Greenpeace se cuelga de Colón para reclamar un acuerdo sobre el clima
Las ONG ecologistas piden a los Estados que no tiren la toalla tras los escasos avances de la reunión en Barcelona
Una pancarta colgaba esta mañana del dedo de la estatua de Colón en Barcelona, que supuestamente señala a América: Climate chaos, who is to blame? (Caos climático, quién tiene la culpa?), se podía leer en ella. La han colgado cuatro escaladores de Greenpeace, que también han desplegado a lo largo de la famosa columna otro pasquín con el mensaje Salvad el clima. Ha sido la protesta más vistosa de las muchas que han acompañado las últimas horas de la reunión para tratar de avanzar hacia un nuevo acuerdo internacional contra el cambio climático, que acaba ahora en Barcelona.
Tras una semana de negociaciones, las declaraciones de los Estados dejan entrever frustración. Ante este panorama, ONG ecologistas les han reclamado que sigan buscando el acuerdo en Copenhague. "La pelota está en el campo, y los Estados han de salir a jugar el partido. Porque la pelota es el planeta", ha explicado Raquel Montón, responsable de la campaña contra el cambio climático de Greenpeace. La organización ya dio la bienvenida a los negociadores, el lunes, colgando una pancarta de otro emblema de Barcelona, la Sagrada Familia. "La culpa de que no haya avances es de los países ricos, y especialmente de EE UU", ha añadido Montón.
Turistas y viandantes ven la acción de Greenpeace con buenos ojos
No sólo Greenpeace se ha rebelado contra la frustración de los Estados. "El progreso que se podría haber hecho aquí en Barcelona ha sido trabado por la incapacidad reiterada de los países ricos para coger el toro por los cuernos", ha lamentado José A. Hernández Toro, de Intermon Oxfam. Y Mar Asunción, de WWF, ha opinado que aún es posible un acuerdo en Copenhague. Así que ha criticado lo que considera "una rebaja de las expectativas" y ha emplazado a José Luis Rodríguez Zapatero a liderar los esfuerzos. Otra organización, Climate Justice Fast!, ha anunciado incluso el comienzo de una huelga de hambre que 150 personas de todo el mundo realizarán hasta la cumbre de Copenhague, informa Europa Press.
"Me parece muy bien. No creo que lleguen a ningún acuerdo en Copenhague, pero a pesar de todo tendríamos que salir todos a la calle", ha opinado Edu, un empleado de las célebres embarcaciones de recreo del puerto conocidas como golondrinas que se ha encontrado esta mañana con la acción de Greenpeace ante su puesto de trabajo. "Es una maravilla. Si pudiese, yo también me colgaría", comentaba Li, que también se emplea en un bus para turistas de la zona. Y Philipp, un turista de Frankfurt, confiaba en que acciones como estas sirviesen para algo. Al pie de la estatua, sus encargados lo llevaban con un relajado estoicismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.