Ninja Thyberg: «‘Pleasure’ no es solo sobre industria del porno, sino sobre un mundo dominado por hombres»
Con su primera película, ‘Pleasure’, la directora sueca se atreve a adentrarse en el porno. Su reflexión sobre sexo y poder ya le ha abierto las puertas de Hollywood: dirigirá la nueva versión de ‘Las brujas de Eastwick’.
“¿Qué necesito para ser una estrella del porno?”, pregunta Bella Cherry, la protagonista de la película Pleasure, que acaba de llegar a los cines, con una curiosidad llena de ambición. “Para empezar, que te guste, sentirte cómoda”, le contestan. Para seguir, como le explicarán más adelante, hace falta ser capaz de “hacer todo, todo”. Y ese todo, incluye muchas cosas, tamaños, gente, objetos… Pleasure es el primer largometraje de la directora sueca Ninja Thyberg, una incursión, a ratos muy realista, en la industria del porno de Los Ángeles. En 2013, Thyberg ya firmó un corto con ese título y misma temática con el que ganó un premio en el Festival de Cannes. Su largometraje, seleccionado para 2020 de nuevo en el certamen francés, sufrió la demora pandémica, pero lleva un 2021 de éxitos que arrancó en el pasado Sundance y ha abierto una conversación tabú. “Empecé a interesarme por el porno llena de prejuicios”, admite la directora. “Escribí el primer ensayo sobre el tema para mis clases de Estudios de género porque ya desde adolescente me interesaban los roles de género, cómo la sexualidad afecta a nuestra identidad y las dinámicas entre poder y sexualidad. Supongo que era natural para mí que mi primera película girara en torno a esta industria”, dice Ninja, que se llama Ninja de verdad, porque su madre era “una hippy que creyó haber inventado la palabra”. Luego “llegaron las Tortugas Ninja y se arrepintió, pero mis compañeros pensaron que era muy cool”, sonríe.
Thyberg vio y leyó todo sobre porno, pero tras su corto, en 2014, se dio cuenta de que si “quería mostrar a las personas reales detrás de los estereotipos no podía hacerlo desde casa”. Ese año viajó por primera vez a Los Ángeles y empezó a tejer una red de confianza en una industria no siempre abierta a externos por el miedo a que iluminen sus sombras. “Me costó conocer bien este mundo. Hay matices. Muchas de las cosas que creemos que pasan, pasan. Hay oscuridad, pero también luz. Todo tipo de gente. Mucha diversidad. Puede ser liberador, pero también opresor. Hay abuso, pero también lo contrario”, resume.
A partir de sus temporadas allí construyó el personaje de Bella Cherry (interpretada por la debutante Sofia Kappel), una mujer que quiere ser estrella del porno por placer, porque le gusta. Una mujer que no pide empatía, comprensión ni pena al público. Femenino o masculino. “No estamos acostumbrados a ver antiheroínas en películas, pero si piensas en personajes masculinos es cada vez más habitual que, cuanto más antipático sea el papel, más nos guste. Viene con esta idea de que las mujeres tenemos que ser siempre santas”, contesta. Por eso se niega a hablar del pasado de Bella. “Es lo que todo el mundo haría: pensar si habrá sufrido abuso, qué problema tiene para acabar allí —continúa—. Y ese es el problema. Quería hacer esta película no solo como un reflejo de la industria del porno, sino también como una alegoría sobre lo que significa ser mujer en un mundo dominado por hombres. Lo que le pasa a Bella, no es una cuestión individual, es un problema estructural”.
La propia Thyberg lo sufrió en sus comienzos. Empezó a estudiar cine cuando vio que faltaba representación positiva femenina. Pero al empezar pensó ser montadora, atrecista… “Ni se me pasaba por la cabeza ser directora, porque pensaba que para serlo tenías que ser hombre y un genio”, dice ahora con la certeza de ser una directora que, además, ya va a dar el salto a Hollywood con el remake de Las brujas de Eastwick. Con Pleasure, Thyberg ha llegado a sentirse parte de la comunidad del cine erótico de Los Ángeles. Junto a la actriz debutante aparecen estrellas reales del porno como Evelyn Sinclair, Ryan McLane o el capo Mark Spiegler. “En general, les ha gustado. Pero para algunos de los hombres en puestos de poder quizá haya sido un shock. Mientras que las mujeres están felices de que, por fin, se cuente su historia”, relata. “Sigue siendo una industria dominada por hombres que está alimentada por esta constante comercialización de la sexualidad que a la vez oculta el sexo explícito. No es que la gente esté cachonda, es que el bombardeo es constante. Si pudiéramos desprendernos del tabú sobre el sexo y mostrar más sexo sano explícito, creo que la gente no vería tanto porno como ve hoy”.
Para eso, añade, también hace falta continuar el cambio iniciado dentro del porno. “La mayoría está hecho desde la perspectiva masculina y no respeta a las mujeres, las cosifica… Pero esto está cambiando”, dice y asegura que el patrón de consumo, especialmente tras la covid, ha cambiado. “OnlyFans está permitiendo que las mujeres controlen el contenido y lo vendan directamente, el MeToo también ha permitido denunciar a muchos abusadores. Hay compañías, hay directoras como Erika Lust… Cuando haya más cine centrado en el placer de las mujeres, quizá recomendemos hasta orgullosas una película porno”.
Dirigir con una voz propia
Otras directoras a seguir que, como Thyberg, están explorando nuevas historias con un sello muy personal:
Julia Ducournau. Con su segundo filme, Titane, es la primera mujer en ganar la Palma de Oro en Cannes en solitario. Habla de identidad, poder o masculinidad tóxica.
Ana Lily Amirpour. Otro ejemplo de cómo usar el género y hablar de la realidad femenina en títulos como Una chica vuelve a casa de noche. Su último filme, Mona Lisa and the Blood Moon, inauguró Sitges.
Dea Kulumbegashvili. La directora georgiana ganó la Concha de Oro en San Sebastián 2020 con su ópera prima, Beginning. Y este año fue presidenta del jurado del festival.
Anna Biller. En su segundo largo, The Love Witch, insistió en reinterpretar la idea de bruja desde la perspectiva feminista con humor y una estética particular.
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