Sólo cuatro GPS debían ser controlados cuando la alarma del maltratador de A Lama no fue detectada
El hombre aprovechó un permiso penitenciario para matar a su pareja e intentar asesinar a su ex mujer
La Unidad Central de Vigilancia Electrónica (UCVE) sólo debía controlar los sistemas GPS de cuatro personas el pasado sábado, cuando Maximino Couto, el interno de la prisión de A Lama, se desprendió del suyo y asesinó a su pareja en Pontevedra, hirió a otras dos personas e intentó matar a su ex mujer.
El funcionario encargado de supervisar la pantalla ordenador en la que saltan las alarmas -labor que en la UCVE recibe el nombre de "monitoreo"- no detectó la emitida por ese GPS -que quedó registrada en el sistema- ni en el momento en que saltó, a las 16.36 horas del sábado, ni más tarde, por lo que no se puso en marcha el protocolo previsto para estos casos.
Según han informado fuentes penitenciarias, cuando en la UCVE se recibe un aviso de alarma el funcionario de turno llama a la prisión en la que cumple condena el interno, que a su vez -y en caso necesario- avisa a las Fuerzas de Seguridad. En la UCVE, con sede en Madrid, trabajan 15 funcionarios, de los que siete se encargan del "monitoreo", repartidos en turnos que cubren las veinticuatro horas del día. Las fuentes consultadas aseguran, además, que el sistema permite elegir el tipo de aviso que se recibe en la UCVE, que puede ser tanto luminoso como acústico o una combinación de ambos.
Ayer, la unidad de vigilancia sólo debía controlar tres sistemas GPS -dispositivo que llevan muy pocas personas, que deben reunir varios requisitos, entre ellos el de que estén a punto de cumplir condena-, mientras que el día que más internos ha habido que vigilar su número ascendía a quince.
Maximino Couto pasó ayer por la mañana a disposición judicial del Juzgado de Instrucción número tres de Pontevedra, que ordenó por la tarde la prisión para el detenido. Desde que fue arrestado, Couto había permanecido en los calabozos de la comisaría provincial de Pontevedra. La semana pasada, la víctima, Maria del Rosario Peso André, de 57 años, se desplazó a la prisión de A Lama para pedirle al director que le concedieran a su novio el permiso para hacer diversos trámites domésticos. Además, se quejó de que se le estaba tratando de forma más dura que a otros presos porque no se le había dado el tercer grado. Le faltaban 20 días para alcanzar la libertad definitiva.
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