En la isla del Oso
A 74.3 grados de latitud Norte está la isla del Oso, tiene forma de corazón de 25 kilómetros de largo y 20 de ancho. Durante el largo invierno esta cubierta por nieve, rodeada de mar helado y barrida por los vientos. Sólo hay una estación meteorológica noruega donde trabajan nueve personas en turnos de seis meses. Esta mañana una decena de personas del buque oceanográfico Jan Mayen han ido a visitarla. Pertrechados con trajes de supervivencia en aguas frías, han desembarcado en dos lanchas zodiac en el desolado paraje. Alguna mancha de nieve, riachuelos y tundra en el suelo rodean las instalaciones, unas casas de madera rojiza por fuera y muy confortables por dentro. Incluso hay un hangar y pista de helicópteros para emergencias. Todos los edificios, media docena, están conectados entre si por pasillos cubiertos y con calefacción, de manera que no hay que salir a la intemperie para ir de uno a otro.
"Hacemos mediciones meteorológicas completas cada hora y dos veces al día soltamos globos radiosonda, instrumentos para registrar temperaturas, velocidad del viento y dirección, humedad, etcétera. Suben hasta 30.000 metros", ha explicado Finn Stoltoz, el director de la estación en este turno. "¿En invierno? No, no hace demasiado frío, como mucho 25 grados bajo cero". En la isla del Oso ha habido una estación meteorológica desde 1919, ha contado, pero a pocas decenas de metros de las instalaciones hay una pequeña casa con una fecha: 1822. "Aquí vivía alguna gente hace dos siglos, dedicada a la captura de focas, aislados, todo el invierno oscuro....".
El grupo del Jan Mayen ha llevado desde el barco dos rifles (uno en cada zodiac en manos de personas experimentadas) y pistolas de fogueo como medida de precaución por si aparecían osos polares. No ha habido suerte, o mejor dicho sí que la ha habido, porque no se ha visto ni uno y son animales muy peligrosos, advierten los responsables de la campaña. "Este año hemos contado unos 200 osos aquí, por los alrededores", destaca Stoltoz. "Vienen por el hielo, persiguiendo a las focas, que es lo que comen. En nuestro tiempo libre aquí esquiamos, en invierno, y pescamos en los lagos, en verano, pero siempre es obligatorio salir con un rifle por si acaso".
En el interior de los edificios conectados de la estación hay salas de estar, comedor, gimnasio, además de talleres, el centro de control meteorológico, etcétera, una pequeña tienda con recuerdos, cosas imprescindibles (cremas, calcetines, camisetas, etc) y caprichos (bolsas de patatas y chocolatinas), todo lo necesario para vivir seis meses como si fuera casi una estación espacial aislada que recibe alguna visita muy de vez en cuando.
La estación está en el Norte de la isla del Oso, o Bjornoya en noruego. En el sur hay unos espectaculares acantilados grises con rocas que caen en picado al mar azul acerado y frio. Se han avistado desde el Jan Mayen a la una de la madrugada, con plena luz perfecta para hacer fotografías, en plena noche. El buque ha seguido su rumbo hacia el norte hasta detenerse esta mañana para la visita a la isla de hora y media y, posteriormente tomar más muestras de agua para los análisis de los oceanógrafos de la campaña.
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