‘Street food’: La comida a pie de calle ya no es comida ‘basura’
Aterriza en España la fiebre por la gastronomía callejera. Recorremos algunos de los ejemplos más representativos.
Por extraño que parezca, teniendo en cuenta el clima y las costumbres, en España no se ha explotado demasiado el concepto de 'comida en la calle' (Street Food según los anglosajones). Fuera de los típicos puesto de churros o bocadillos vinculados a las ferias populares y los quioscos de helados, no se encuentran muchos más ejemplos. Si se come al aire libre es en la mesa de una terraza o sobre una manta en el campo, pero no de manera habitual en las calles de las ciudades. Hasta ahora.
Desde hace un par de años varias asociaciones o agrupaciones de profesionales relacionados con la hostelería están realizando actividades para fomentar la cultura de la comida en la calle en el país. Por ejemplo, en Barcelona, el festival Eat Street (organizado por BCN Mes) ya ha celebrado tres ediciones con un éxito más que notable y la próxima ya está prevista para el inicio del otoño. Su filosofía pasa por la idea de que se puede comer en la calle sin tener que recurrir a la comida basura y además a buen precio. En la misma línea se sitúa la asociación Street Food Madrid, que además de organizar actividades, está luchando por un cambio en la legislación que regula el negocio gastronómico en el espacio público (su manifiesto puede leerse aquí).
El interés por el negocio de la gastronomía a pie de calle también ha llegado al sur: Andalucía Pop Up es un movimiento impulsado por jóvenes emprendedores de Málaga y Sevilla que también apuestan por la comida callejera de calidad. Además de instar a las instituciones a llevar a cabo un cambio de legislatura que favorezca estas actividades, promueven el consumo de productos locales o el uso de materiales reciclados, entre otras ideas. En Valencia también se ha llevado a cabo alguna actividad relacionada con el Street Food, como la primera edición de Ñam CV celebrada a principios del mes de julio en el Mercado de la Tapinería.
Enlazando con este último evento valenciano, algunos mercados tradicionales han añadido a su oferta comercial puestos de comida que también podrían considerarse 'callejera'. El más conocido puede que sea el Mercado de San Miguel de Madrid, reconvertido en espacio culinario. Pero también está el Mercat de Santa Catalina, en Mallorca, con puestos como La Coquería o el de Abastos en Santiago, con propuestas como la de Cociña María, por poner algunos ejemplos representativos.
Caravan Made, la iniciativa de dos emprendedores en Cataluña.
Cortesía de Caravan Made/ Alba García Aguado
'Foodtrucks', la comida sobre ruedas
Uno de los paradigmas de la comida en la calle son los Foodtrucks o camionetas reconvertidas en puesto de comida, muy comunes fuera del país. Los puestos de perritos calientes en Nueva York, de arenques frescos en Amsterdam o de tacos en México son una parte característica de su gastronomía y los ciudadanos disfrutan de sus productos cada día. Hasta en una ciudad tan aparentemente seria como Ginebra tienen su furgoneta de hamburguesas a pie de calle.
Pese a no ser masivos (debido en parte a las trabas legislativas para emprender este tipo de negocios), en España ya se han empezado a encontrar furgonetas dispensadoras de manjares. Una de las más famosas es la Hambroneta, que tiene su radio de acción en el País Vasco y que en su menú incluye hamburguesas, bocadillos, ensaladas, dulces y hasta café. Por Asturias circula la Dragonfly Sound Kitchen, una antigua furgoneta equipada con un horno de leña que avitualla a sus clientes con tés, cafés, pizzapanes y una considerable variedad de productos de repostería casera y creativa.
Desde hace unos meses otro negocio gastronómico sobre ruedas, el Bus de Neda, presta sus servicios de restauración en Galicia, tanto a pie de calle como para eventos privados. Y más hacia el Mediterráneo, en Peñíscola, el Cafe Racer Food Truck se une a la lista de vehículos transformados en restaurantes sobre ruedas. Cataluña es, sin duda, la comunidad en la que más ha calado el concepto del Foodtruck: Rolling Pita, Food’n’Roll, Eureka Street Food y Caravan Made recorren la geografía catalana buscando estómagos hambrientos a los que satisfacer con sus especialidades, diferentes entre ellas pero centradas en la calidad de los ingredientes.
Uno de los sandwiches de Caravan Made, un food truck catalán.
Cortesía de Caravan Made/ Alba García Aguado
Hazlo tú mismo
Aunque aún no es especialmente fácil emprender un negocio gastronómico enfocado en la venta callejera, hay empresas que han detectado la tendencia y ya ofrecen servicios a aquellos y aquellas que quieran probar en el sector. Rufina e hijas presta opciones de alquiler de furgonetas de aspecto vintage equipadas para cocinar y realizar eventos que pueden ir desde una presentación de una bebida hasta una boda. Las ciudades que más soliictan sus servicios son Madrid y Barcelona y el perfil de sus clientes es variado. "Hay un poco de todo, desde cocineros y hosteleros que nos requieren para iniciativas vinculadas a la street food, hasta particulares o agencias de comunicación que quieren realizar eventos" comenta a S Moda el fundador de Rufina e hijas, Pablo Pratmarsó. "En España ya ha despegado el fenómeno de los foodtrucks y es imparable. Solo falta que las autoridades no se queden atrás y responsan a este movimiento", continúa el empresario.
Un servicio parecido al que proporciona Pop Up Street Food, una empresa que proporciona tres modelos de furgonetas en régimen de alquiler, bien sea para un acto puntual o para largas temporadas. Además, también realizan eventos propios y para terceros. Y si alguien ha tenido toda la vida el sueño de tener un puesto de hot dogs (en cuestión de gustos cabe todo) El Perrito Bravo y sus carritos pueden suponer una buena opción. Después de ver este tipo de negocios en películas, series y en calidad de turistas quizá ha llegado el momento de incorporarlos a las rutinas culinarias patrias o, al menos, darles una oportunidad.
*La imagen de Eat Street es cortesía de Ely Zanni.
Así fue la última edición del festival Eat Street (organizado por BCN Mes).
Cortesía de Ely Zanni
Cortesía de Rufina e Hijas
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