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Reportaje:RAJAA DAHMAN, Atime

"Las revueltas deben ser una oportunidad para la mujer musulmana"

"Las revueltas en los países árabes deben ser una oportunidad para la mujer musulmana", afirma Rajaa Dahman (Marruecos, 1978), una de las responsables de los programas que dedica a las mujeres la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME). "Ellas, tanto las feministas como las mujeres de a pie, han jugado un papel esencial aunque haya quedado poco visible", puntualiza.

Dahman espera que la ola de cambio que sacude al mundo árabe dé paso "a la igualdad entre hombres y mujeres". En caso contrario, ese cambio quedará "incompleto". "Cada vez hay más conciencia de que las mujeres son importantes para el desarrollo de un país. Para que haya un cambio radical, ellas tienen que tener un papel", reflexiona. Hay que darles la posibilidad de acceder a puestos de decisión, y ellas "deben aprovechar la oportunidad" y aceptar esos cargos, plantea.

"Las mujeres han jugado un papel muy importante. Hay que ver cómo se enfocan ahora las cosas, pero es vital que se apoyen entre ellas, creando redes", afirma esta responsable de ATIME. En torno al 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, Dahman prepara una charla con mujeres sobre el papel de las ciudadanas en las revueltas. "Las vivimos en primera persona aunque no estemos presentes, porque nuestras madres y hermanas están allí".

La asociación de marroquíes atiende también a mujeres de otras nacionalidades, sobre todo árabes. La presencia de musulmanas en España ha aumentado en gran medida gracias a la reagrupación familiar, pero, al contrario que en otros colectivos, la presencia masculina es muy superior a la femenina. En el caso de los marroquíes, la población se reparte entre 398.929 hombres y 246.227 mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística. En el caso de los argelinos, la desproporción es aún mayor. El número de hombres (38.106) duplica al de mujeres (16.040).

"El primer problema que encuentran las mujeres musulmanas en España es el empleo", afirma Dahman. "La mayoría ha venido por sus maridos, gracias al reagrupamiento familiar. Antes no se les permitía trabajar. Ahora sí. Además, muchas veces se ven empujadas a ello porque su marido ha quedado en paro. Suelen encontrar empleo, pero en condiciones precarias, en el servicio doméstico y la hostelería", detalla esta responsable.

El segundo problema que observa Dahman son los prejuicios: "mujer, inmigrante, musulmana y si además lleva velo...", enumera. "Ser musulmana provoca rechazo, y el velo lo agrava", sostiene. Llevar la cabeza cubierta "resta oportunidades", por ejemplo para trabajos cara al público. La responsable de ATIME asegura que los imanes que defienden el sometimiento femenino son "excepciones". "No aceptamos que se restrinja el derecho a la libertad de la mujer", concluye.

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