El centro cambia los coches por peregrinos
Gran Vía y el Paseo del Prado, desde Atocha a Colón, cerrados a la circulación de vehículos
La Jornada Mundial de la Juventud ha comenzado a ocupar Madrid. Los peregrinos han salido a la calle y han tomado el paseo el eje Prado-Recoletos desde Atocha hasta Colón. A las once y media de la mañana se ha cerrado al tráfico este tramo de vía, dejando los carriles laterales libres para el paso de vehículo. Poco después se ha cerrado completamente la circulación en toda la zona, incluidos los laterales. Una mayoría de peregrinos extranjeros recorre el asfalto con las banderas de sus países y gritando proclamas en favor del Papa: "Benedicto, Benedicto, Venezuela, Venezuela".
Miles de personas de Brasil, EE UU, México, Argentina y otros países están aprovechando el cierre al tráfico previsto en todo el centro de Madrid desde hoy hasta el próximo martes. No paran de llegar peregrinos. Cibeles también se ha cerrado al tráfico y no se puede circular desde la Puerta de Alcalá a la Gran Vía, hasta la altura de la calle del Clavel. Los conductores están siendo previsores para evitar la zona y la circulación de vehículos es escasa y fluida. No hay grandes retenciones.
En el escenario colocado en Cibeles frente a la sede del Ayuntamiento se han realizado pruebas de sonido mientras permanecía abierto un carril de bajada desde la plaza de la Independencia. A las ocho de la tarde se inaugura oficialmente la Jornada Mundial de la Juventud, con una misa en la plaza que oficiará el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Los voluntarios de la JMJ no permiten el paso a las zonas más cercanas al escenario porque están terminando los preparativos del acto. Aún así ya hay ceintos de personas esperando en los aledaños de la plaza, sentados en las aceras, esperando a coger sitio para la misa inaugural. La estación de metro de Banco de España también está cerrada desde las cuatro de la tarde.
A la hora de la comida, el entorno de la Puerta del Sol ha sido invadido por los visitantes de la JMJ. Se han formado largas colas en los restaurantes en los que pueden comer los peregrinos gratuitamente gracias a su abono de inscripción. En la calle Montera, varios grupos de extranjeros se han instalado en un improvisado picnic.
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