Hacia dónde van las publicaciones en Medicina
En las últimas décadas ha habido un cambio de paradigma sobre la concepción del conocimiento desde la perspectiva del objetivismo hacia la del constructivismo. Este cambio ha afectado a todas las ramas de la educación y lo ha hecho de manera notable en las de la educación médica.
Desde la óptica del objetivismo, el conocimiento era considerado un hecho absoluto, un fin en sí mismo que se recogía científicamente y constituía la única verdad, y que comprendía fundamentalmente nociones teóricas y algunas habilidades.
En el constructivismo, en cambio, se considera que el conocimiento es construido por el que aprende, sobre la base de su comprensión y a través de interacciones de sus estructuras cognitivas, y comprende fundamentalmente las competencias.
Así, el aprendizaje constructivista se caracteriza por los siguientes principios:
De la instrucción a la construcción: aprender significa transformar el conocimiento. Esta transformación ocurre a través del pensamiento activo y original del aprendiz. Así pues, la educación constructivista implica la experimentación y la resolución de problemas, y considera que los errores no son antitéticos del aprendizaje sino más bien la base del mismo.
Del refuerzo al interés: los estudiantes comprenden mejor cuando están envueltos en tareas y temas que cautivan su atención. Por lo tanto, desde una perspectiva constructivista, los profesores investigan lo que interesa a sus estudiantes, elaboran un currículo para apoyar y expandir esos intereses, e implican al estudiante en el proyecto de aprendizaje.
De la obediencia a la autonomía: el profesor deja de exigir sumisión y fomenta, en cambio, la libertad responsable. La autonomía se desarrolla a través de las interacciones recíprocas y se manifiesta por medio de la integración de las consideraciones sobre uno mismo, los demás y la sociedad.
De la coerción a la cooperación: las relaciones entre alumnos y entre estos y los docentes son vitales. A través de ellas se desarrollan los conceptos de igualdad, justicia y democracia, y progresa el aprendizaje académico. Se produce una "fluidez de roles" diferente al esquema tradicional en el que el profesor "enseña" y el alumno "aprende".
Cambios en los libros de Medicina
El cambio en los paradigmas del conocimiento y su forma de transmisión, y en los modelos curriculares se ha ido reflejando también en los libros. Es así que en la actualidad presenciamos un cambio notable en la concepción y estructura de los libros de Medicina.
Haciendo un parangón con la evolución podemos comparar y destacar los cambios en las características de un libro "antiguo" o tradicional, basado en una visión objetivista del conocimiento, y uno "moderno", inspirado en una concepción constructivista.
Estas diferencias pueden resumirse en 12 aspectos:
Libro antiguo
1. Basado en la sabiduría del autor
2. Centrado en los contenidos
3. Monotemático
4. Descontextualizado
5. Estático
6. Autosuficiente
7. Incuestionable
8. Autolimitado
9. Un autor
10. Local
11. Perdurable
12. Plano-Monótono
Libro moderno
1. Basado en las necesidades del lector
2. Centrado en los objetivos-competencias
3. Integrador de disciplinas
4. Orientado a la práctica
5. Dinámico
6. Disparador
7. Plantea la controversia
8. Complementado con material en la web
9. Múltiples autores
10. Global
11. Renovable
12. Diseño gráfico cuidado
En mayor o menor medida y de diferentes formas todos los textos de las ciencias de la salud están experimentando esta evolución. Desde el libro de texto más sencillo de una asignatura menor del pregrado hasta las obras de referencia de una especialidad muestran, de manera creciente, alguna o varias de estas características.
Desde luego que estas obras modernas no son de generación espontánea. Requieren de autores dedicados y comprometidos con la docencia -en lo que a la responsabilidad de Editorial Médica Panamericana respecta, de un convencimiento de que éste es el camino adecuado- y de inversión y un gran esfuerzo en el acompañamiento al autor.
A modo de síntesis podemos afirmar que lo importante de nuestras obras seguirá siendo su contenido. Sin embargo, estamos asistiendo a un cambio fenomenal en las formas de presentarlo al lector. Estos cambios no son caprichosos sino que se fundamentan en modelos educativos que han demostrado su utilidad.
Como editores, tenemos la responsabilidad de estar atentos a estas transformaciones e innovaciones académicas, y de estimular y guiar a todos nuestros autores a producir obras basadas en conceptos de enseñanza basada en la evidencia.
Horacio Argente es director editorial del Grupo Editorial Médica Panamericana
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