sentar a hablar con la Liga", enfatiza Abad. Ni con la Liga ni con Mediapro, la compañía presidida por Jaume Roures que explota los derechos audiovisuales del fútbol y que ha cifrado en 100 millones de euros lo que la radio recauda gracias al deporte estrella. "Es una cifra que Roures se ha inventado. No corresponde a la realidad", asegura Pons. La Liga aspira a que las radios contribuyan con un porcentaje (en torno al 20%) de lo que recaudan.
Pese a que en la mayoría de los casos no emiten anuncios, las radio públicas también han sido invitadas a abonar ese canon. Abad sostiene que RNE tiene "una doble fuerza" para no pagar, ya que es un servicio público en el que la cultura y el deporte tienen una gran presencia y no cuenta con ingresos publicitarios. "Nosotros no nos lucramos con Tablero deportivo", precisa Abad. Más bien al contrario, las cadenas, públicas o privadas, realizan un importante esfuerzo económico para desplegar medios técnicos y periodísticos a los estadios con el fin de poner en el aire los carruseles deportivos.
Estadios cerrados para los comentaristas
Además, el presidente de la AERC sostiene que la radio fomenta la afición al contribuir a animar el espectáculo futbolístico gracias a "la creatividad y el talento que se despliega en los programas de información deportiva". Por eso, afirma que los clubes deberían reflexionar sobre si quieren "poner en situación de dificultad a las radios y acabar con una relación de 50 años beneficiosos para ambos". Más tajante, el director de Deportes de RNE cree que los clubes "se han metido en un terreno muy peligroso".
Los clubes (salvo el Sevilla) han cerrado a cal y canto el acceso a los estadios de los comentaristas, que han acudido acompañados de un notario. Mañana, la AERC se reunirá con la asesoría jurídica para analizar la situación y estudiar medidas a adoptar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.