La Justicia nigeriana aplaza por segunda vez el recurso de apelación de Amina Lawal
La vista sobre el caso, que ha generado una gran conmoción internacional, se celebrará el 27 de agosto
La nigeriana Amina Lawal se verá obligada a prolongar de nuevo el estado de angustia e incertidumbre en el que vive desde que fue condenada a morir lapidada el año pasado. El tribunal islámico de apelación de Katsina, al norte de Nigeria, ha decidido esta mañana, tras una corta sesión, volver a aplazar la vista, que se celebrará finalmente el 27 de agosto. El único delito de Lawal es haber tenido un hijo fuera del matrimonio.
Amina Lawal, de 33 años, analfabeta y madre de tres hijos, fue condenada el 22 de marzo de 2002 a morir lapidada por haber tenido un hijo estando divorciada, en aplicación de la sharía (la ley coránica), que está vigente en 12 de los Estados del norte de Nigeria de mayoría musulmana.
El presunto padre del bebé negó haber mantenido relaciones sexuales con la condenada, y los cargos en su contra fueron retirados. Durante las dos vistas previas a la sentencia, Amina Lawal no contó con asistencia legal, hasta que la organización local Baobab, especializada en los derechos de la mujer, se hizo cargo de su caso y procedió a la apelación.
Falta de 'quórum'
La sentencia, que fue confirmada en agosto de 2002, determinaba que la ejecución tuviera lugar en 2004, cuando la bebé, Wasila, que tiene ahora un año y ocho meses, acabe el periodo de lactancia. La apelación empezó a ser revisada el pasado enero y se esperaba que la sentencia fuera anunciada el pasado 25 de marzo. Sin embargo, aquel día se ausentaron de la vista dos de los cuatro jueces del tribunal, por lo que el abogado de la defensa, Musa Aliyu Yawuri, llegó a un acuerdo con los fiscales del Estado para aplazar el proceso al 3 de junio. En la vista de hoy, se ha producido un nuevo retraso debido también a la falta de quórum.
Precisamente el 25 de marzo se cumplía un año de la absolución de Safiya Hussaini, que también había sido condenada a muerte por lapidación, en el Estado de Sokoto (norte). Safiya aseguraba haber sido violada por un hombre casado, extremo que no fue investigado durante el primer juicio. Ese mismo día, Amnistía Internacional (AI) lanzó una campaña para defender a vida de Amina Lawal -que ha recogido hasta ahora 6,5 millones de firmas- y de otros condenados a muerte por lapidación en este país: Yanusa Rafin Chiyawa, Ahmadu Brahim, Fatima Usman y Sarimu Mohamed.
AI recuerda que, además de cruel y degradante, en el caso de la sharía las condenas por adulterio son claramente discriminatorias, ya que para sentenciar a un hombre es necesario el testimonio de cuatro varones "de buena reputación", mientras que en el caso de una mujer basta con un embarazo sin estar casada para considerarla culpable.
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