Pactar la educación: el sentido de las palabras
Tiene razón el PP cuando dice que un pacto en educación sólo se puede alcanzar si existe un acuerdo en el diagnóstico acerca de cuáles son los problemas, su origen y sus posibles soluciones. Es más, ese consenso es imposible si no se mantiene la coincidencia en la significación de las palabras y si antes de acordarlo, caso de que hubiese discrepancia, no se contrastan las posiciones, en vez de imponer la visión de una de las partes.
A la vista del documento "Propuestas para un pacto por la reforma y mejora de la educación en España" hecho público por el PP, más que pactar, lo que se quiere es imponer su diagnóstico acerca de cuáles son los problemas, las estrategias para superarlo y la significación de las palabras; es decir, su propia visión de la realidad ya expuesta en el pasado e impuesta cuando pudo, sin pacto alguno. Quienes no coinciden son calificados de ser sostenedores de posiciones ideológicas, dando por sentado que las suyas no lo son, porque se sustentan en su sentido común y en la realidad que ellos llaman así.
El pacto supone también la confianza de las partes en que se va a hacer lo que se dice y se dice lo que de verdad se hace. Desde estas premisas creemos que el programa expuesto es engañoso, ideológico (de corte conservador) y apoyado en justificaciones que no se corresponden con las evidencias científicas. No es que no coincidamos en que haya habido errores y que no haya ahora problemas y déficit que cubrir. Sus razones quedan desacreditadas por las políticas que el PP realmente desarrolló cuando gobernaba, cuyos resultados pueden verse allí donde ahora gobierna. Veamos.
La preocupación que muestra por la vertebración del Estado es poco coherente con su política de privatizar el sistema público de enseñanza, minando lo que ha sido históricamente un eje vertebral en la construcción de los estados modernos y un instrumento de vertebración social y de solidaridad.
Cuán ignorantes nos presumen al quejarse de que existen trabas al ejercicio del derecho de los padres para elegir centro, cuando estamos a la cabeza de la Unión Europea, sólo superados por los Países Bajos y Malta, en el porcentaje de enseñanza no universitaria privada. Las políticas del PP en la Comunidad de Madrid, en la que gobierna desde hace tiempo, son un ejemplo. La enseñanza privada atiende a un 41% del alumnado no universitario (Un porcentaje que se eleva al 60% en Madrid capital), frente a la media de España que es del 32,7%. La socorrida -por ser ejemplar- Finlandia sólo tiene un 6,7% de enseñanza privada Si no fuésemos conscientes de la complejidad de causas que explican los resultados de la enseñanza, estaríamos tentados a concluir que a mayor porcentaje de enseñanza privada corresponde peor calidad en el sistema.
Cuando declaran que "está demostrado que la libertad (de elección de centro) es un factor de calidad", ¿en quiénes creen que se cumple esa asociación?; ¿para los habitantes de las barriadas deterioradas y marginales o para los sectores de inmigrantes, cuando se les está negando el acceso a los centros privados? ¿Acaso no han tomado nota del fracaso del neoliberalismo a ultranza y de sus apóstoles, los Friedman...? ¿Quieren que olvidemos que la libertad de elegir enseñanza acaba realmente en que son los centros los que eligen, que privatizan por decreto a los centros públicos sin que consten demandas de familias...?
¿Es creíble la propuesta de "Fortalecer la escuela pública y hacerla atractiva y de calidad" (sic), después de ver cómo la están desmantelando, cuando faltan recursos para satisfacer las necesidades más elementales (hasta de calefacción) o se cuentan por decenas de miles de niños en barracones en Comunidades como la Valenciana, donde gobierna el PP desde hace tiempo? ¿Se fomentará la enseñanza del inglés a través de lo que quede de la Educación para la Ciudadanía? ¿Ganará relevancia el profesor a medida que se incremente la altura de la tarima?¿Se retrasará la incorporación de las nuevas tecnologías a la enseñanza porque las dotaciones procedan del gobierno central? ¿Qué significan las palabras?
¿Por qué apelan al mal estado del sistema educativo, tirando a la cabeza del gobierno los pobres resultados proporcionados por los informes PISA y nos quieren ocultar los mismos resultados cuando era el PP quien gobernaba? ¿Por qué Madrid o Valencia no participan en la muestra ampliada del PISA? Es necesario hacer un diagnóstico admitiendo toda la realidad. El último informe PISA 2006 dice muchas cosas, como que los hijos cuyos padres no han finalizado los estudios obligatorios obtienen una puntuación media de 49 puntos por debajo de la media española (439). Cuando los padres tienen estudios superiores universitarios sus hijos alcanzan una puntuación media de 36 puntos por encima de la media española. También hay que señalar que los alumnos españoles que no han repetido curso obtienen puntuaciones en ciencias similares a los países con buenos resultados, como Nueva Zelanda o Australia. Las políticas tienen que contrarrestar esas desigualdades en vez de naturalizarlas para no tener que hacer nada
La medida estrella es la reforma de la ESO. En Europa hay modelos de todo tipo, incluso entre los países que obtienen mejores resultados. Es difícil encajar el mantenimiento de la obligatoriedad hasta los 16 años, separando en dos ramas el último curso del ciclo superior de la secundaria: a) La del bachillerato, que constaría de tres años (15 a 18), de los cuales el primero seria obligatorio y los dos siguientes no. b) Proponen que desde los 15 haya una vía específica de carácter práctico, ciclo que se prevé tenga un solo año de garantía (15-16) continuando la formación en empresas y centros de trabajo, más allá de los 16, que conduciría al título de Graduado en Educación Secundaria, si se dan las condiciones debidas de aprovechamiento, además del Certificado de Profesionalidad 1 y sin posibilidades de conectar con la rama del bachillerato. ¿En qué situación quedarían quienes no terminen el Bachillerato? Recordemos que ahora sólo se gradúa el 44,8% en este nivel . Desde luego, separando a los alumnos en vías se mejorarán las estadística. Nada nuevo.
El documento ofrece consideraciones y aportaciones interesantes que se pueden compartir, si es que las palabras merecen credibilidad. Una ausencia notoria: qué cuantía de inversión pública están dispuestos a mantener cuando gobiernen.
Bueno sería plantear los problemas en otro terreno: analizar el contenido de las enseñanzas, porque no aceptamos que seamos unos negados para las matemáticas, la lengua o el ingles. Las leyes gobiernan pero no "llenan" la educación que tenemos.
José Gimeno Sacristán es profesor de la Universidad de Valencia
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