La fundadora de Alejandre Studio: «Intentamos volver a la época en la que dejar ver el tanga era algo bonito»
Hablamos con Sandra Peñaranda, fundadora de Alejandre Studio, sobre cómo su joven firma persigue romper tabúes en la industria de la moda reivindicando la sexualidad y la naturalidad del cuerpo.
Alejandre Studio, la firma made in Spain capitaneada por Sandra Peñaranda, salía a la luz el pasado diciembre con una ambiciosa misión: reinterpretar los patrones clásicos y normalizar el cuerpo de la mujer al descubierto. “Queríamos presentar un diálogo entre la ropa y las formas femeninas. Poner de manifiesto la aceptación del cuerpo y afirmar que puede ser mostrado con libertad y deseo”, explica Sandra por teléfono a S Moda.
Sandra estudió diseño en la escuela IADE de Madrid y después de trabajar en diferentes empresas del sector, fue hace tan solo un año cuando decidió emprender su propio proyecto tras decretarse el estado de alarma. “Siempre lo había tenido en mente, pero nunca me había atrevido a dar el paso. En el momento que nos confinaron tenía unos ahorros y me lancé, ya no tenía excusas por falta de tiempo o incompatibilidad de horarios”, nos cuenta riendo. Con tan solo 24 años, la jovencísima diseñadora daba el pistoletazo de salida a su proyecto personal abordando ella sola el grosso del proceso creativo. “Me puse unos horarios y durante el confinamiento estuve tres meses trabajando: hacía los patrones, sacaba los prototipos, hacía las pruebas…”, recuerda.
En su misión por romper con la estética tradicional, los diseños de Alejandre liberan zonas del cuerpo que con anterioridad hemos reservado a una esfera más intima y privada. “Al fin y al cabo enseñamos el culo, la parte del pecho… algo a lo que no estamos acostumbrados”, señala. Un patronaje diferente que no queda exento de prejuicios en una sociedad todavía tan estéticamente estigmatizada y cuyo fin, lejos de llamar la atención, persigue trasladar una libertad sin complejos al universo textil. “Sabes que te van a mirar y te van a juzgar, que hay gente que le va a gustar o que no… pero es como ser fiel a uno mismo y decir: ¿y por qué no?”, sostiene.
Sus creaciones no se dirigen a un público concreto: “Vivimos en un momento en el que cada vez el género está más diluido, nos gusta hablar de personajes. Hemos presentado la colección en una mujer porque es lo que teníamos en mente, pero no es algo cerrado”, resume. Esta primera línea se inspira en la estética del año 2000 y el individualismo ecléctico que caracterizaba los looks de las estrellas de entonces –sus piezas recuerdan a los vestidos cut-out que proliferaban con el cambio de milenio y reivindicaban la piel al descubierto–. “Buscamos la exteriorización de la lencería, expresar la sensualidad y la sexualidad sin complejos, de manera delicada y cuidada a la vez que transgresora y explícita. Intentamos volver a la época en la que dejar ver el tanga era algo bonito”, detalla.
En esta primera colección, la diseñadora situó como punto de partida la reinvención del corsé a partir de un tejido alejado de nuestra idea de lo sensual: el algodón. “Queríamos trasladar un tejido tan naif y cute como el algodón a un patrón con aberturas mostrando partes que deberían estar tapadas”. Una manera de suavizar las arriesgadas formas de su colección para reducir la distancia con las futuras clientas. “La gente no está acostumbrada a ver este tipo de piezas tan rompedoras. Al plantearlo bajo ciertos tejidos es más fácil de asimilar”, reconoce.
Mugler, Y/Project o la londinense Charlotte Knowles, son algunas de las firmas en las que se inspira el joven proyecto de Peñaranda, con las que comparte “una visión evolucionada de la figura de la mujer, mostrándola sin tabúes y cambiando el concepto de la sexualidad”. El escenario mundial ocasionado por la covid-19 ha evidenciado el poder del universo digital y la fundadora de la firma señala a las redes sociales como una indispensable herramienta sin la que le hubiera sido posible llegar hasta aquí. “En diciembre lancé la colección a Instagram. Es el portal en el que ves si algo tiene un camino o no”, aclara. Alejandre Estudio salía a la luz en la red social el pasado diciembre (antes que su página web) con el fin de transmitir al mundo su proyecto y trasladar el mensaje de su marca. “Instagram ha sido la manera de llegar a Londres, América… sitios desde los que ya nos están escribiendo porque quieren nuestras prendas. Sin Instagram no hubiéramos podido acceder a la difusión que hemos tenido sin ser nadie”, revela.
“El proyecto ha cogido consistencia de realidad y la gente quiere las prendas, ya no le vale con verlas: quieren pagarlo, comprarlo y tenerlo”, reconoce el alma máter de la firma. Con el objetivo de alcanzar una fabricación ética y evitar el excedente de producto, dentro de dos semanas inaugurará su tienda online en la que presentará una selección de sus creaciones bajo demanda (sus diseños aún no están a la venta). “Queremos fabricar de una forma responsable y evitar el excedente de producto, por lo que vamos a producir bajo pedido”, apunta. En la colección encontraremos una parte de su línea presentada en las redes donde los corsés, la lencería, los monos de algodón y los pantalones se convertirán en protagonistas. Sus precios oscilaran de los 75 a los 200 euros.
Si hablamos de emprendimiento, la creativa, con su fuerte personalidad por bandera, anima a caminar en un plano independiente al discurso de la sociedad y no poner límites a nuestra creatividad. “Es un error pensar que lo más recatado va a vender más o va a funcionar mejor, también nos cansamos de lo convencional. Vamos a dejar que la creatividad fluya”, concluye.
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