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‘El diablo se viste de Prada’ como fuente inagotable de memes: del azul cerúleo al “¿flores en primavera?, qué original”

El anuncio de la secuela retoma el interés por está comedia satírica sobre la trastienda de las revistas de moda, tradicionalmente lugares donde el ambiente laboral es especialmente complicado

El diablo se viste de Prada
Una escena de 'El diablo se viste de Prada'. En la imagen Meryl Streep con Anne Hathaway, en el papel de su asistente personal.General (Topham/Cordon Press)

Aún no existe comunicado oficial, pero varias fuentes aseguran que Disney prepara una secuela de El diablo se viste de Prada. Estrenada en 2006, la adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre cuenta las peripecias de la novata Andy Sachs (Anne Hathaway) en una publicación de moda, con la terrorífica Miranda Priestly (Meryl Streep) como jefa. El personaje de Priestly está basado abiertamente en Anna Wintour, líder máxima de Vogue, quien asistió al estreno efectivamente vestida de Prada.

En su día fue un éxito absoluto en taquilla. Su recaudación mundial, de más de 325 millones de dólares, compensó el enorme presupuesto de un millón de dólares para el vestuario, del que se encargó Patricia Field (Sexo en Nueva York). Pese al enorme gasto, fue una tarea complicada, ya que todos los diseñadores, menos Valentino Garavani, rechazaron participar por miedo a Wintour. Tampoco quisieron tomar parte los responsables del Met, museo donde se organiza la famosa gala anual, ni los organizadores de la semana de la moda de Nueva York. El equipo tuvo que agudizar el ingenio para que la ambientación fuera lo más realista posible: el diseñador de producción logró colarse en la oficina de Wintour, y la replicó con tanto detalle que la directora editorial terminó redecorando su despacho.

El despacho de la película se parecía mucho al de Anna Wintour en la vida real.
El despacho de la película se parecía mucho al de Anna Wintour en la vida real. General (Topham/Cordon Press)

Gracias a estos pormenores, el largometraje pretende mostrar al gran público los entresijos de una industria normalmente hermética; y aunque los profesionales mantienen que la realidad no se parece ni de lejos a la ficción, reconocen ciertos comportamientos, que al menos hasta hace unos años, estaban bastante normalizados en el sector.

Los rumores apuntan a que la segunda parte presenta a Miranda Priestly aún al timón del grupo editorial en decadencia. Su exasistente Emily (Emily Blunt) en cambio es una alta ejecutiva de un conglomerado de moda de lujo, tipo LVMH, cuyo dinero en publicidad la revista necesita para su supervivencia. Aún no está claro qué ha sido de Andy y si Anne Hathaway volverá a participar. Mientras las marcas se frotan las manos con las posibilidades de emplazamiento de productos, otros fans se preguntan si es una buena idea actualizar un trabajo que representa una época muy específica, con sus cosas buenas y sus cosas malas.

Ha llovido mucho desde que este filme llegase a la gran pantalla, hace casi dos décadas, y su planteamiento puede hoy resultar problemático. Pero no queda duda de que su influencia sigue resonando, más allá del celuloide. “Parte de su éxito perdurable reside en que en el fondo nos gusta ver cómo los privilegiados también lo pasan mal”, argumenta el creativo Javier Navarro Arbe. “La moda de lujo provoca una sensación contradictoria, te da un poco de rabia, tanto si tienes acceso como si no. Por otra parte, dentro de la industria existía morbo sobre la caracterización de Anna Wintour, y por identificar los diferentes tipos de personalidades con las que se mueven. Como producción sobre el mundo de la moda ‘Prêt-à-Porter’, de Robert Alman fue un retrato más realista pero no tuvo tanta repercusión porque le faltaban el morbo y ese componente tan pop. Además, El diablo… contiene el cambio de imagen de la protagonista. Es un clásico, eso de poner a una actriz guapa mal peinada y con ropa anodina para luego transformar su apariencia. Todos lo hemos deseado, ese momento en el que querías ponerte los Levi´s que tus padres no te compraban,” añade. ¿Qué otros aspectos hacen que mantenga viva la popularidad de este momento icónico de la cultura popular?

Ese monólogo del azul cerúleo

Resulta curioso que la comedia, pese a la sátira que contiene, haya contribuido a cimentar la imagen de la moda como un potente negocio. El guión lo consigue en uno de los momentos más memorables del metraje. Andy llega a la revista Runway de rebote, recién licenciada y con un poco disimulado desprecio por todo lo relacionado con la ropa, que juzga superficial. Durante una reunión Miranda la corrige, recitando el ya célebre monólogo:

“El azul cerúleo apareció en las colecciones de ocho diseñadores distintos; y después se filtró a los grandes almacenes; y luego fue a parar hasta una deprimente tienda de ropa a precios asequibles, donde tú, sin duda, lo rescataste de alguna cesta de ofertas. No obstante, ese azul representa millones de dólares, y muchos puestos de trabajo, y resulta cómico, que creas que elegiste algo que te exime de la industria de la moda, cuando, de hecho, llevas un jersey que fue seleccionado para ti, por personas como nosotros, entre un montón de cosas.” Aún se comparten fragmentos de esta tremenda actuación de Meryl Streep cuando se quiere visibilizar el peso de una industria.

