La Iglesia de EE UU expulsará a sus miembros al primer caso de abuso
Los sacerdotes estadounidenses acuerdan una política de expulsión automática con los implicados en escándalos sexuales
Los sacerdotes estadounidenses reunidos en el Vaticano con motivo de los recientes escándalos por abusos sexuales han acordado una política de actuación que supondrá, en la práctica, la expulsión inmediata del que cometa una falta en ese sentido. Con esta política de expulsión al primer desliz, la iglesia norteamericana trata de poner freno a una serie de escándalos sexuales en los que se han visto envueltos sus ministros y que le ha costado más de 1.000 millones de dólares en indemnizaciones.
"Una vez que el Santo Padre ha dicho que no hay lugar en el sacerdocio para un ministro que hiere a los niños, entonces hay que empezar a trabajar desde ahí", ha declarado el Cardenal Theodore McCarrick, de Washington. Preguntado sobre si los cardenales estarían a favor de adoptar esa política para apartar a los sacerdotes envueltos en casos de abusos, McCarrick ha contestado "Yo creo que sí".
Ayer, el Papa declaró a los religiosos estadounidenses a los que convocó la semana pasada que no toleraría sacerdotes pedófilos. Los obispos han mantenido dos días de conversaciones con el Pontífice para atajar el creciente escándalo por los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes principalmente en EE UU, pero también en otros países europeos, como Polonia o Alemania.
Carta a los sacerdotes
El anuncio se ha producido horas antes de que finalizase el cónclave. Por su parte, el portavoz del Vaticano, el español Joaquín Navarro-Valls, ha anunciado que los cardenales estadounidenses han redactado una carta para todos los religiosos del país en la que piden perdón por "no haber podido evitar a la Iglesia Católica el escándalo por los casos de abusos sexuales a menores".
Los cardenales dicen conocer "la pesada carga de vergüenza y dolor que soportáis porque algunos han traicionado la gracia de la ordenación [sacerdotal] al abusar de aquellos a cuyo cuidado se habían confiado".
"La Iglesia entera está afligida por esta herida, en primer lugar las víctimas [de los abusos] y sus familiares, pero también los que han dedicado sus vidas al servicio sacerdotal".
Los cardenales acaban alabando a aquellos que no han traicionado su misión. "En nuestro encuentro, habéis estado en nuestro pensamiento y en nuestro corazón porque sabemos el dolor y la vergüenza que estáis soportando por causa de aquellos que han traicionado la gracia de la ordenación abusando de aquellos confiados a su cuidado".
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