La sostenibilidad con mayúsculas reside en Mauritania
Un proyecto de cooperación en Mauritania de la ONG Rebibir aúna todas las variables de la verdadera sostenibilidad, desde el uso de energías renovables al cultivo de hortalizas ecológicas pasando por la integración de la mujer.
Solucionar problemas de abastecimiento de agua, utilizar energías renovables, plantar huertos ecológicos, ayudar al desarrollo e integrar a las mujeres en la gestión activa de las comunidades. Rebibir, nombre del proyecto y la asociación que ha impulsado todo lo referido en la comarca de Boutilimit, en Mauritania, demuestra cómo hay que hacer las cosas para que una iniciativa de este tipo no se quede en una ayuda puntual, sino en algo que continúen desarrollando las comunidades implicadas de forma autónoma y efectiva.
Hace tan solo dos años, 50 pozos diseminados por esta comarca aparecían colmatados de arena o en ruinas, ya que era muy difícil seguir extrayendo agua de ellos con medios mecánicos y con la ayuda de burros o dromedarios. En ellos se fijaron los responsables de dos empresas extremeñas, Ingema, especializada en instalaciones de energías renovables, y Alternatura, centrada en la economía solidaria y la agricultura ecológica. Dos años después, seis de esos pozos ya están abiertos y riegan huertos ecológicos y cinco más están a punto de hacerlo gracias a la instalación de bombas accionadas con la energía de paneles solares fotovoltaicos que aportan un caudal de 20.000 litros diarios.
Mario Morales es el portavoz de Rebibir, asociación que ha tomado el relevo al impulso inicial de Ingema y Alternatura. Está a punto de viajar a Boutilimit para transportar y supervisar materiales e instalaciones, aunque se va a encontrar con parte del trabajo hecho. "Uno de los objetivos principales del proyecto es conseguir su autonomía y que no tenga fecha de caducidad, y para eso formamos a dos personas de la zona como técnicos montadores y de mantenimiento", afirma Morales. Es decir, que no llegan empresas occidentales, montan la instalación y ahí se queda, sino que se transfiere tecnología renovable y sostenible y la capacidad de gestionarla.
Además de lo que supone el acceso directo al agua en una tierra desértica, está la mejora de la alimentación gracias a los abrevaderos de los que dispone el ganado y a la innovación de la implantación de huertos ecológicos, hasta 16 por pozo. Los mauritanos obtienen hortalizas, huevos y leche en su misma localidad, algo que favorece la soberanía alimentaria. Mario Morales afirma que "en este caso también hay formación como usuarios y las mujeres se han convertido en auténticas gestoras de los huertos, donde cada año obtienen semillas derivadas de su propia producción, sin necesidad de comprarlas a ninguna empresa y con la posibilidad de compartirlas con las gestoras y agricultoras de otros huertos".
La soberanía alimentaría es algo trascendental en un país donde cuesta mucho sacar adelante las cosechas y un kilo de nabos se vende a un euro. El beneficio de las hortalizas y verduras ecológicas que crecen en los huertos es comunal, hay una parte que se lleva a los mercados, pero la principal se consume entre las 32 familias que suelen estar involucradas en cada instalación, e incluso con otras que no lo están pero a las que le llegan algunos alimentos gracias a la cultura de la cooperación comunal que existe en estas tierras.
¿Y cómo se sustenta económicamente todo esto? Con todos arrimando el hombro. A Mario le gusta decir que es un proyecto sin ánimo de lucro de "gente común para gente común". Ayuntamientos, el Fondo Extremeño Local de Cooperación al Desarrollo, un poeta que cedió las ventas de la tirada de su libro, un festival que derivó parte de los ingresos de las entradas y, sobre todo, mucha "gente común". Desde Boutilimit ceden también instalaciones y el trabajo desinteresado de algunas personas y, algo importante, con parte de los beneficios se crea un fondo de contingencia para el mantenimiento de toda la estructura, precisamente para reforzar la autonomía de las instalaciones. Pero faltan 39 pozos por recuperar, y para eso es necesaria la ayuda de más "gente común".
El presupuesto para "rebibir" un pozo en Mauritania (bir significa pozo, de ahí el juego de palabras) es de 15.287 euros, e incluye el sistema de bombeo y la puesta en marcha y seguimiento durante dos años del huerto ecológico asociado.
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