Los profesores reclaman "formación específica" para hacer frente a los conflictos en las aulas
Creen que la figura del "maestro" ha sido sustituida por la del "docente", considerado un funcionario más, y que han perdido el apoyo social y la autoridad de que gozaban tiempo atrás
Los profesores de Infantil, Primaria y Secundaria echan en falta una "formación específica" que les permita hacer frente a los desafíos de la escuela del siglo XXI, como son los conflictos y la violencia en las aulas, la "multiculturalidad", el uso de las nuevas tecnologías y la relación con los padres de los alumnos. Además, se sienten "desautorizados" por las familias de muchos estudiantes y "desprestigiados" ante la sociedad en general, frente a la autoridad y el apoyo social de que gozaban hace un tiempo. Es lo que se desprende del estudio Docentes o maestros: percepciones de la educación desde dentro, realizado por la FAD (Fundación Ayuda a la Drogadicción) y la Obra Social de Caja Madrid y que ha sido presentado hoy en Madrid.
Según el estudio, de ámbito nacional y realizado entre abril y mayo de 2007, "el discurso predominante en los docentes es claramente crítico y pesimista, alimentado de quejas y reclamaciones". Entre ellas destaca la de que se sienten "desorientados y no capacitados" para resolver los problemas de violencia escolar, tanto entre los alumnos como los que atañen a su persona. Además, se ven "desamparados y desautorizados por el contexto escolar y social para ejercer medidas que considerarían necesarias". En este sentido, reclaman el apoyo de las autoridades para reforzar los mecanismos sancionadores que les ayuden a reestablecer la disciplina en la aulas.
Los profesores denuncian que muchos padres no se implican en la educación de sus hijos, pero al mismo tiempo están "desprestigiados" y son "desautorizados" por estas familias, lo que les resta la "fuerza institucional y el apoyo social para imponer sus criterios".
"Desbordados" ante el fenómeno de la inmigración
Los docentes reconocen sentirse "desbordados" por la llegada masiva de inmigrantes a los centros educativos en los últimos años y que "no poseen los conocimientos y la formación necesaria para gestionar esa multiculturalidad".
En cuanto al uso de las nuevas tecnologías, critican que no cuentan con la "capacitación suficiente para integrar los recursos existentes de forma efectiva en los procesos educativos".
Según el estudio, la figura del "maestro' (con implicaciones más afectivas, un carácter global y connotaciones de prestigio) ha sido sustituida por la del 'docente' (identificado como un funcionario más de la Administración, sin ningún tipo de connotación afectiva y desvalorizado en su apreciación colectiva)". A ello hay que sumar el sentimiento de los profesores de "estar siendo atropellados", esto es, consideran que se les exige que solucionen "todo lo que la sociedad no sabe cómo resolver". En definitiva, se quejan de tener que "cargar" con todo aquello de lo que otros no se hacen responsables.
La educación, arma política arrojadiza
Otra de las conclusiones fundamentales del estudio es que los docentes acusan a los políticos de "utilizar la educación como arma electoral arrojadiza". Desde su punto de vista, "priman los réditos electoralistas a corto plazo, lo que provoca una inestabilidad del sistema que los profesores sienten en primera persona".
El informe destaca también que los profesores defienden mayoritariamente el modelo de enseñanza pública "y, en contra del estereotipo, mantienen que cuenta con mayores recursos que la enseñanza privada, con la que son profundamente críticos". El rechazo a la enseñanza privada se centra en varios aspectos, el principal es que estiman que "responde a una lógica empresarial, con lo que se reducen costes y recursos, se coloca en segundo plano el interés general, se busca contentar 'al cliente' antes que nada, limita la libertad del docente y propicia la desvalorización del rol del educador".
Sin embargo, creen que determinadas características de la enseñanza privada deberían trasladarse a la pública, "demasiado condicionada por la lógica política". Entre esos aspectos figura una "gestión profesionalizada de los centros" y el establecimiento de una serie de "criterios de exigencia" que evitarían la "acomodación y el conformismo" que se da entre el profesorado de los centros educativos públicos.
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