Los expertos corrigen a Espinosa y niegan que el fuego de Daimiel se pueda dar por extinguido

La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, ha vuelto a sorprender a sus técnicos y a los expertos con unas declaraciones en las que da "por extinguidos" los incendios de turba detectados en agosto pasado en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Sin embargo, como señala Guillermo Rein, uno de los mayores expertos en incendios latentes , de la Universidad de Edimburgo, "eso no hay nadie que lo pueda decir. El incendio sólo se apagará con inundación total, algo que aún no está conseguido". El agua del trasvase de emergencia comenzó el viernes a llegar al parque nacional y los técnicos calculan que tardará unos tres meses en encharcar la superficie necesaria para dar por apagado el incendio, aunque el plazo puede ser menor si siguen las lluvias.

El lunes pasado, el director general de Medio Natural, José Jiménez , explicaba a este diario que el fuego de truba tardaría en apagarse y que en unos meses, Medio Ambiente volvería a enviar el avión equipado con una cámara térmica para ver cómo avanzaban los trabajos de extinción. Jiménez hizo este comentario el lunes cuando visitó el inicio del trasvase junto al secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, que ha visitado en varias ocasiones las Tablas y cuyo departamento ha puesto en marcha en sólo dos meses una tubería de 92 kilómetros. Jiménez, que vive en Ciudad Real, es un gran conocedor del parque. El último pescador de las Tablas, Julio Escuderos , recuerda los paseos en barca con Jiménez hace décadas en el paraje.

Rein explica que "ningún experto puede afirmar que el fuego está extinguido, ya que estos incendios a menudo no se ven". Los fuegos de turba pueden durar décadas y sólo el encharcamiento total los apaga. "Si quedan zonas sin agua allí quedan zonas calientes y en verano rebrotarán", señala. Al secarse, la turba acumulada durante milenios se agrieta y en contacto con el oxígeno entra en combustión latente. El fuego arde por el subsuelo , a veces a metros bajo tierra, sin llama, como si fuera un puro o un brasero. Sólo en ocasiones las fumarolas asoman y permiten ver.

Rein destaca que el trabajo de extinción del fuego latente llevado a cabo en Daimiel es "único en el mundo". Desde agosto los técnicos del parque y del ministerio compactan el terreno para reducir la entrada de oxígeno y con pozos de emergencia empapan el terreno. A este caudal se suma ahora el agua del Tajo a través de la tubería de la llanura manchega, un trasvase previsto para abastecimiento y que el ministerio ha acelerado para salvar las Tablas. "Esto se ha podido hacer porque es un parque nacional y además el espacio es pequeño, pero el trabajo ha sido impresionante", explica Rein, que visitó en noviembre el terreno.

No es la primera vez que Espinosa sorprende a sus técnicos con su declaraciones sobre temas importantes. El pasado 21 de diciembre, tras la Cumbre del Clima de Copenhague, Espinosa corrigió a Obama y declaró que la UE estuvo "en todo momento en las mesas de reunión en las que se ha elaborado el texto", en referencia al acuerdo de Copenhague. En realidad, ese texto se cerró en una reunión entre EEUU, China, India, Sudáfrica y Brasil, como reconoció ese mismo día la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, en otro acto.

Espinosa también afirmó en marzo que el Hotel Papagayo Arenas, en Lanzarote, "cumple absolutamente con toda la norma legal", por lo que negó que vaya a ser derribado. El hotel, sin embargo, tiene una sentencia firme de ilegalidad en contra y el anterior equipo de Medio Ambiente abrió un expediente para expropiarlo y derribarlo. Espinosa archivó el expediente.

Las declaraciones son el reflejo de que Espinosa es, cada vez más, ministra de Pesca, pese a las amplias competencias del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Los temas de agua y cambio climático, probablemente los más conflictivos y relevantes, están cada vez más en manos de Puxeu y Ribera.

La ministra eludió los primeros nueve días de la Cumbre de Copenhague y sólo participó los tres últimos pese a ser una de las tres máximas representantes de la UE, al pertenecer España a la troika. La negociación la llevó Ribera y el retraso de Espinosa se debió oficialmente a que tenía un Consejo Europeo de Pesca. Días después se celebró uno de Agricultura al que acudió sólo Puxeu. Tras la Cumbre del Clima, fue Ribera quien representó a España en el consejo de minsitros europeo en Bruselas para evaluar el resultado de Copenhague.