El Papa designa cardenal al arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares
Benedicto XVI nombra 15 nuevos purpurados, los primeros de su pontificado
El Papa ha convocado hoy el primer consistorio de su pontificado, que se celebrará el próximo 24 de marzo y servirá para designar a 15 nuevos cardenales; entre ellos estará el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española.
Benedicto XVI ha elegido a 12 cardenales menores de 80 años, que podrían pues participar a día de hoy en el cónclave para elegir al nuevo Papa, y otros tres que, por superar esta edad, no estarían cualificados para hacerlo.
Se trata de la primera ocasión en la que Benedicto XVI ejerce su potestad para elegir cardenales, dejando así su huella sobre el cuerpo que eventualmente decidirá a su sucesor. Entre los elegidos se cuenta también el que fuera secretario durante muchos años del anterior pontífice, el polaco Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia.
Actualmente hay ocho cardenales españoles que forman parte del Colegio Cardenalicio. Cinco de ellos son electores: Carlos Amigo Vallejo, Ricardo María Carles Gordo, Julián Herranz Casado, Eduardo Martínez Somalo y Antonio María Rouco Varela. Tres no son electores, por tener más de 80 años: Francisco Álvarez Martínez, Antonio María Javierre Ortas y Ángel Suquía Goicoechea.
"El pequeño Ratzinger"
Juan G. Bedoya
"El pequeño Ratzinger" le llaman sus detractores e, incluso, cariñosamente, sus muchos amigos. Es que Antonio Cañizares Llovera, temperamental, risueño, dicharachero cuando está en confianza -huye de la prensa como de la peste-, perteneció, durante años, a la comisión que la romana Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisición) tiene en Madrid, en la sede de la Conferencia Episcopal. Cañizares fue, entre 1985 y 1992, director del secretariado de esa comisión episcopal, donde coincidió con el presidente de la CEE, Ricardo Blázquez, ambos bajo la inspiración de Josep Ratzinger, ahora Papa.
Nacido en la localidad valenciana de Utiel el 15 de octubre de 1945, el nuevo vicepresidente de la Conferencia Episcopal cursó los estudios eclesiásticos en el seminario diocesano de Valencia y en la Universidad Pontificia de Salamanca, en la que obtuvo el doctorado en Teología, con especialidad en catequesis. Le dirigió la tesis Casiano Floristán, que suele recordar con gracejo cómo entre sus muchos ilustres doctorandos -unos treinta- dos le llamaron la atención sobremanera: el conservador Cañizares, que hizo la tesis sobre el predicador agustino y arzobispo de Valencia en el siglo XV santo Tomás de Villanueva, llamado por sus oyentes el divino Tomás, y, en la otra orilla, el también teólogo Juan José Tamayo, perseguido más tarde con ahínco por la romana policía de la fe, que se doctoró con un trabajo sobre la Juventud Obrera Católica española (JOC).
Al margen de posicionamientos ideológicos, que en la jerarquía eclesiástica son casi siempre ociosos, la carrera eclesiástica de Cañizares, sacerdote desde 1970, es harto brillante. Ejerció, muy joven, su ministerio sacerdotal en Valencia, pero se trasladó pronto a Madrid para dedicarse especialmente a la docencia -profesor de Teología de la Palabra en la Universidad Pontificia de Salamanca entre 1972 y 1992; profesor de Teología Fundamental en el Seminario Conciliar de Madrid, entre 1974 y 1992, y profesor, desde 1975, del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequesis, del que también fue director, entre 1978 y 1992. En ese tiempo ejercía de coadjutor en la parroquia de San Gerardo, de Madrid. También fue fundador y el primer presidente de la Asociación de Catequetas, miembro del Equipo Europeo de Catequesis y director de la revista Teología y Catequesis.
Nombrado obispo de Ávila en 1992, cinco años más tarde era ascendido al arzobispado de Granada. En octubre de 2002 fue nombrado arzobispo de Toledo, lo que muy pronto le supondrá un ascenso a cardenal porque sería raro que Roma desposeyera de esa categoría al titular de la sede primada.
En la Conferencia Episcopal, Cañizares ha sido presidente de la Subcomisión de Universidades (1996-1999) y de la Comisión de Enseñanza y Catequesis, desde 1999, desde la que ha aguijoneado a los socialistas por rectificar la legislación del PP en materia de enseñanza de la religión. Pero no ha sido su única mortificación al Gobierno: el agrio discurso del Papa sobre España de enero de 1995 fue obra de Cañizares. El arzobispo cree además que "la unidad de España" es una cuestión moral.
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