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Reportaje:

Las últimas horas de Juan Pablo II

Relato de la muerte del pontífice a partir de las impresiones de aquellos que le acompañaron en su momento final

"Él sabía que no estaba solo. Se iba a reunir con Dios con el respaldo de esa multitud". Así describe el cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario personal y amigo de Juan Pablo II, los últimos momentos de vida del pontífice, que murió en Roma el pasado 2 de abril en su cama del Vaticano mientras fuera le velaban decenas de miles de personas. "Leedme la Biblia", fue su último deseo antes de morir.

La cadena de noticias estadounidense CNN ha reconstruido las últimas horas del anterior Papa, líder espiritual durante 26 años de una iglesia con 1.000 millones de fieles, a partir del testimonio de aquellos que permanecieron junto a su cama hasta el momento postrero.

"Le costaba respirar"

Tekla Famiglietti, abadesa general de la orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida, conocía al Papa desde 1979. Fue una de las que llamó a su lado antes de morir. Eran las diez de la mañana. "Me puse el abrigo y eché a correr", cuenta Famiglietti. Cuando llegó al Vaticano se encontró a varias personas orando alrededor del Papa mientras un sacerdote leía una enorme Biblia. El personal lloraba en los pasillos junto a la habitación. "Me arrodille; él estaba a mi derecha, con la cabeza reclinada en la almohada, y estaba rezando", explica. Dziwisz le indicó al pontífice que la abadesa había llegado. "Dos ojos como los suyos, eran como los de Jesús clavados en mí, como dos estrellas. Dijo algo, pero no pude entender nada más que 'Gracias". Era como si me dijera que nos íbamos a ver de nuevo. Tan bonito, tan feliz", explica Famiglietti.

"Le costaba respirar. Pero tenía los ojos abiertos de par en par, y me miró y asintió para dejarme ver que sabía quién era", cuenta el cardenal Edmund Szoka, gobernador de la ciudad del Vaticano y amigo del Papa durante 30 años. "Me quedé allí, sujetándole la mano durante un rato. Luego el cardenal Dziwisz inclinó la cabeza, se había cumplido el tiempo, era mejor que me fuera".

"Veía que se estaba muriendo"

El arzobispo Renato Boccardo, responsable durante años de planificar los viajes del pontífice, también acudió a visitarle en su lecho de muerte. "Estaba en la cama, como cualquier persona a punto de morir. A su alrededor estaban sus médicos y el personal de la casa. Me arrodillé cerca de la cama. Le besé la mano y... bueno, sin duda fue un momento muy emocionante", explica. "En esos instantes se me pasaban por la cabeza montones de imágenes, montones de palabras", añade.

Szoka tiene claro que el Papa estaba a punto de morir. Apenas podía respirar. "Fue la última vez que le vi, y resulto muy doloroso verle así. Lo que se me pasaba entonces por la cabeza es que ahí estaba el Papa, una persona a la que yo conocía y a la que quería muchísimo. Y veía que se estaba muriendo". El día 1 de abril llegaba a su fin, y el pontífice, aunque débil y frágil, seguía consciente y lúcido, según el relato de quienes estuvieron a su lado.

Al día siguente, explica Dziwisz, su última voluntad fue sencilla: "'Leedme la Biblia', pidió. Un sacerdote leyó nueve capítulos de evangelio de San Juan". En una mesilla junto al pontífice descansaba una fotografía de sus padres. En la habitación había además un cuadro de la Virgen, y de la pared frente a su cama colgaba una imagen de Cristo crucificado. El Papa pidió que se iniciara un rezo, y así se hizo durante su última hora de vida. "Él estaba junto a nosotros. No sé si siguió toda la ceremonia porque tenía los ojos cerrados", cuenta Dziwisz.

A las 9.37, el papa Juan Pablo II moría. Como es tradición en Polonia, se le colocó una vela encendida en la mano. "Cuando vimos que su corazón había dejado de latir, no lloramos", añade Dziwisz. "Cantamos el Te Deum laudamos, dando gracias a Dios por su vida, por sus logros y por haber podido estar a su lado hasta el final".

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