'Herschel' y 'Planck' inician su viaje por el espacio
Los dos satélites permitirán estudiar el universo más frío en la que es una de las misiones más ambiciosas de la ESA
El lanzamiento al espacio de los dos nuevos telescopios europeos Herschel y Planck ha sido perfecto. A las 15.12, hora peninsular de este jueves (las 10.15 en la Guyana francesa), se han encendido los motores del cohete Ariane-5 y ha comenzado su ascenso con el estruendo normal de los cohetes y sus llamaradas de color blanco, amarillo y naranja. Unos minutos después casi se ha perdido de la vista en un cielo salpicado de nubes, pero aún quedaba una humareda densa en la plataforma de lanzamiento de la base espacial de Kourou. Decenas de personas que han seguido en directo la partida de estas dos misiones científicas de la Agencia Europea del Espacio (ESA) han respirado con satisfacción, aunque han mantenido la calma tensa, sabiendo que la operación seguía pendiente de un hilo hasta que los dos satélites se separasen del cohete, ya en el espacio, para iniciar su viaje en solitario. Ese momento se ha producido a los 26 minutos del despegue para Herschel y 28 minutos después para Planck. Entonces sí que han roto los aplausos y ha reinado la satisfacción en las instalaciones de la base de Kourou.
Varias decenas de científicos e ingenieros que han presenciado en directo el lanzamiento desde el punto de observación Toucan (a cinco kilómetros escasos de la plataforma del cohete) han celebrado la ocasión, pero también la tensión se ha notado en sus caras. Jean Tauber, responsable científico de Planck en la ESA, mostraba una mezcla de emoción y agotamiento en los instantes posteriores al lanzamiento exitoso. "Es maravilloso, ¡y tan indoloro!", ha comentado. ¿Y ahora?. "Ahora empieza una fase difícil, pero bonita: el análisis de datos cuando empiecen a llegar. Lo más difícil realmente ha sido diseñar y construir los instrumentos que lleva el telescopio". Los responsables de Herschel han estado igualmente emocionados.
En la sala de control del lanzamiento, que ha seguido un curso perfecto según el plan de vuelo, o nominal, como se dice en el mundillo espacial, los abrazos y felicitaciones también se han producido media hora después de la partida del cohete, cuando se han recibido las primeras señales de los dos telescopios volando en solitario. Esa fase crítica de la operación se ha producido a unos 1.600 kilómetros de altura, y la última etapa del cohete iba a una velocidad de unos 10 kilómetros por segundo.
"Esto es el resultado de un trabajo fantástico de cientos de científicos e ingenieros, la mayoría europeos, pero también de EE UU y Canadá, participantes en estas misiones", ha declarado Jean Jaques Dordain, director general de la ESA. Herschel y Planck se han desarrollado en el marco del programa científico de la agencia europea y, por tanto, la participación de todos los países miembros (18) es obligatoria. Las aportaciones de España son importantes, tanto desde el punto de vista del sector industrial como de los investigadores. Decenas de españoles de universidades e instituciones, incluido el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han tomado parte activa y directa en el desarrollo de los instrumentos de Herschel y Planck, y en la preparación de la explotación de los datos científicos que empezarán a tomarse dentro de varias semanas, una vez que todos los equipos de los dos telescopios hayan pasado la compleja fase de comprobación en órbita.
Los dos telescopios han sido construidos por consorcios industriales liderados por Thales Alenia Space, en Cannes (Francia), como contratista principal de la ESA para esta misión doble.
Herschel y Planck se dirigen ahora, por separado, a su zona de trabajo en el cielo, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra (una centésima parte de la distancia de la Tierra al Sol) en sentido contrario a la estrella. Llegarán en mes y medio aproximadamente y se pondrán en órbita alrededor de un punto virtual de equilibrio gravitatorio denominado L2, muy apropiado para observar el cielo por estar alejado de las perturbaciones de la Tierra y sus anillos de radiación.
Estos dos telescopios, ha destacado Dordain, son dos joyas de la tecnología avanzada, entre otras cosas por sus sistemas de enfriamiento activo. Ambos van a observar los objetos y zonas más frías del universo y para ello los detectores deben estar enfriados hasta casi el cero absoluto (273 grados centígrados bajo cero). Esto se logra en Herschel y Planck con varias tecnologías en fases sucesivas y el mayor enfriamiento exige helio líquido, que va embarcado en estos satélites.
La vida útil de Planck, un satélite de dos toneladas, es de 15 meses a contar desde que todos los instrumentos estén calibrados y listos para comenzar las observaciones astronómicas. Su objetivo es captar con un detalle nunca alcanzado hasta ahora las variaciones de temperatura en la primera luz observable del universo, 380.000 años después del Big Bang, luz que ahora permea todo el cosmos en el rango muy frío de microondas. La formación de las primeras estructuras del cosmos, la materia oscura y la energía oscura pueden empezar a desvelarse con los datos de esta misión científica. Incluso los cosmólogos esperan obtener datos que les den pistas sobre casi el origen mismo del universo y los procesos de los primeros instantes, y confirmar así o descartar sus teorías actuales al respecto. El nuevo telescopio lleva a bordo dos cámaras.
La misión científica de Herschel, de tres toneladas y media, debe durar al menos tres años. Su objetivo es ver como nunca se han podido ver hasta ahora las condiciones de nacimiento y evolución de galaxias lejanas para poder determinar exactamente su origen e historia inicial. También será único por su extraordinaria capacidad para ver las zonas de polvo y gas en que se forman estrellas. Es un telescopio de infrarrojo con un espejo de 3,5 metros (el mayor lanzado al espacio hasta ahora) y lleva tres instrumentos científicos diferentes.
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