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División racial sobre el matrimonio gay en la capital de EE UU

La población afroamericana se opone mayoritariamente a este tipo de uniones

En la capital federal de EE UU serán los gobernantes los que tengan la última palabra sobre el matrimonio gay, y no los votantes. La Comisión Electoral de la ciudad de Washington decidió el pasado lunes que no es necesario convocar a los ciudadanos a las urnas para que ratifiquen si el Gobierno local puede reconocer los matrimonios homosexuales oficiados en otros Estados.

Si la justicia o el Congreso federal, que tiene la última palabra sobre las leyes aprobadas en la capital, no lo impiden, en el plazo de un mes las uniones oficiadas en Iowa, Connecticut, Massachusetts, Maine, Vermont y New Hampshire, serán legales también en Washington, un bastión progresista con una cámara legislativa compuesta íntegramente por políticos demócratas e independientes.

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La misma Comisión Electoral, en su resolución escrita, considera que el del matrimonio homosexual es un asunto de libertades civiles y asegura que no se pueden convocar referendos sobre aspectos cubiertos por la ordenanza de derechos humanos de Washington, aprobada en 1977 y que prohíbe expresamente la discriminación en contra de homosexuales y lesbianas.

"Queda claro que el referendo propuesto, en oposición a la ley de derechos humanos, privaría a las parejas del mismo sexo de los derechos y responsabilidades matrimoniales que se les garantizaron a través de matrimonios válidos en otros lugares", dice la resolución. "Dado que el referendo autorizaría una discriminación prohibida por [la mencionada ley, no es un asunto adecuado para una votación y no será aceptado por la Comisión".

El de Washington es un ejemplo de la gran división demográfica que está convirtiendo el del matrimonio homosexual en un debate casi racial y cultural. La población afroamericana, según los últimos estudios, se opone mayoritariamente a este tipo de uniones. Según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac, realizada en Nueva York, el 57% de los ciudadanos de raza negra rechaza el matrimonio gay, frente al 35% que lo apoya. Un total de 7 de cada 10 afroamericanos votaron a favor de prohibir las uniones gays en California el pasado mes de noviembre, según los sondeos a pie de urna.

Un 55% de los residentes de Washington es afroamericano. Esta comunidad ha encontrado en el obispo Harry Jackson la voz de su conciencia. Este pastor, cuya parroquia está situada en el vecino Estado de Maryland, se ha empadronado recientemente como residente de Washington para poder solicitar el referendo y presentar demandas judiciales en contra de las decisiones del legislativo local sobre el matrimonio homosexual.

"El único asunto sobre derechos humanos que está en juego es el de si se va a permitir a la gente del Distrito de Columbia que vote", dijo Jackson en una entrevista con el diario local The Washington Post. El reverendo tenía planeado presentar una demanda judicial este martes.

A él se ha unido un líder histórico de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, el ex alcalde de Washington Marion Barry, que fue el único miembro de la cámara legislativa local que votó en contra de reconocer las licencias de matrimonio que unen a personas del mismo sexo. El día de aquella votación, el pasado mes de mayo, Barry espetó a los periodistas que cubrieron la votación: "Esto va a desatar un verdadero infierno. Vamos a tener una guerra civil. La comunidad negra está totalmente en contra de esto".

En los años 60, Barry organizó manifestaciones y actos de protesta para acabar con la segregación en Washington, en una época en la que en algunos Estados las personas de raza negra no se podían casar con personas de raza blanca. Hasta 1973, el Supremo de EE UU no declaró ilegal la prohibición de esos matrimonios interraciales. En 1990 la policía arrestó a Barry con una amante con la que estaba consumiendo crack en un hotel de la capital. Fue condenado a seis meses de cárcel y volvió a ser elegido como alcalde en 1995, un cargo que desempeñó hasta 1999.

En algunos foros se ha tachado a Barry directamente de homófobo. Así lo dijo el polémico columnista del Miami Herald Leonard Pitts Jr., ganador del premio Pulitzer en 2004. "La tragedia la encarna la descripción que [Marion] Barry hace de los afroamericanos para los que la homosexualidad es algo extraño. Esa descripción es, desafortunadamente, muy precisa, no sólo para el Washington negro, sino para la América negra. Somos gente socialmente conservadora", dijo en su columna del pasado 10 de mayo. "Nuestro conservadurismo nos está matando, literalmente".

La comunidad gay de Washington ha actuado, de momento, de forma prudente, evitando utilizar argumentos raciales. Peter Rosenstein, columnista del diario gay The Washington Blade, escribió el pasado 29 de mayo que "hay que evitar convertir esto en un asunto racialmente divisivo. Debemos ponerle cara al debate de la igualdad matrimonial en el distrito, de modo que la gente que todavía no nos apoya pueda relacionarlo con sus propias familias".

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