"Ya se recicla el 66% de los envases"

Un envase de plástico puede disfrutar de una segunda vida depositándolo en el iglú amarillo, puesto que hay una ley que lo regula, un sistema integrado de gestión (SIG) que se encarga de su reciclaje y empresas que pagan para que sus recipientes sean tratados. El cuerpo de una muñeca o el palo de la escoba, siendo también plástico, corren el riesgo de terminar, desaprovechados, en el vertedero, ya que no están sujetos a ningún circuito de recuperación. El Consejo de Ministros firmó el 4 de marzo el Anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que transpone una directiva europea y obliga a todos los fabricantes a responsabilizarse de los restos de sus productos. "Quien contamina tiene la obligación de reciclar", es la filosofía. Algo que por ahora solo ocurre con los vidrios, las pilas, los medicamentos, los aparatos electrónicos y algunos aceites. O los citados envases ligeros, cuyo SIG funciona desde 1998 a cargo de Ecoembes. Su director general, Antonio García-Zarandieta, defiende este modelo: "En 2010 se recicló el 66% de los envases adheridos, y nuestras previsiones son llegar al 70% en 2014".

"Estamos estudiando si es mejor poner más o menos contenedores en las calles"

¿Qué porcentaje de residuos urbanos no tiene SIG?

El 85%, aproximadamente; habrá plantas que lo lleven a un reciclador y en otros casos acaba en el vertedero. Esa es la gran oportunidad de la transposición de la directiva. Allí estaría su muñeca.

Según críticas ecologistas, el actual sistema de gestión no es eficaz y no fomenta la reutilización.

El SIG ha ido evolucionando y mejorando desde su creación, incorporando sistemas alternativos: no son solo los contenedores amarillos y azules, sino también la recuperación en plantas de basura en masa, acuerdos con instituciones para recoger en prisiones o aeropuertos, o la recogida selectiva en grandes eventos. Y claro que el sistema podría incorporar herramientas que ahora no tiene. En estos temas lo que intentamos es poner un poco de raciocinio ambiental. Estamos haciendo proyectos de estudio de I+D+i sobre análisis de ciclos de vida de los envases, como el Proyecto Fénix. De ahí saldrán decisiones que habrá que implementar sobre si es mejor reciclar, reutilizar o tomar otras opciones.

Si el Proyecto Fénix así lo señala, ¿podríamos llegar a tener en un futuro más contenedores para separar más residuos?

Una de las respuestas prácticas del proyecto es si es mejor poner más contenedores o menos...

¿Qué porcentaje de envases va al vertedero?

En 1998 iba a vertedero o incineración el 96%. En 2010, el 34%. La idea es que vaya bajando.

¿Qué opina de la incineración?

Nuestra responsabilidad es hacerlo lo mejor posible para que llegue lo mínimo.

¿Es posible el residuo cero?

Yo entiendo residuo cero como valor de optimización del sistema, la minimización de su impacto. Buscamos herramientas medioambientales que nos digan dónde están los límites lógicos.

¿Se plantean sistemas de retorno para los actuales envases de un solo uso?

Es otro de los aspectos que estamos estudiando; tendremos resultados en verano. Este sistema, en todo caso, no sería para el 100% de los envases domésticos, sino para el 9%, para las latas o botellas de bebida. Habría que seguir gestionando el otro 91%, ver cómo engarzar eso y cuál sería la mejor opción para seguir reciclando y recuperando. Hay otra cuestión: en España, sin contar bares, existen más de 100.000 puntos donde se venden envases. En Noruega, que tiene sistema de devolución y retorno, reciclan menos con 7.000 puntos.

Muchos piensan que da igual separar porque todo es mentira, ya que no se recicla.

Esto es un problema de David contra el Goliat mediático. El 100% de los datos, salidas o reciclabilidad están auditados, trazados, justificados y comprobados por auditorías externas de la máxima confianza. Queda la tarea de convencer a la sociedad de que eso es así.