Bush, consternado por la supuesta clonación del primer ser humano
Además de reavivar el debate sobre ese tipo de investigaciones, el anuncio ha provocado la burla de la comunidad científica
El principal detractor mundial de la clonación, incluida la terapéutica, George W. Bush, está "profundamente consternado" por la supuesta clonación del primer ser humano, anunciada ayer por la empresa Clonaid -vinculada a la secta de los raelianos- y de cuya veracidad duda la comunidad científica. En consecuencia, el presidente de Estados Unidos ha apremiado al Congreso para que apruebe las leyes que prohíban estas prácticas.
Un portavoz de la Casa Blanca, Scott McClelland, ha señalado esta mañana que "al presidente, como a la mayoría de los estadounidenses, la clonación de un ser humano es algo que le produce profunda consternación y apoya fervientemente la aprobación de leyes que la prohíban". McClelland ha destacado que, a pesar del escepticismo que rodea el anuncio, el presidente opina que estos hechos "subrayan la necesidad de que el Congreso recién elegido, con el apoyo de los dos partidos, apruebe leyes que prohíban todos los aspectos de la clonación humana".
La noticia, lanzada ayer como una bomba por la empresa Clonaid en Florida, también ha sido recibido con estupor por el nuevo líder de la mayoría republicana del Senado, senador Bill Frist (Tennessee), médico de profesión, que ha calificado la noticia de "inquietante". Por su parte, las autoridades de salud de EE UU han puesto en marcha una investigación de las circunstancias en las que Clonaid llevó a cabo la supuesta clonación de un ser humano con el fin de comprobar si se violaron las leyes estadounidenses. La presidenta de Clonaid, Brigitte Boisselier, informó del nacimiento el jueves a las 16.55 GMT de Eva, una niña clonada hija de una estadounidense de 31 años. Sin embargo, no especificó el lugar en el que se produjo el parto, que fue mediante cesárea.
"Les falta un tornillo"
Además de reavivar el debate sobre ese tipo de investigación que los sectores conservadores consideran inaceptable, la presunta clonación ha provocado la burla de los científicos. "A estos tipos [los realianos, una secta que dice que los humanos fueron clonados por extraterrestres hace 25.000 años] les falta un tornillo. No han presentado pruebas, fotografías, estudios, nada que pueda servir para fundamentar sus aseveraciones", ha subrayado Glenn McGee, del Centro de Bioética de la Universidad de Pensilvania.
Para Greg Stock, especialista en genética de la Universidad de California, en Los Ángeles, se trata de un golpe publicitario y es "extremadamente improbable" que sea verdad. "Esto tiene que considerarse como una broma hasta que se presenten pruebas científicas", señala Norman Frost, experto en ética médica de la Universidad de Wisconsin. El Instituto Roslin de Edimburgo, donde nació la oveja Dolly, ha alertado de los peligros de la clonación: "Todos los equipos que han trabajado en la clonación de animales hablan de un gran número de intentos fallidos, de una elevada mortandad posnatal y problemas a lo largo de toda la vida".
El Vaticano condena la clonación
En el ámbito religioso, el Vaticano ha condenado el anuncio, destrás del cual considera que existe una "mentalidad brutal privada de toda consideración ética y humana". "El anuncio, sin ningún elemento de prueba, ya recibió la condena moral de una gran parte de la comunidad científica internacional", ha declarado el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls.
Además, la Coalición Cristiana de EE UU, ha señalado que presionará para que el Congreso prohíba todo tipo de clonación, incluida la investigación con células madre que, según sus partidarios, podría conducir a la curación de muchas enfermedades.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.