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¿Quién quiere ser princesa pudiendo ser ‘influencer’? La realeza gana dinero con Instagram

Pauline Ducruet, hija de la princesa Estefanía de Mónaco, acaparó flashes como invitada al desfile de Tom Ford. No es la única ‘it girl’ con sangre azul que acumula cientos de miles de seguidores en redes sociales y posa con estilismos dignos de Chiara Ferragni.

Olympia de Grecia, Pauline Ducruet y Talita von Fürstenberg.
Olympia de Grecia, Pauline Ducruet y Talita von Fürstenberg.Getty / Instagram
Clara Ferrero

Pauline Ducruet, hija mayor de la princesa Estefanía de Mónaco, causó sensación en el último desfile de Tom Ford. La joven de 24 años ya se había dejado caer en otros eventos de firmas como Chanel o Valentino, pero era la primera vez que aparecía en la semana de la moda de Nueva York y lo hacía, además, enfundada en un minivestido de cuero negro que acaparó la atención de todos los flashes. Ducruet, que hace gala de un estilo digno de la nieta de Grace Kelly, está muy acostumbrada a posar. Lo hace constantemente en su cuenta de Instagram, que congrega a más de 43.000 seguidores gracias a sus estudiados estilismos. Sube cada look tres veces desde distintos ángulos y poses –una costumbre entre las cuentas de moda con más seguidores– y luce las últimas tendencias: las zapatillas feas y virales de Balenciaga, las gafas de sol cat eye que arrasan este verano o los bolsos más deseados de Chanel. Todo debidamente etiquetado como mandan las reglas de la influencia digital. Prima de Carlota Casiraghi, ha estudiado moda en el italiano Istituto Marangoni y ahora vive en Nueva York deseosa de labrarse una carrera en la industria. De momento, parece que muy enfocada a convertirse en prescriptora de renombre. Pero Ducruet no es la única royal joven y estilosa que busca el trono de Instagram.

Hace unos días lady Amelia Windsor, prima tercera de William y Harry de Inglaterra, protagonizaba titulares al colgar en Instagram un post patrocinado por la firma Michael Kors. ¿Puede hacer ese tipo de publicidad un miembro de la realeza?, se preguntaban en la edición estadounidense de Harper’s Bazaar. El artículo concluía que sí puesto que ocupa el puesto 38 en la línea sucesoria al trono británico. El protocolo no lo permitiría en el caso de Meghan Markle o Kate Middleton, influencers sin necesidad de redes sociales ni post pagados, pero parece que no hay ninguna razón que impida a Amelia Windsor –que no recibe dinero del estado por su posición– o a las otras prescriptoras ‘reales’ sacarse unos euros extra gracias a su estilo. La joven, que tiene 75.000 followers y también sueña con una carrera en la moda, suele dejarse caer por los mejores desfiles internacionales e incluso se subió a la pasarela para Dolce & Gabbana.

En ese mismo show, que presentaba la colección primavera-verano 2018 de la firma italiana, compartió casting con lady Kitty Spencer, sobrina de la fallecida Diana de Gales. De ahí que no faltara a la boda de su primo con Meghan Markle convirtiéndose en una de las invitadas más populares gracias a un colorido vestido floral de Dolce & Gabbana. Spencer es una de las jóvenes con título nobiliario más seguidas en Instagram con casi medio millón de fans después de que la cifra se disparara tras su aparición en la boda real. Aunque estudió psicología, política y literatura inglesa en la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), trabaja como modelo y se mueve como pez en el agua interpretando un rol de influencer de manual. Su rostro ha aparecido en campañas de Dolce & Gabbana y es embajadora de Bvlgari, jugosas colaboraciones que ya quisieran muchas para sí.

Olympia de Grecia (primogénita de los príncipes herederos de Grecia, Pablo y Marie-Chantal) se dejaba ver recientemente en Nueva York junto a su prima lejana Mafalda Sajonia-Coburgo (hija de Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal). La primera, que estudia el segundo curso de moda en la Universidad de Nueva York, ha estado trabajando como modelo este verano y es una de las it girls reales que más interés mediático genera (157.000 seguidores en Instagram) gracias a sus looks más próximos a los de Chiara Ferragni que al rígido protocolo de su Alteza Real, título que le corresponde. Mafalda de Bulgaria, por su parte, está preparando su primer disco y está más centrada en la música que en la moda, pero también hace gala de un estilo reseñable, actúa en fiestas de conocidas firmas (como la de Massimo Dutti en Madrid) y ha posado en revistas del sector.

La lista continúa. Talita von Fürstenberg, nieta de la diseñadora Diane von Fürstenberg y el Príncipe Egon von Fürstenberg, es musa e imagen de la firma homónima de su abuela –todo queda en casa–, suele estar invitada a la codiciada gala MET y ha protagonizado un par de portadas. En Instagram (164.000 followers) cumple todos los clichés: fotos en bañador en parajes idílicos, copiosos desayunos en azoteas de ensueño y una vida itinerante entre playas, desiertos y buganvillas griegas. Una existencia muy similar a la de la alemana Elisabeth von Thurn und Taxis, que comparte linaje con el rey español Carlos IV y el mismo gusto por romper las reglas de estilo que su madre, otrora conocida como «la princesa punk” por sus estilismos y peinados excéntricos firmados por Christian Lacroix. Tiene su propia columna en la edición estadounidense de Vogue, pero también escribe en publicaciones católicas, por lo que es conocida como “la Carrie Bradshaw del Vaticano”. Por supuesto, tampoco es ajena a las semanas de la moda y comparte instantáneas en las redes sociales con personajes de la industria como Giovanna Battaglia. En España quizá sea Briand Fitz James Stuart, nieta de la duquesa de Alba, el mejor ejemplo de noble descendiente con tirón en Instagram (una pena que Victoria Federica tenga su cuenta privada, algo que no le impide agotar existencias de las gafas de sol de la marca Parafina que lucía hace unos días).

Esta nueva estirpe de royals, nobles y chicas con pedigrí viene dispuesta a tomarle el relevo a las Casiraghis, las Borromeos y demás mujeres estilosas de sangre azul. Mientras que ellas se dejan ver en contados eventos y solo es posible acceder a su intimidad –estilística y personal– a través de la prensa del corazón y las revistas de moda, la nueva generación abre las puertas de su lujosa vida y su impecable armario a cualquiera que desee seguirlas en Instagram. A cambio, colaboraciones con marcas que abultan un poco más sus cuentas bancarias. ¿Quién quiere ser princesa pudiendo ser estrella de Instagram?

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Sobre la firma

Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

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