El Alt Empordà quiere concentrar los parques eólicos junto a la AP-7
El Consejo Comarcal propone 12 municipios para albergar molinos de viento
En el Alt Empordà habrá molinos porque hay viento. De eso no cabe duda. Pero la gran pregunta es ¿dónde? La comarca hasta ahora se ha negado a construir un solo parque. El Consejo Comarcal presentó ayer una propuesta de mapa eólico. Sólo quieren molinos en torno a la autopista AP-7, entre las localidades de Figueres y Llers y la Agullana y La Jonquera.
La expectación ha sido mucha hasta que ayer, por fin, el Consejo Comarcal reunió a sus alcaldes y les presentó los resultados de un estudio encargado a la entidad privada Institut Cerdà. El mapa eólico afecta a 12 municipios: Agullana, Avinyonet de Puigventós, Biure, Boadella i les Escaules, Capmany, Darnius, Figures, Llers, Pont de Molins, Terrades, Vilafant y La Jonquera.
La delimitación corresponde a aquellas zonas no protegidas donde hay viento y donde se puede evacuar la energía. El Consejo Comarcal ha intentado también que los molinos estén concentrados en una misma área y que se construyan alrededor de las grandes infraestructuras que ya sesgan el paisaje, como la autopista AP-7. La zona podrá producir como máximo 265 megavatios.
La intención del Consejo Comarcal es controlar el desarrollo eólico de la comarca. Las inquietudes surgieron en verano a raíz de una propuesta de la compañía Gamesa de crear un macroparque en la comarca. Su intención es poner 64 molinos de 184 metros de altura repartidos en 32 municipios. A cambio, los ayuntamientos reciben una compensación económica.
Ante el más que probable sí de los consistorios a Gamesa, el Consejo Comarcal junto con el Ayuntamiento de Figueres reaccionaron encargando el estudio al Institut Cerdà. Su plan era delimitar dónde se puede construir un parque y dónde no. Ahora que ya lo tienen, necesitan el beneplácito de los municipios para establecer una estrategia común. El Consejo propone también gestionar de manera conjunta el dinero de las compensaciones por los parques.
Los alcaldes recibieron ayer la propuesta con buenos ojos, según la presidenta del Consejo Comarcal, Consòl Cantenys. Les han dejado margen para que estudien el mapa y en 15 días se volverán a reunir para consensuar una mancha eólica definitiva. Uno de los puntos calientes será ver quién se queda con el dinero de los parques.
Pero las negociaciones deberán hacerse con premura si no quieren que su propuesta caiga en saco roto. La Generalitat aprobó en septiembre un decreto que regula la construcción de parques eólicos. Según éste, es cosa de Instituto Catalán de Energía decidir en qué lugares se pueden levantar molinos. Pero el mapa de las Zonas de Desarrollo Prioritario todavía no está delimitado. Energía espera que como muy tarde tengan la mancha definida a finales de febrero. Ese es el tiempo que le queda al Consejo Comarcal para presionar y convencer a la Generalitat de que la zona de desarrollo prioritario en el Alt Empordà es la que ellos defienden en su informe: en torno a la AP-7.
Y aun así, nadie garantiza que Gamesa no lleve a cabo sus miniparques. La compañía ha presentado su plan de implantar 68 molinos en 400 kilómetros cuadrados con 32 miniparques. El decreto que aprobó en septiembre la Generalitat sólo afecta a los parques. La diferencia radica en que un miniparque no puede tener más de cinco molinos ni producir más de 10 megavatios. Más de eso, se considera parque. Para los miniparques no hay zonas delimitadas.
"No valoramos el proyecto de Gamesa como un miniparque. Se trata de un único parque extensivo en todo el territorio", manifiesta la presidenta del Consejo Comarcal, Consol Cantenys. Aun así, reconoce que la compañía es muy libre de seguir adelante con sus molinos gigantes.
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