El impacto ambiental de unas zapatillas (y no es el olor)
Agua, energía, transporte, condiciones laborales. Todos estos factores no influyen a la hora de adquirir una zapatilla de deporte. Pero existen. Un sistema medirá la sostenibilidad de la cadena de suministro
Cuando uno compra una zapatilla de deporte o una camisa de marca, raramente piensa en el impacto que en el medio ambiente tiene producirla. Es imposible saber el agua que se utiliza, ni la energía. Tampoco las emisiones de gases de efecto invernadero ni las prácticas laborales que siguen las empresas en la cadena. Y ni mucho menos se viene a la cabeza la imagen de los sumideros de las plantas en China o India, echando desechos.
Para darle un vuelco, e informar mejor al consumidor, el pasado mes de marzo nació la Sustainable Apparel Coalition. La iniciativa surgió en 2009, cuando la cadena comercial Walmart y la marca de ropa de montaña Patagonia acordaron crear un instrumento para medir la sostenibilidad en la cadena de suministro y reducir así el impacto que tiene en el planeta.
A ellos se les sumaron 12. Y ahora son unas 30 las compañías, organizaciones medioambientales y universidades que trabajan para crear un estándar que les sirva para mejorar la sostenibilidad de sus cadenas de suministro, intercambiando información y copiando unas de otras las mejores prácticas. Es un modelo muy similar al índice desarrollado por la marca Nike.
En la práctica, lo que hacen es crear una gran base de datos sobre el impacto medioambiental de sus fábricas, componentes y los procesos que siguen en la producción de la ropa y los zapatos. Y con esos datos, pretenden establecer un sistema de puntuación y una etiqueta detallada que sirva al consumidor para saber cómo se hace lo que compra y como afecta al medioambiente.
La American Apparel and Footwear Association calcula que los estadounidense gastaron 340.000 millones de dólares el año pasado en ropa y calzado. El 98% se produce fuera de EE UU. Al frente de la coalición está Rick Ridgeway, ejecutivo de Patagonia. El objetivo, explica, es poder estudiar mejor el ciclo de producción, muy complejo y en el que participan muchas empresas.
La idea es que la primera versión del Sustainable Apparel Index esté lista ya a lo largo de este mes de abril, con la intención de que haya un medidor más evolucionado y robusto para final de año. Para entonces, la iniciativa espera integrar a medio centenar de empresas. Los creadores dicen que si tiene éxito, este instrumento podrá trasladarse a otras industrias.
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