Tyler Mitchell, el fotógrafo que ha hecho historia junto a Beyoncé
Tiene 23 años y ha sido el primer artista afroamericano a cargo de la portada de Vogue. Su compromiso como artivista con la comunidad negra y sus fotos de las voces del movimiento anti armas #NeverAgain despertaron el interés de la cantante y la publicación.
El número de septiembre de la edición estadounidense de Vogue, el más importante y esperado del año, no deja nada al azar. Quedó claro con The September Issue (2009), el documental protagonizado por su famosa editora jefa, Anna Wintour. En este 2018, con una larga lista de sucesos de corte racista y xenófobo que han tenido lugar en el país (la separación de las familias migrantes ejecutada por Trump, la matanza de supuesto trasfondo fascista en Parkland o la detención injustificada de dos ciudadanos negros en un Starbucks), el hecho de que la mítica publicación rompa sus propios cánones a favor de la diversidad es un hito. Con los rumores de una posible jubilación de Wintour en el aire y la previa filtración por parte de The Huffington Post afirmando que la propia Beyoncé Knowles habría tomado las riendas creativas de la elaboración del número, la pieza llega rodeada de expectación. “La voz de todo el mundo cuenta”, es el titular que deja la cantante. Una declaración de intenciones que se extiende en su ensayo del interior en el que, además de hablar de su herencia cultural, sus ancestros, aceptación corporal o su embarazo, explica por qué eligió a Tyler Mitchell, de 23 años, para poner la mirada tras la cámara. “Hasta que haya un mosaico de perspectivas provenientes de diferentes etnias detrás del objetivo, seguiremos teniendo un enfoque y una visión estrechas de cómo es el mundo en realidad. Por eso quería trabajar con este brillante fotógrafo”, escribe.
Aunque suene impensable y desfasado, en sus 126 años de historia, es la primera vez que la publicación deja la portada de su edición de cabecera a cargo de un fotógrafo afroamericano, como reconocen en el perfil publicado sobre Mitchell. Un hecho que resuena más al tratarse de un artista que, precisamente, trabaja en torno a la visibilidad de su comunidad. “Durante mucho tiempo, las personas negras han sido consideradas cosas. Hemos sido cosificados física, sexual y emocionalmente. Con mi trabajo estoy buscando revitalizar y elevar el cuerpo negro”, cuenta a Vogue. Su edad también es remarcable, con 23 años, Tyler es uno de los tres fotógrafos más jóvenes que han asumido esta responsabilidad. Irving Penn lo hizo a los 26 por primera vez en 1943, el inglés David Bailey lo hizo en los 60, también con 23. Sustituye así a fotógrafos habituales como Patrick Demarchelier y Mario Testino, ahora desterrados por la revista tras sendas acusaciones por acoso sexual.
Fotografías en una casa de campo en ruinas a las afueras de Londres, con muchas flores y telas a modo de fondo, los elementos estéticos que han utilizado recuerdan a los de su posado anunciando que estaba embarazada de gemelos. En la primera portada, Beyoncé aparece con un vestido de novia de la colección Cruise de Gucci. En la alternativa repite alegato con un diseño de Alexander McQueen. Louis Vuitton y Valentino también le han prestado piezas y el diseñador masculino Wales Bonne ha creado en exclusiva para ella un traje color blanco con el que también posa. Sobre cómo ha sido trabajar con la celebridad, Tyler Mitchell confesaba a Vogue que «cuando ella se sentó delante de mí, inmediatamente, hubo el nivel de comodidad que tendrías con un amigo, lo cual fue bastante inesperado». «Imaginarías a alguien tan famosa como Beyoncé como protectora de su imagen, pero en realidad era un libro abierto, y eso es exactamente lo que quieres como fotógrafo», apuntaba a la revista.
Fue su trabajo para Teen Vogue fotografiando a Emma González y a otros jóvenes activistas anti armas del movimiento #NeverAgain de todo el país, como Jazmine Wildcat, Clifton Kinnie o Nick Joseph (organizadores de la ‘March for our lives’), lo que suscitó el interés del equipo editorial. A eso se sumó su exposición en Red Hook Labs, una galería de Brooklyn que reúne cada año una selección de artistas emergentes (Dazed se hizo eco de su trabajo el pasado junio). A pesar de que The Huffington Post defendía en su artículo ya mencionado que la elección de Tyler fue a dedo e impuesta por Beyoncé, tanto ella como la propia Anna Wintour han desmontado la teoría. «El concepto y el fotógrafo eran completamente de Vogue, específicamente de Raúl (Raúl Martínez, director creativo de Condé Nast)”, dice la editora a Business of Fashion. Y la cantante reconocía haber elegido a Mitchell de entre varios artistas propuestos por su equipo.
Centra su trabajo en la fotografía y el cine. Residente en Nueva York pero natural de un barrio de la periferia de Atlanta (Georgia), una ciudad con trascendencia histórica para la población negra estadounidense, Tyler contaba a Vogue que fue en su barrio donde comenzó a interesarse por capturar momentos. Comenzó con el skateboard y los videoclips, «(el skate) no es un deporte basado en la competencia, sino que prospera en la comunidad». Después vino el compromiso retratando a la cultura joven negra de Altanta y, con su ingreso en la Tisch School of Arts de Nueva York, surgió el interés en su figura por parte de publicaciones como i-D Magazine, Office Magazine, The FADER, Teen Vogue o Vogue. En moda ya ha trabajado con firmas como Marc Jacobs, Givenchy, Converse, Nike o Ray-Ban.
En uno de sus cortometrajes, American Eagle, que él mismo protagoniza contando su historia en tercera persona, Tyrel Mitchell dice: “Si pudiera hacer fotos y películas que significaran algo durante el resto de su vida, estaría feliz”. De momento debe estarlo.
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