La dura vida del currante en el Imperio Romano
Un grupo de arqueólogos descubre en Roma una necrópolis para pobres de 2.000 años de antigüedad
El subsuelo de Roma no sólo guarda los restos de lujosas villas, termas o recintos monumentales del pasado imperial de la capital italiana, sino que también ha preservado en el tiempo huellas de la vida cotidiana de la que en su época fue la ciudad más importante del mundo conocido. Un grupo de arqueólogos ha descubierto una necrópolis intacta de casi 2.000 años de antiguedad que ofrece la rara oportunidad de estudiar como era en la vida de los trabajadores pobres en el Imperio Romano.
El complejo funerario, que data del siglo I y II d.C, en pleno apogeo del Imperio Romano, consta de unas 320 tumbas con restos de esqueletos bien conservados y utensilios, como lámparas y joyas, que acompañaban a los muertos en el más allá. Los arqueólogos han resaltado la importancia que tiene el hallazgo ya que ofrece una rara visión de las creencias y modo de vida de los campesinos y los esclavos, que constituían unos de los sectores más pobres de la sociedad romana.
Malas condiciones
Los restos humanos desenterrados corresponden sobre todo a hombres y muestran señales de los efectos de un duro trabajo realizado en condiciones húmedas, lo que sugiere que tal vez eran empleados en instalaciones portuarias cercanas al lugar donde se ha hallado la necrópolis. En algunas tumbas también se encontraron restos de niños que vestían o tenían collares en sus manos, presumiblemente para protegerse de espíritus malignos.
El descubrimiento del cementerio no ha sido del todo casual. Los arqueólogos que desesterrado esta necrópolis comenzaron a investigar el área, cercana al aeropuerto romano de Fiumucino, hace más de un año, después de que la policía avisara sobre excavaciones ilegales en el lugar que sugerían desde hace años la existencia de una necrópolis enterrada.
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