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‘Otra puta cuenta de dibujos’, la artista de Instagram que ratifica el triunfo del ‘cuquitrash’

Hablamos con Sarai, su creadora, que explica el origen pandémico de esta cuenta de Instagram en la que animalitos muy monos se encargan de decir verdades como puños.

Imágenes de Otra puta cuenta de dibujos.
Imágenes de Otra puta cuenta de dibujos.instagram @Otraputacuentadedibujos

Se dice que las fábulas, esos cuentitos breves en prosa o en verso protagonizados por animales que hablan y actúan como seres humanos, ya se escribían en la antigua Mesopotamia, 2000 años antes de que Julio César pronunciara aquello de Alea iacta est, justo antes de que sus tropas cruzaran el Rubicón de camino a Roma. Ya en el año 600 a.C., fue el griego Esopo quien perfeccionó el género escribiendo algunas de las fábulas más conocidas por todos nosotros como El zorro y las uvas, La tortuga y la liebre o La cigarra y la hormiga. Esas historias, de las que todavía sorprende su actualidad, quizá fueron las primeras que hicieron reflexionar sobre las paradojas de la vida a nuestros tiernos cerebritos infantiles. Las fábulas han permitido a los escritores de todas las épocas hablar sobre algunas de las aristas más afiladas de la condición humana sin referirse estrictamente a nosotros mismos, poniendo nuestros (a veces) cuestionables comportamientos bajo la responsabilidad de, por ejemplo, un astuto ratón.

En esa añeja tradición podríamos también enmarcar a Otra puta cuenta de dibujos, una cuenta de Instagram que surgió durante las primeras semanas de la pandemia de la covid-19 y que a lo largo de estos años se ha ido ganando una sólida legión de seguidores formada, en el momento en el que escribimos estas líneas, por casi 12.000 followers. “Se trata de animalejos pintados con colores pastelosos y que dicen cosas chungas”, nos explica la autora detrás del proyecto, Sarai, desde el patio de su casa en El Prat de Llobregat. Entre algunas de las perlas que dicen los ositos y perritos que dibuja la autora podemos leer: “Me caben tres sandías por el culo de la emoción por volver a trabajar hoy, dijo nadie, nunca” o “Hay días que mi única necesidad son: dos litros de gazpacho y que no me toquen mucho el coño”.

“Mis amigos definen el estilo de mi cuenta como cuquitrash, una palabra completamente inventada por ellos”, afirma. Respecto al origen del proyecto, Sarai recuerda que: “Todo esto empieza por la IA, que en este caso quiere decir insomnio y ansiedad. En febrero de 2020 me diagnosticaron un trastorno de ansiedad grave y principio de agorafobia, y eso que aún no sabía lo que iba a venir en marzo. No estaba bien. Entonces llegó la pandemia y me tocó pasarla sola. Cada día sufría tres o cuatro ataques de pánico. Quizá derivado de eso también se me dormían las manos y las piernas y hubo un día que pensé, ‘tiene que haber algo que me calme que no sean las pastillas’, y me puse a pintar”, recuerda. “Pintar hizo que focalizara mi atención en otra cosa y contribuyó a reducir mi ansiedad y los ataques de pánico. Comencé a sentir las manos de nuevo. Con esto también te quiero decir que la ansiedad es un poco el combustible de esta cuenta”.

Respecto a la creación de cada una de sus publicaciones, la artista explica que “se trata de un proceso bastante intuitivo que normalmente comienza con que hago un dibujo rápido y con mucho margen para el error, no lo repito. Y luego le añado la frase, para la que me suelo inspirar en cosas que le pasan a todo el mundo, que pensamos todos alguna vez. A todas nos ha dejado el novio o hemos pensado alguna vez que alguien que nos está hablando es un chapas de cuidado”.

Con esto también te quiero decir que la ansiedad es un poco el combustible de esta cuenta.

Otro de los objetivos de Sarai al crear la cuenta a finales de mayo de 2020 fue compartir su estado de ánimo con otras personas que estaban pasándolo mal, igual que ella. “A mí también me sirvió para darme cuenta de que no estaba tan sola sintiéndome así. Ver a gente que no era de mi círculo que les gustaban los dibujos era muy guay”, recuerda.

Tras casi tres años de un crecimiento sostenido, hace alrededor de un mes, la cuenta tenía unos 6.000 seguidores. En los últimos días se ha viralizado, doblando su número de followers. “Fue todo a raíz de publicar los dibujos del perrito que dice verdades [un perro rosa y aparentemente inofensivo]”, nos explica. “La verdad es que lo dibujé para criticar a cierta presentadora de televisión y la cosa se desmadró”. Ahora cuenta con casi el doble de seguidores, rozando los 12.000.

Sarai tiene 34 años y le encantan los animales y la música. Tiene muchos discos y es una habitual en las salas de conciertos de Barcelona. No obstante, por ahora ha preferido no mostrar mucho su rostro en la cuenta, “creo que no es importante que la gente sepa qué cara tengo, que se me imaginen ellos”. En lo relativo a sus influencias, la autora reconoce que no mira mucho el trabajo de otros artistas para evitar contagios, pero confiesa que adora el trabajo de su amiga, la dibujante Roberta Vázquez que, como ella, también trabaja con rotuladores y que ha sido un apoyo muy importante a la hora de crear este proyecto. “También me encanta lo que hace mi amiga Tintafina. No la conoce muchísima gente, pero hace cosas con tinta que me encantan y, aparte, como también vive aquí en El Prat, pues quedamos mucho”, explica.

A raíz de su trabajo en Otra puta cuenta de dibujos, la ilustradora ha hecho una exposición en El Prat, ha participado en la muestra Perdona, estoy hablando, una aproximación enciclopédica al cómic autobiográfico de mujeres empezando por tempranas voces hasta militantes recientes, celebrada en CentroCentro en Madrid, y realizado varios trabajos para clientes como la sala La Capsa de El Prat o las portadas de los singles de la artista Lea Leone.

Actualmente se encuentra preparando el que será su primer cómic Ahora, quiero ser tu perro, que ella define como “la historia de dos idiotas en una tienda de discos. Son historias en las que se mezcla un poco de realidad y ficción, ya que ocurren en un mundo en el que los humanos convivimos con ratas, perros y demás animales del mismo tamaño que nosotros. Todo bastante influido por la peli Alta Fidelidad”.

Respecto al futuro, las ambiciones de Sarai son limitadas, “poder pagarme un alquiler estaría muy bien. Me encantaría ir a festivales, hacer más encargos… Pero si en algún momento me canso pues acabará y ya está. Esto es un proyecto que arranqué para relajarme. Por ahora me gusta, pero si en algún momento la cosa cambia pues chao. Lo que sí que me hace mucha ilusión es terminar el cómic”, concluye.

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