EE UU se suma al acuerdo contra el cambio climático
La cubre del clima cierra la hoja de ruta hacia Kioto II en una emocionante sesión.- Los países en desarrollo aceptan compromisos voluntarios de limitación de emisiones
Hubo lágrimas, apariciones estelares, suspense, suspensiones, amagos de boicoteo, pero la Cumbre del Clima de Bali acordó con casi 24 horas de retraso la hoja de ruta para alcanzar en 2009 un acuerdo que sustituya al de Kioto. "Esto es el principio, no el final", ha manifestado el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, minutos después de la consecución del acuerdo. Según el responsable del organismo, aún harán falta "negociaciones más complejas, largas y difíciles", aunque por el momento ha elogiado la "flexibilidad" a última hora de EE UU para llegar al consenso.
China, India y Pakistán amagaron con boicotear el acuerdo con el argumento de que el borrador no reflejaba lo pactado, que Naciones Unidas controlaría sus emisiones pero no la ayuda que recibían de los países ricos. China acusó de deslealtad al secretario de la COnvención, Yvo de Boer, que rompió a llorar y abandonó la sala. De Boer lleva dos semanas de trabajo 24 horas y no pudo más.
EE UU dijo al principio que no apoyaría el texto porque los países en desarrollo no tenían suficiente compromiso. Tras ser abucheada por la sala y después de recibir críticas de Sudáfrica, Papua ("si no van a liderar, quítense del camino") y varios países africanos muy pobres, EE UU dijo sí, que no rompería el consenso. La sala rompió en un aplauso enorme propio del momento. EE UU se compromete así a poner "límites cuantificados a las emisiones y objetivos de reducción de emisiones teniendo en cuenta la comparabilidad de los esfuerzos entre ellos y las diferencias en sus circunstancias nacionales". EE UU se une así a ls negociaciones para conseguir un Kioto II. En el preámbulo queda la urgencia para afrontar el cambio climático y la necesidad de reducir drásticamente las emisiones. EE UU logró llevar allí ese texto y a un pie de página la necesidad de reducir las emisiones entre un 25% y un 40% en 2020 respecto a 1990.
De Boer ya había vuelto y se llevó un emotivo aplauso de los delegados de casi 190 países cuando Costa Rica reconoció su labor al frente de la convención.
Antes, y cuando el bloqueo planeaba sobre el texto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, emplazó a la sala a alcanzar un acuerdo. Ki-moon presionó a los países que bloqueaban el acuerdo y les dijo que podían elegir entre el camino del compromiso "y el de la traición al planeta". "En una negociación multilateral, como todos ustedes saben, ninguna delegación puede tener todo lo que quiere. Nadie deja esta sala completamente satisfecho. Todo el mundo debe ceder por el respeto mutuo el entendimiento y la flexibilidad", aseguraba el secretario general de la ONU en el plenario.
La hoja de ruta de Bali ya existe, aunque quedan debates menores que abordar. La delegada de Egipto lo ha resumido así: "Estamos asistiendo a una película con muchas tramas". A última hora, Rusia recordó que no aporbaría nada hasta que no tuviera un texto oficial y traducido pese a que los cambios introducidos eran mínimos y fácilmente conocidos para cualquiera que tuviera un bolígrafo. Rusia acostumbra a estos números para llamar la atención pero cada vez le funciona menos.
Como conclusión, el representante de Portugal, que ostenta la presidencia de turno de la UE, y que ha liderado la negociación, concluyó: "Hemos avanzado mucho estas dos semanas y hoy nos queda la última milla. Hoy reconozco con emición que todos hemos tenido éxito. El mundo ha tenido éxito. Ya tenemos la hoja de ruta de Bali".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.