Los gays de EE UU ya pueden casarse... si son de Vermont
Se trata del cuarto Estado del país que reconoce este derecho a los homosexuales
Vermont se ha convertido hoy en el cuarto Estado de EE UU donde los homosexuales pueden intercambiar anillos y decir el sí quiero, al entrar en vigor una ley que legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo. Para marcar el momento, un puñado de parejas en varios lugares del pequeño estado, colindante con Canadá y de tendencia ideológica mayoritarimente progresista, se han casado minutos después de la media noche.
Una de ellas ha sido la formada por Cori Giroux, de 27 años, y Claire Williams, de 34, que han contraído nupcias en una ceremonia en su propia casa frente a una veintena de amigos. "Todo lo que yo he buscado siempre lo tiene ella", ha confesado Williams en relación a Giroux, en declaraciones a Burlington Free Press, un periódico local. Bill Slimback y Bob Sullivan también han sellado su unión poco después del toque de la media noche, tras llevar 17 años juntos.
"Yo soy un católico a la vieja usanza y para mí debíamos unirnos en matrimonio", ha indicado Sullivan al canal de televisión WCAX. Slimback adoptará el apellido Sullivan. En 2000 Vermont fue el primer estado en permitir las uniones civiles de homosexuales y también ha sido el primero donde el Legislativo ha aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En cambio, en los tres estados precedentes, Connecticut, Massachusetts y Iowa esas ceremonias son legales por determinación de los tribunales estatales. En New Hampshire los homosexuales se podrán casar desde el 1 de enero y dentro de unos diez días también lo podrán hacer los de Maine, aunque en ese Estado se prevé que haya un referendo al respecto en noviembre.
El matrimonio entre homosexuales es un asunto muy controvertido en Estados Unidos, donde los grupos conservadores religiosos se oponen tajantemente a su legalización y promueven una enmienda a la Constitución para prohibirlo.
Uno de ellos, la Iglesia Baptista de Westboro, con sede en Kansas, tiene previstas manifestaciones en Montpelier, la capital de Vermont, y Burlington. La alcaldesa de Montpelier, Mary Hooper, ha condenado en un comunicado "el mensaje de odio" de esa congregación y advirtió a los residentes de que sus lemas "están diseñados a propósito para ser muy ofensivos, insultantes e hirientes".
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