Los visillos del cielo
Estás pegado a la ventana de tu nave. Como no hay trabajo en la cápsula Soyuz en las próximas horas y no tienes ganas de dormir, observas el espectáculo de la tierra y el cielo. La nave gira y gira sobre su eje y te ofrece alternativamente uno u otro paisaje. Debajo de tu nave el planeta es negro, casi como el cielo. Como todas las noches orbitales. ¿O no? A lo lejos, hacia el horizonte entre el negro del cielo y el negro de la Tierra, se comienza a ver un vaho verde-amarillo de formas irregulares. Muy raro para ser nubes.
Según te acercas, se convierte en unas gasas mas y mas brillantes, las cuales forman cortinas que se levantan del suelo. Otra vuelta de la nave y vuelves a verlas, estas ya casi encima. Las cortinas se definen - son de rayas y se extienden hasta muy arriba, mas incluso que la nave. Vas directo hacia ellas, y no puedes evitar una cierta aprensión - ¿será esto peligroso? Al meterte, todas las cortinas cercanas relampaguean y cambian de formas, como si estuvieras andando por entre visillos soleados. El fenómeno dura un minuto, luego dos, tres incluso, y no se nota nada raro, la nave continua su suavísimo viaje por el carril de su órbita. Al salir de esta imagen fantasmagórica y encarar de nuevo la negrura sientes alivio, pero algo de pena también.
Notas técnicas
- La nave Soyuz gira sobre su eje casi todo el tiempo para mantener los paneles solares orientados hacia el sol. Hacer girar la nave sobre un eje perpendicular al plano de los paneles es el medio mas sencillo y económico de mantener la posición, y lo han usado los satélites artificiales desde que se inventaron. Mirar por una ventana de la nave es durante esta rotación como estar sentado en un restaurante giratorio de esos que ponen en las torres.
- El fenómeno descrito es la aurora boreal (bueno, en nuestro caso era austral, lo mismo pero en el hemisferio sur). El campo magnético terrestre protege a la superficie de las emisiones cargadas de electricidad procedentes del sol o de otros astros en la galaxia. Estas partículas se ven atrapadas por el campo magnético y se mueven dentro de él, acercándose a la tierra mucho mas por los polos de la tierra. La interacción de esas partículas con la atmósfera alta produce la aurora. En realidad sí que es peligroso pasar por zonas de alta radiación, pero un ratito no pasa nada.
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