Los ‘protomemes’

En algún momento es probable que nos hayamos topado con la expresión ‘¿Flores en primavera? ¡Qué original!´ adaptada a diferentes contextos. Este comentario irónico de Miranda Prestly, que se burla de la naturaleza cíclica de su profesión, es una de las frases más repetidas del diálogo. El diablo se viste de Prada precede a la ‘memeficación’ de la cultura audiovisual, ese uso de citas para aportar un guiño de humor a titulares, textos o conversaciones, y que forma parte de ese refranero digital contemporáneo que es la memesfera. “Lo floreado en primavera es un cliché, y por eso creo que es una de las razones por las que la frase hace gracia”, ha explicado la guionista de la película Aline Brosh McKenna. “Es un código secreto que entienden las mujeres, y que tiene que ver con que cada año nos intentan vender cuadros en otoño, y flores en la primavera. Probablemente ya tengas diez prendas como estas en tu armario, pero siempre van a darte una razón convincente para venderte mierda que tú ya tienes.”

“Eso es todo”, la manera en la que Miranda corta las conversaciones es todo un éxito en formato GIF, aunque es Emily, la colega que al principio atormenta a Andy la que se lleva la palma de las frases ingeniosas en el guión. “Estoy a una gastroenteritis de mi peso ideal”, “¿Llevas las Ch…?” (refiriéndose, ojiplática, a unas botas de Chanel) o “Vendiste tu alma el día que te pusiste aquellos Jimmy Choo” están entre las más celebradas.

Una crítica a los trabajos tóxicos

Brosh McKenna siempre ha mantenido que la película no es una comedia romántica. El título se centra en el desarrollo personal y profesional de la protagonista, que empieza su primer trabajo sin saber realmente lo que quiere y cómo ir a por ello.

“Vemos los arquetipos que todos hemos experimentado en otras empresas, ya sea en una copistería, en una oficina o en una fábrica”, opina Navarro. “En la moda es su versión más extrema. También considero que recientemente las estructuras de las empresas de moda, con su naturaleza cambiante y la presión para tomar decisiones instantáneas, han sido replicadas en otros sectores. Las start-ups, por ejemplo, funcionan de manera similar.”

La historia refleja un entorno laboral tóxico, que afecta la salud mental y las relaciones personales, y que no debería aplaudirse. Sin embargo, Miranda describe el trabajo como un puesto por el que “millones de chicas matarían”, y al final vemos como la recomendación de la temida jefa hace que Andy consiga ser contratada en un periódico, su verdadera vocación. Una forma retorcida de justificar esa precariedad asfixiante del trabajo a deshoras y el sueldo ínfimo. Lo que nos lleva a los puntos más controvertidos y debatibles de la cinta…

Se ha abierto el debate sobre si el verdadero villano era el novio del personaje interpretado por Anne Hathaway.
Se ha abierto el debate sobre si el verdadero villano era el novio del personaje interpretado por Anne Hathaway. General (Topham/Cordon Press)

El debate sobre los villanos

Existen varios elementos que, 18 años después, no han envejecido nada bien. Ahora nos resulta extremadamente chocante el comentario de una jefa que se refiere a Andy, como candidata al puesto, que encima tiene talla absolutamente normativa, como “la chica inteligente y gorda”.

En esta relectura también se ha discutido largo y tendido sobre quién es verdadero villano de la historia: Miranda, la jefa tirana, pero con una enorme presión y en el fondo vulnerable, o Nate, el novio que menosprecia la ocupación de su pareja, que se irrita con ella y se pasa media película enfurruñado. Los amigos de Andy tampoco salen muy bien parados en su falta de apoyo, pero Andy nunca se lo echa en falta.

La guionista, Aline Brosh McKenna, aclara que escribió el papel de Nate como un giro en la perspectiva de género del tema recurrente de “la novia” en Hollywood: “Él le está diciendo a ella que está siguiendo al diablo en el camino equivocado. Su papel es recordarle a la protagonista cuáles son sus intenciones morales, un rol que generalmente interpretan mujeres. No creo que él no la apoye, ni considero que no quiere que trabaje, pero critica los valores que se ha marcado para ella misma”. No ha pasado desapercibido que se muestre a las mujeres compitiendo entre sí, hay más momentos dentro de la temática de género. La propia Andy menciona que si fuera un hombre, lo único que de lo que se hablaría es lo buena que es en su trabajo.

Todo esto podría parecer una exageración en pos del tono cómico, pero al parecer el filme empezó siendo más blando y menos realista. Según la propia Brosh McKenna desveló, le mandó el guión a una persona experta del sector, que nunca nombrará, que criticó que los personajes se comportaran de forma demasiado amable, ya que, según su experiencia, nadie en ese mundo de la moda tiene por qué serlo y no tienen tiempo para ello. Después de estos comentarios, la guionista modificó sustancialmente el manuscrito, y es así como nos llegó la versión final que hoy conocemos.

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