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Vuelve a casa (y no solo por navidad)

Según un reciente informe, el 15% de las marcas nacionales reactiva la producción en España. Y, todavía, sin plan institucional que lo cohesione.

Inditex
Cordon Press

El estudio de la Fundación para la innovación textil (Fitex) revela que el 15% de nuestras firmas fabrica de nuevo en España, en Portugal o Marruecos. Y es que hace una década producir en Oriente suponía una gran reducción de costes; ahora, no tanto. «En China debes pagar la producción por adelantado, aquí el modelo es más flexible», explica Borja Oria, presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil.

Los protagonistas del regreso son pequeñas o medianas empresas que no pueden costearse grandes tiradas de prendas ni hacerse cargo del transporte. «Se consume menos y, por tanto, hay que producir volúmenes más reducidos», afirma Pilar Riaño, directora de la revista Moda.es. El caso es especialmente aplicable a marcas de calzado como Rebeca Sanver o Panama Jack, que han decidido reactivar su producción en Alicante. «El zapato español es reconocido internacionalmente. Si lo haces fuera, no puedes controlar todo el proceso y no te adaptas a las necesidades del cliente del mismo modo», explica Marisa de la Vega, directora de marketing de Wonders. Esta marca decidió quedarse en España cuando muchas de sus competidoras comenzaron a irse. Ahora lideran la tendencia contraria: aterrizan en Asia con la campaña Made with love in Spain.

Existen otros valores más subjetivos que también están jugando un papel crucial en el aumento de la fabricación nacional. «El cliente comienza a interesarse por la huella ecológica», cuenta Oria. Para Ángel Asensio, presidente de la Federación Española de Empresas de la Confección (Fedecon), además de la sostenibilidad, el consumidor está empezando a apreciar el producto español. «Comprarlo es una forma de contribuir a la recuperación económica», afirma. 

Pablo Isla, presidente y consejero delegado de Inditex.

Cordon Press

Espejos donde mirarse. En Estados Unidos o en el Reino Unido ya parecen tener muy claro que la vuelta de las empresas textiles y el auge de un comprador más concienciado son una oportunidad para apoyar el made in y alcanzar a través de él el saneamiento de la economía. El Council of Fashion Designers of America (CFDA) lanzó el pasado verano una iniciativa para impulsar la reindustrialización del Garment District, el barrio neoyorquino que fue el epicentro de la producción de muchas marcas de moda estadounidense. Bajo el título Fashion Manufacturing Initiative, firmas como Prabal Gurung o Ralph Lauren apuestan por la creación de la logística y la formación para que Nueva York vuelva a ser un mercado competitivo.

Por su parte, el British Fashion Council ya hace años que apoya la producción nacional, y diseñadores como Mary Katrantzou o Peter Pilotto se enorgullecen de fabricar sus colecciones en casa. Ahora es la gran distribución (Marks & Spencer o Asos) la que se suma a la estrategia.

En España aún no hay una iniciativa similar. La Fedecon está en trámites con el Gobierno para lanzar una línea de crédito que promueva el regreso de las empresas a nuestro país y la reindustrialización de nuestras fábricas. Un 87% de las marcas de moda dice apostar por la producción nacional en Portugal, Marruecos, Turquía o Túnez, concluye un estudio reciente realizado por Moda.es y VentePrivée. Pero el problema es la falta de recursos, porque solo un 60% de nuestra logística funciona.

Por su parte, las grandes cadenas españolas están ampliando sus bases aquí: Mango construye un parque industrial de 580.000 m2 en las inmediaciones de Barcelona e Inditex abrirá una nueva fábrica en Cabanillas del Campo (Guadalajara) y ha inaugurado una planta de Massimo Dutti en Tordera (Barcelona), mientras está duplicando la extensión de su sede de Arteixo.

En cuanto al lujo, firmas como Loewe siempre han apostado por fabricar en España: acaban de ampliar su fábrica de Getafe a 15.000 m2 y crearán 180 puestos de trabajo hasta 2015. Otro de los focos españoles en el que se centra la producción de las marcas de alta gama es Ubrique. Esta región ha aumentado sus exportaciones un 30% en 2012. Su cuero lo demandan firmas como Jil Sander o Dior.

«Somos eminentemente exportadores, pero lo que hace falta para la supervivencia del sector es fomentar el consumo doméstico», afirma Asensio. La crisis, al menos, está sirviendo para alumbrar el camino.

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